Capítulo 16

11.8K 772 239
                                    

10 Años atrás

Rick se encontraba viendo el gimnasio desde los ventanales de la oficina del segundo piso. Volteo la mirada al sentir la presencia de alguien a su lado.

-¿Qué opinas?- dijo Natasha recargando su cuerpo en la orilla de la ventana.

-¿Es acaso una broma?, es una niña- dijo observando a lo lejos a la pequeña niña que se encontraba con sus brazos extendidos sosteniendo unas tablas. A lado de ella se encontraba un hombre a su lado con una vara corregía su postura o si esta dejaba caer un poco los brazos le dejaba caer un golpe haciendo que esta las volviera a levantar.- te dije que consiguieras a un chico. Esa escuinclano nos va a servir de nada.

-Ya hemos intentado con muchachos y no te han durado- Rick sonrió al recordarlos.

-Si ellos no pudieron. ¿Qué te hace creer que esa niña lo soportara?

-Esa niña ya estaba doblegada por su tío- sonrió Natasha- El idiota la tenía sumisa, es buena obedeciendo. Tiene aquí ya casi un año y a pesar del entrenamiento que ha recibido sigue de pie.- Sonrió Natasha con satisfacción.

-Eso no es una mierda de entrenamiento. Si estuviera conmigo no duraría ni dos días- dijo con burla.

-Es por eso que esta vez hare las cosas diferente- dijo Natasha cruzando sus brazos- Tomara clases de cualquier tipo de defensa, artes marciales y todo eso- dijo Natasha moviendo su mano dándole poca importancia- cuando creas que ya puedes manejarla pasara a tus manos- Rick por primera vez sonrió- además creo que si lo intentamos a su corta edad su cuerpo se acostumbrara.

-Has lo que tengas que hacer con ella.- dijo Rick dándose la vuelta- como dices cuando lo crea conveniente será mi turno- sonrió con malicia saliendo de esa oficina.

Actualidad

Londres, Inglaterra.

Rick se encontraba en la oficina bebiendo. Odiaba no tener el control, odiaba a esa estúpida chica que se había escapado bajo su guardia.

Tomo la botella estrellándola contra la pared. Cerró sus manos en un puño golpeando el escritorio.

-Espero no te cruces por mi camino porque el día que te encuentre te doblegare como a un perro y solo me obedecerás a mí. Tú eres mi arma, mi creación. Estúpida bestia.

Miami, Florida.

El despertador no dejaba de sonar. Era domingo y Camila había olvidado desactivar la alarma.

Intento alcanzar su teléfono con la mano pero al tomarlo no se había dado cuenta que estaba en la orilla de esta lo que la hizo caer directo al suelo. Giro su cuerpo hasta quedar boca a arriba aun desorientada por el sueño. Empezó a quejarse y a reírse de ella misma mientras se incorporaba sobando la parte baja de su espalda y dejando nuevamente el celular en la mesilla de noche.

Se volvió a subir sentándose en la orilla, se estiro y rasco sus ojos quitándose la pereza. Al voltear a su lado vio que Lauren estaba extendida boca arriba por toda la cama.

Sonrió.

Tal vez ya era hora de decirle a su papá que cambiara la cama por una más grande. Se recogió el cabello de forma desordenada y Gateó por ella hasta quedar frente al rostro de la chica.

Ella es hermosa. Su respiración era pausada. Camila extendió su mano retirando el pelo rebelde de su rostro evitando que ella se despertara, roso las yemas con delicadeza por su mejilla. Sin darse cuenta ya se encontraba a centímetros de su rostro sintiendo la necesidad de volver a probar sus labios como hace unos días. Suspiro sobre ellos alejando su rostro antes de que lo hiciera sin el consentimiento de la chica.

La Bestia (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora