017

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DRAGON

—Te odio mucho. — Solo sonreí.

—Eso ya lo has dicho. — La miré de reojo.

— Ojalá te atropellen. — Volví a sonreír.

—Eso también lo has dicho.

—Maldigo el día en el que te conocí.

—Eso ya es algo nuevo, me gusta que amplies tu vocabulario. — Recibí un puñetazo en mi muslo de su parte. — Princesa, sabes que me pones cuando estás enfadada y más cuando me pegas, así que deja de hacerlo o no podré controlarme.

—¿Me estás amenazando? — Reí por lo bajo.

—No lo es si la otra persona lo disfruta. — Sabía que se había puesto roja, aunque no podía quitar mis ojos de la carretera, sabía que estaba roja.

—Jamas. — Su voz era temblorosa y engañosa.

No comenté nada más, solo me dediqué a conducir y a pensar en el beso de antes. Sé que le ha gustado, se que quiere repetirlo y se que eso está mal, pero hace horas que tire todas esas promesas por la borda. Exactamente desde la otra noche, cuando le dije a Nick que me iba a verla. Os estaréis preguntando lo que pasó esa noche.

Si, llegué a su casa, más bien llegue a estar en frente de su piso y mirar hacia su balcón, estaba despierta y estaba dando vueltas sin parar por la habitación.

Fue ahí cuando me dije a mi mismo que no me iría, esta vez no me alejaría y cuando estuviera preparado le contaría todo. Toda nuestra historia y si no se lo cree le enseñaré fotos y si tampoco se lo cree la llevaré a un piscologo o a lo que sea para recuperar su puta memoria.

Quiero entrar en su vida y quiero protegerla.

Me dado cuenta de que yéndome no estaría bien, jamás la protegería, es más, estaría en más peligro todavía. Anoche me lo demostraron de la peor manera.

Stone mandó a tres hombres a vigilarla, cuando los pillé me cabree tanto que les metí la paliza de su vida, después fui a hablar con Stone y me dio 48 putas horas para coger ese puto collar y dárselo. Así que ahora tenía 48 horas para pedirle amablemente a Hera que me lo diera. Me sacó de mis pensamientos al verla rebuscando en mi guantera.

—¿Qué buscas? — La vi intentando buscar algo a oscuras.

—Esto. — Sacó su bolso de esa noche, el cual se olvidó aquí. — Sabía que me dejaba algo aquí.

—Siempre has sido tan despistada. — Me golpeé mentalmente al darme cuenta de que lo dije en voz alta.

—¿Siempre? No me conoces.

Oh Hera, te conozco más de lo que piensas.

—Si, si lo hago, eres la niña de papá. — Está vez me golpeó con su bolso. — Sigue y verás.

—Te o...

—Te odio tanto. — Imité su voz y está estaba a punto de pegarme de nuevo, pero cambio de idea y se relajó.

—¿A dónde vamos? — Dijo dándose cuenta de que no íbamos a su casa. — Llévame a casa.

—Como si ese fuera el lugar más seguro, vamos a casa de Nick. — No podía llevarla a mi casa, pues sabía que era el primer lugar donde buscarían.

—Kayce está en casa, necesito sacarla de ahí. — Negué con la cabeza.

—Ya he ido, está con su novia. — Al parecer está se relajó, o lo intentó. — Llámala si quieres. — Hablé tarde, alguien la estaba llamando ya.

Dragon © Where stories live. Discover now