Capítulo 28 - "Encuentros y verdades"

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"Al único cielo al que seré enviado será cuando esté a solas contigo"


- ¿Esto está mal?

-No – respondió.

- ¿Y si terminamos expulsados? – volví a preguntar.

Se encogió de hombros – no lo harán.

¿Por qué no lo harían? Dos adolescentes hormonales salen de la escuela sin ningún permiso, no traería buenos resultados. Decidí, en lo más profundo de mí, tal vez, en que no debería razonar eso tanto. Ya, Nate y yo nos habían escapado de la escuela y no sabríamos el día después que consecuencias eso traería.

Voy a dejar de pensar tanto.

Mi conciencia tenía razón ¡Tenía que dejar de pensar tanto!

Lo que fue, fue, y no hay marcha atrás.

- ¿A dónde vamos? – pregunté.

- ¿Si te digo seguirás preguntando? – me contraatacó Nate.

Levanté una ceja - ¿Harías lo que te pido? – le pregunté. Nate me miró con una casi sonrisa porque había vuelto a preguntar (Eso pensé), luego la ocultó. Entonces entendí - ¡Oh, maldito pervertido!

Lo miré, pero él no a mí porque estaba manejando, claramente. Su mirada iba directo a la carretera donde había miles de carros que parecían ir al mismo lugar de nosotros. su posición me daba la facilidad de ver su perfil, de nuevo: su nariz recta y respingada sin ninguna marca de espinillas o algún tipo de imperfección, al igual que su frente ¿Cómo mierda era eso posible? ¿Se compraba? ¿Se comía? ... o simplemente la genética estaba de su lado. Sus ojos enmarcados en unas largas pestañas oscuras, era chistoso, su cabello castaño claro y sus pestañas y cejas negras. Eso le daba una vibra mas ruda, más intimidante.

Me preguntaba si siempre fue así. No, no en el modo de intimides o su nivel de rudeza. Era en su belleza. No me juzguen por mi curiosidad, pero ¡Vamos! Al menos yo, había cambiado radicalmente desde mi adolescencia. Mi cabello se había oscurecido un poco -más de lo que hubiese gustado -, mis rasgos un poco más maduros y, mi estúpida "ternura" cara, ya no era la misma. Siempre odie que me dijeran tierna o linda, ¿Linda? Eso era un tipo de insulto, ¡Por Dios! Lindo un perrito, o un conejo; no una persona. Sin embargo, aprendí un poco de eso y el porque me decían tierna. Mis mejillas, cuando era pequeña, eran un poco regordetas que las de las demás personas. Mi sonrisa siempre presente... hasta que la adolescente me golpeo duro.

Bueno... el caso era que me preguntaba si Nate siempre había sido tan hermoso y guapo.

-No malpensé nada, Becka – dijo – si eso es lo que crees, la pervertida eres tú – rodeé los ojos y miré la ventana – bueno, tal vez si lo malpensé un poco.

Volteé la mirada hacia él, de nuevo - ¿Ves? ¡Lo sabía! Eres fácil de leer, Nathaniel.

Me dio una mirada fugitiva que, si no hubiera estado atenta, no me hubiera dado cuenta. Me fijé en su boca, por instinto. Algo que había leído hacia mucho tiempo, cuando veía toda la tarde Youtube, era que cuando hay alguna atracción entre dos personas, se miraban a la boca; tal vez la gente no se daba cuanta que estaba viendo los ojos o los labios de la otra persona, pero ahora que yo lo sabía, todo tenía sentido.

Sus labios, muy llamativos, por cierto, estaban fruncidos intentando ocultar alguna sonrisa... o solamente tenía un calambre en sus mejillas.

- ¿Lo soy?

- ¿Lo soy? – lo imité haciendo una voz masculina.

Me miró con una mueca de desagrado - ¿Es un sí?

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now