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HERA

Kayce y Steve tuvieron la gran idea de salir a una carrera de motos y de arrastrarme a ella.

No quería ir, quería quedarme en mi cama y ver TVD, necesitaba volver a ver mi serie favorita y llorar, no sé porque, pero realmente quería llorar. Habían pasado dos días desde que salvé la vida de Dragon y también dos días desde que mi corazón se aceleró por dos mini segundos.

Lo que no os he contado es que después de que él se durmiera yo me quedé dos horas más.

No sé porque lo hice, creo que me perdí en sus ojos y en su todo.

Cuando dormía era otra persona, su respiración era calmada y su cara era la de un ángel, cuando estaba despierta parecía un dragón que escupía fuego siempre que podía, verlo así fue descubrir otro mundo. Veía paz en su cara, veía que era un ser inofensivo que buscaba solo un poco de atención.

Lo estuve observando por un tiempo más y me di cuenta de que tenía más tatuajes. En el brazo derecho tenía una palabra "Freedom", más abajo, justo en las muñecas, tenía una corona con una pequeña letra "H".

En el brazo izquierdo había un dibujo de un pájaro, un pájaro rosa con el pico dorado. Esos pájaros eran difíciles de encontrar y curiosamente esos eran mis pájaros favoritos.

En su clavícula tenía un diamante y debajo del diamante una frase 'Let's not die' y por último justo debajo de sus axilas, en un sitio algo imposible de ver, a no ser que su mano este extendida, había un nombre, 'Hera'.

Mi cabeza no dejaba de pensar en eso, en que mi nombre estaba tatuado en su piel, en que ya no podía ser una coincidencia, en que las iniciales de su espalda eran de mi nombre, en que probablemente este obsesionado conmigo o algo así.

Luego pensé en que puede que otra chica tenga el mismo nombre que yo, aunque era algo imposible. Mi nombre no era tan común.

Esa noche, al volver a mi casa, no podía dormir, sólo pensaba en él y me odiaba por pensar en un chico que odiaba. Lo gracioso es que ya ni sabía porque lo odiaba, sabía que no era por lo que me dijo esa noche, ese enfado ya se me había pasado meses atrás. Por eso ya no sabía porque lo odiaba. Tampoco quería enamorarme de él, ni su mundo ni él eran buenos para mí.

Esa noche, al dormir volví a soñar con el niño y la niña, pero esta vez vi una escena, la chica se había caído por las escaleras y había golpeado su cabeza cosa que provocó que saliera sangre. Sentí esa escena como si fuera yo misma esa chica. Ya llevaba dos noches soñando eso y no entendía porque.

La verdad es que no entendía nada desde la noche en la que dejé que él durmiera en mi casa, es como si hubiera dejado que el demonio entrará en mi casa y en mi mente.

Bueno, pensándolo mejor, lo hice, Dragon es el demonio en si. No entendía porque había aceptado ir a esta estúpida carrera cuando Kayce me había dicho que él iba, ni si quiera me gustan las motos o las carreras, mucho menos Dragon.

No entendía ni a mí cabeza ni a mi corazón, pero ya era tarde para volver debido a que ya me encontraba en la maldita carrera.

Stella me había presentado algunos amigos suyos que eran bastantes graciosos y gracias a ellos me pude olvidar de él por un segundo.

Aunque ese segundo no duró mucho porque cuando me di la vuelta, ahí estaba él, mirándome como si yo fuera una obra a la que admirar.

Su sonrisa era la más grande que había visto jamás y eso que había visto millones de chicos sonriendome, pero la suya era única y por eso, cuando dejó de sonreír, sentí algo de lástima y me quise golpear por ese sentimiento. Quería huir y esconderme cuando vi que se acercaba hacia mi a pasos medianamente rápidos.

Dragon © Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu