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DRAGON

—Louis, ¿donde está? — Pregunté enfadado.

—En la primera habitación de arriba. — Me respondió y salí corriendo hacia allí.

No era la primera vez que me hacía esto. Todo iba bien, no lo veía por dos semanas y de repente una llamada diciendo que quería verme lo arruina todo.

Puto Stone.

Puto Louis.

Puto Nick.

Esta mañana me había robado media pizza de mi mano y seguía con hambre. El idiota me había arruinado el desayuno. Luego Stone lo había hecho con el día entero.

Abrí la puerta de golpe, sin importarme si la rompía o no.

—¿Qué quieres? — Le grité.

—¿Qué que quiero? Dragon, llevas dos semanas sin venir por aquí, ¿a caso pensabas que tu trabajo terminaba ahí?

—¿De qué hablas?

No iba a jugar otra vez, no quería seguir poniendo a Hera en peligro, no otra vez.

—No se cuanto conseguiste ver del pen, pero si has llegado a ver algo de lo que no te conviene matare a tu preciosa Hera Hess. — Mi vista comenzó a nublarse debido a la ira.

—No lo harás, yo te mataré antes de que puedas parpadear o correr.

—¿Matarme?¿Tú a mi? — Se río como si le fuera la vida en ello. — Inténtalo, intenta matarme. — Me puso un arma encima del escritorio. — Venga, coge la pistola y mátame.

Lo miré sin decir nada, junto a una expresión neutral. Mis ojos fueron al arma.

Una voz en mi cabeza me decía que matara a este hijo de puta, que le sacara la lengua de cuajo, pero por otro lado estaban las voces de mi madre y Hera. Las que me decían que debía ser buena persona, no dejarme llevar por ataques de ira. Matar no estaba bien.

—Lo sabía, no tienes cojones para hacerlo. — Se río y quitó el arma de mi vista. — Hoy tienes un encargo a las 9 en la avenida de rocket, dos gramos, ni uno menos ni uno más. Sin retrasos.

Lo miré con la intención de negarme a sus trabajos de mierda. Estaba harto de él, estaba harto de hacerle caso, estaba harto de todo.

—Recuerda que si no haces lo que yo te diga, tu preciosa Hera acaba muerta. — Cerré mis puños para controlarme y no arrancarle la cabeza. — Ahora márchate, falta poco para las 9.

Salí como un tornado.

Lo odiaba muchísimo.

Desde que vi esos vídeos mi odio hacia él se había intensificado y se que no debía de decir nada que a él no le gustara o hacer lo contrario de lo que él me decía. No ahora, no cuando había descubierto que mi madre estaba viva y de que había recuperado a Hera. No podía perder nada de esto ahora.

Iba a hacer su mierda de encargo, iba a aguantar un poco más, solo hasta que esto acabe.

Subí a la moto y prendí mi camino hacia la casa de Nick. Ahí era donde guardaba la coca de mierda de Stone.

Cuando llegue me encontré con Nick viendo la cenicienta y llorando.

¿Qué mierda?

—Oh tío, ya estás aquí. — Se limpio las lágrimas y cambio rápidamente de canal.

—¿Estabas llorando?¿Con la cenicienta? — Mis labios se curvaron formando una sonrisa.

—No tío, estás loco. — Nick comenzó a entrar en pánico.

Dragon © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora