029

4K 188 40
                                    

DRAGON

Me despierto con Hera en mis brazos y juro que por primera vez en mucho tiempo me siento bien, me siento completo y feliz. Tengo a la chica que amo entre mis brazos y no podría sentirme mejor.

La observó un buen rato cuando por fin abre sus pequeños y preciosos ojos y me mira con una gran sonrisa.

—Buenos días princesa. — Le susurró y ella sonríe más todavía.

—Buenos días. — Besé sus labios.

—¿Cómo has dormido? — Le dije acariciando su espalda.

—Bien, muy bien. — Ella se sonrojó lo que me causó reír.

—Me alegro de que hayas dormido bien. — Ella golpeó mi pecho y escondió su cara en mi cuello. — Oh venga ya, estuviste genial.

—Aiden, cállate. — Golpeó mi hombro riéndose.

La observé por dos segundos y después cogí su cintura mientras me colocaba rápidamente encima suya.

La besé.

Besé sus labios lamiendo uno de ellos mientras introducía mi lengua en su boca.

—Podríamos repetir. — Susurré contra sus labios.

Ella se estremeció cuando mis manos bajaron para acariciar sus muslos.

No me podría cansar de ella jamás, era tan perfecta y tan irresistible. Adoraba a esta chica.

Me encargaré de que Stone no la toqué nunca, de que no le pase nada de nada, la protegeré con mi vida. No puedo ni si quiera pensar en que le puede pasar algo, en que puede llegar a morir, no podría permitirme algo así.

Mi móvil comenzó a sonar y solo deseaba que no fuera el maldito de Stone. Me separé de Hera alcanzando el móvil.

—¿Quien es? — Respondí sin pocas ganas.

—Aiden, soy yo, tu madre. — Salté de la cama incorporándome.

—¿Mamá?¿Qué pasa?¿Estas bien?

—Si, estoy muy bien, relájate. — Suspiré. — Pero debemos de hablar, habrá un coche esperándoos en media hora. Es importante.

—Mamá, ¿estás en peligro?

—No cariño, solo hay que hablar. — Sabía que no era del todo cierto, pero no dije más.

Tenía otra pregunta en mente.

—Mamá, ¿cómo sabes que estoy con Hera? — Ella rió en la otra parte de la línea.

—No soy idiota. — Y colgó.

Mi madre me había colgado después de decirme que sabía que había dormido con Hera. No sabía como reaccionar ante ello.

Le expliqué a Hera lo que sucedía y los dos comenzamos a vestirnos, si mi madre decía que era importante es que lo era.

El coche no tardó mucho en llegar, aunque si se había retrasado de los treinta minutos que mi madre nos había prometido, los dos nos subimos sin decir mucho.

La mitad del camino me la pasé pensando en todo lo que había sucedido estas dos ultimas semanas. Mi madre había vuelto, había recuperado a la chica de mis sueños, pero algo me decía que algo peor me espera. Que mi vida no iba a ser alegre, no por ahora. Aún faltaba algo y el golpe estaba a punto de llegar.

Mi madre no me hubiera llamado de la nada reportándome que me necesita, no me hubiera dicho esto a las 9 de la mañana a no ser que pasase algo.

Miré a Hera, la cual estaba mirando por la ventana.

Dragon © Where stories live. Discover now