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HERA

Todo esto era hermoso, Aiden abrazaba a su madre con mucha fuerza. Tenía miedo de soltarla y perderla, conocía el dolor de Aiden, esta última semana me había familiarizado bastante con su dolor. Saber que su madre estaba viva eso lo hacia sentirse vivo de nuevo.

A mi me hacía feliz verlo así.

—¿Cuánto tiempo? — Le pregunte a mi padre en susurros.

—Un año y medio, tenía que encontrar primero al chico, también tenía que protegerla. — Le sonreí.

—Eres el mejor padre. — Lo abracé rápidamente.

Aiden se separó de su madre para limpiarse las lágrimas y asegurarse de que de verdad era ella y de que no estaba soñando. Después se dio la vuelta y nos miró a mi y a mi padre.

—Muchas gracias. — Le dijo a mi padre y esta sonrió. — Pero no lo entiendo. — Se giró a ver a su madre.

—Nunca me llegaron a matar de verdad, solo me rozaron con la bala, después me secuestraron y más tarde el padre de Hera me encontró y me ayudó a salir de ahí. — Dijo su madre con una dulce voz.

—¿Y no se te ocurrió venir a verme antes? — La voz de Aiden había salido rota.

—Cariño, no podía ponerte en peligro, no sabiendo que los asesinos seguían afuera. Vine ahora, cuando podía asegurarme de que nadie nos encontraría.

—Pero hay que separarnos. — Aiden lo había deducido por la voz de su madre.

Esto no iba a ser algo diario. Mi padre le había mostrado que su madre seguía viva, pero eso no quería decir que podían estar juntos, no por ahora.

Primero había que buscar a los rusos y acabar con ellos, si Aiden se queda aquí puede levantar sospechas y eso puede llegar a la deducción de que ha encontrado a su madre.

—Yo no quiero separarme de ti. — Dijo Aiden.

—Cariño lo se, se que no quieres, yo tampoco quiero, te acabo de recuperar, pero no quiero ponernos en peligro, no ahora. — Le respondió ella con total sinceridad.

Aiden la volvió a abrazar una vez más, pronto debían decirse adiós hasta la próxima vez que se fueran a ver.

—¿Y papá? — Su madre se separó un poco para mirarlo a la cara y negar.

—Lo siento cariño, no ha sobrevivido.

Él asintió y volvió a abrazarla.

Aiden volvió a sollozar en sus brazos y a mi se me partió el corazón por tercera vez en el día. Aiden sufría por su madre, saber que estaba viva lo hacía feliz y a la vez triste. Triste porque de haberlo sabido antes de seguro la hubiera rescatado antes. Por otra parte saber que su padre no lo había conseguido era como perderlo por segunda vez.

Tenía ganas de abrazarlo y decirle que todo saldrá bien.

Eso es lo que hice.

Cuando el coche de mi padre nos dejó en el mismo lugar que antes lo abracé con todas mis fuerzas y él me correspondió al abrazo.

—Te quiero Aiden.

Esas palabras habían salido de por sí solas, cuando me di cuenta ya era tarde, pero no me arrepentía de haberlas dicho, mi corazón y cabeza sabían que era lo correcto. Que yo a su lado era lo correcto y que nuestro futuro era lo más correcto.

—Repite eso. — Me dijo separándose de mi para mirarme fijamente a los ojos.

—Te quiero Aiden.

Dragon © Where stories live. Discover now