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HERA

El beso empezó completamente salvaje, como si ninguno de los dos pudiéramos aguantarnos más.

Y es que no podíamos.

En cuanto lo vi por la ventana hace dos horas atrás mi cuerpo no podía resistirse más. Quedé deleitada ante él, con esa camisa negra, esa chaqueta de cuero y esos jeans negros ajustados, era peligroso y a mi me atraía lo peligroso.

Me atraía Aiden, su personalidad me atraía, él me atraía, todo su mundo lo hacía.

Aiden vio que no tenía intención de detenerlo así que me permitió enrollar mis piernas en su cintura. Nos llevó a los dos a una de las mesas del salón y me hizo sentarme ahí mientras él se colocaba entre mis piernas. Separó sus labios de los míos, dejándome con un vacío.

—Quiero que me digas que estás completamente segura de lo que pasará a continuación. — Rodé los ojos.

—Maldita seas, si que lo estoy Aiden. — Lo atraje más hacia mi por su cinturón. — Quiero que me lo hagas, ahora mismo.

—Dios mío...

Sus labios volvieron a los míos, mientras sus manos acariciaban mis muslos. En un momento dado, sus manos se metieron bajo mi falda, llegando a mis muslos internos. Solté un suspiro. Sus caricias me estaban volviendo un completo desastre.

Él no perdió mucho tiempo en cuanto vio la manera en la que me afectaba, llevo su mano justo ahí, justo en mi parte íntima y comenzó a acariciarla por encima de la fina tela de las braguitas negras. De repente sentí un dedo deslizarse adentro y no pude contener mi gemido.

—Húmeda... muy húmeda... — Sus palabras salieron con deseo.

Me di cuenta de que tenía mis ojos cerrados mientras él metía el dedo en mi parte intima.

Los abrí encontrándome con sus ojos negros, sus labios estaban rojos y hinchados, no pude evitar lamer los míos y morderlos cuando sentí otro dedo introducirse en mi. Quería morder mi labio para no gemir de nuevo, pero Aiden me impidió que lo hiciera.

—No lo hagas, déjame escucharte gemir, déjame escucharlo. — Asentí y me concentré en sus caricias. — Y mírame a los ojos.

Otro dedo fue introducido en mi y yo sentí que iba a desmayarme ante la sensación.

Me sujete de los hombros de Aiden, acercándome incluso más a él. Un gemido volvió a deslizarse de mi boca.

Aiden aceleró sus movimientos, llevándome al borde.

Un gemido más.

Aiden junta sus labios con los míos y yo no puedo evitar morder su labio inferior al sentir como sus dedos profundizaban más, tocando mi punto.

—Aiden...

Y ese último gemido deja saber que me había venido. Él había tocado mi punto fuerte. Se había sentido muy bien, no tenía palabras para describirlo, pero había visto el mundo como nunca antes lo había hecho, en cuestión de segundos.

Él me miró con una sonrisa y sacó sus dedos de mi interior llevándoselos a la boca y chupandolos. En ningún momento dejó de mirar mis ojos.

—Estas deliciosa. — Murmuró con voz ronca. — Quiero estar dentro de ti.

Y esas palabras volvieron a humedecerme completamente. Aiden me había vuelto loca en menos de media hora, en el muy buen sentido.

Volvió a besarme mientras me atraía hacia él por mi cintura, esta vez mi entrepierna se pegó completamente a su dureza y eso me hizo humedecerme aún más.

Dragon © Where stories live. Discover now