020

4.4K 217 14
                                    

HERA

—Callate o mi madre te escuchará. — Él río y yo sonreí tapándole la boca. — Es en serio.

—No se enterará está cocinando con esa música a todo volumen. — Yo negué con la cabeza divertida.

—Aiden mi madre no es tonta, sabe que somos unos problematicos. — Él río.

—Tú me has hecho ser así. — Él me miró con sus dulces ojos inocentes.

—Te dije que cogieras un caramelo no que robases una caja entera. — Él suspiró y yo rodé los ojos. — Si hubieras hecho lo que te dije el señor Craig no se hubiera chivado.

—No es mi culpa que entrara en pánico. — Lo había ofendido.

—Niños ¿qué susurrais? — Los dos pegamos un salto por el susto que mi padre nos acaba de dar.

—Nada. — Soltamos a la vez y él río.

De repente todo se volvió negro, escuché un golpe, más bien sentí que me habían dado un golpe, de repente vi sangre y vi un cuerpo inmóvil en el suelo, ahora que lo observaba mejor era yo, ese cuerpo pequeño era mi cuerpo. Escuché como un chico pequeño gritaba mi nombre asustado. De repente me desperté de golpe gritando.

—Hera cálmate. — Escuché la voz de Dragon. — Fue una pesadilla. — Este me estaba abrazando. — Ya ha pasado tranquila, estoy aquí.

—Habia un chico pequeño y yo estaba con él, estábamos discutiendo un plan, no sé qué exactamente, solo sé que mi padre llegó y lo siguiente que vi era yo en el suelo y a mi al rededor solo sangre. — Este me miró algo preocupado.

—¿Estas segura de que viste eso?— Yo asentí.

—Si, ¿por qué?

—No, por nada, simplemente me ha sorprendido. — Lo miré y asentí.

—Se sentía muy real, como si de verdad hubiera pasado. — Este tembló por un segundo.

—Muchas veces los sueños nos pueden parecer muy reales.

Yo simplemente asentí sin saber que decirle, que contestarle, pues él no estaba ahí y no podía sentir lo que yo había sentido así que solo me acerque más a él acurrucandome en sus brazos.

—Hera, ¿quién es Aiden? — Me preguntó como si en verdad la respuesta fuera obvia, o eso me parecía a mí.

—No lo sé, creo que el niño pequeño de mi sueño, simplemente se que lo llame así, ¿cómo sabes eso?

—No dejabas de decir su nombre y luego empezaste a gritarlo. — Yo asentí comprendiendo la situación.

—Dragon, tengo hambre. — Él me sonrió.

—Lo suponía, creo que quedan cereales. — Yo negué con la cabeza mientras reía.

—Que vida más sana lleváis. —  Él me guiñó un ojo bajando de la cama.

—Somos chicos sanos. — Reí negándolo.

—No, no lo sois, prepararé algo más saludable ve y dúchate. — Él levantó las cejas en modo de sorpresa.

—¿Me estás diciendo que voy a poder probar tu comida? — Yo asentí sonriendo. — Vaya Hera, es todo un honor. — Me besó suavemente.

Después de unos cuantos besos más conseguí mandarlo a la ducha y yo me fui a la cocina a buscar algún ingrediente saludable, lo único que encontré fue unos huevos, bacon y queso.

Malditos tontos, tienen más cerveza que agua. Comencé a cocinar y al terminar coloqué los dos platos en la mesa y justo entra un mojado Dragon a la cocina-salon con una de las más hermosas sonrisas. Llevaba unos pantalones de chándal sin camiseta alguna con el pelo mojado. Se veía muy sexy. Su cuerpo brillaba por las gotas.

—Si sigues mirándome así sí que voy a hacerte mía sobre esa mesa. — Dios, sabía cómo ponerme de lo más nerviosa.

Se acercó a mí y me atrajo a él mientras me besaba. Al sentir su entrepierna recordé lo de la noche anterior y de repente me puse tímida. No sé qué me pasó, me volví completamente fuera de lugar, podría jurar que era como Gina cuando estaba en celo. Yo no era así, vale, si que tenía mis momentos, pero no tan así. Dragon me volvía de otra manera.

—Lo siento. — Dije separándome un poco de él.

—¿Por qué? — Me Preguntó confundido.

—Por lo de anoche, no era yo, creo que me pasé. — Obtuve su risa.

—Hera por dios, ¿te acabas de disculpar por haberte excitado y querer follar salvajemente conmigo? — Me había puesto roja.

—No hacia falta que usarás ese término. — Él volvió a reír.

—En mi vida había escuchado a una chica disculparse por algo así, realmente eres especial Hera Hess. — Rodé los ojos.

—Sera mejor que comamos. — Él no se opuso, simplemente se sentó a la mesa y empezamos a comer.

Después de terminar nuestro desayuno entre risas decidimos volver al ordenador y a los últimos tres archivos que quedan por abrir. Estos tres no se abrían y había intentado todo, simplemente no se podían abrir.

—Esto me llevará días en abrir, no puedo hacerlo en 24 horas. — Dragon negó.

—Tengo que llevarle esto mañana o te matará. — Suspiré.

—Dragon alguien ha encriptado estos archivos de la forma más difícil del planeta, por no decir que en mi vida había visto algo así.

—¿Puedes copiar los archivos al ordenador? — No había pensado en eso.

—Todos. — Me puse manos a la obra y lo conseguí pasar todo de forma correcta. — ¿Tu tío no se enterará?

—No, confía demasiado en que tú no significas tanto para mí como para que yo revise la mercancía. — Yo asentí.

—Entonces tenemos que volver a montarlo todo como si no supieramos que ahí había algo. — Dije señalando el collar.

—De eso me encargo yo. — Me guiñó un ojo y yo sonreí.

Mientras él arreglaba el collar para colocar la tarjeta yo volví a pensar en todo lo de ayer y en lo de que Dragon hoy me iba a contar todo sobre su extraño comportamiento conmigo. Este era un buen momento para ello así que simplemente me lancé a ello.

—Dragon, quiero que me lo cuentes ahora. — Este dejó de reparar el collar para mirarme a mi.

—¿Estas segura de que no quieres esperar un poco más?

—No, quiero saber ahora lo que me tienes que decir. — El asintió.

—Antes que nada tienes que confiar  completamente en lo que te voy a contar y me lo tienes que prometer.— Yo Asentí algo insegura, pero al ver que no creía lo que decía se lo dije.

—Si, te lo prometo. — Ahora el asintio.

—Hera soy Aiden.

Dragon © Место, где живут истории. Откройте их для себя