Capítulo 31 - "¿Brownies de reconciliación? Que estúpido"

6.2K 317 66
                                    

*Amo a Ansel Elgort. aiuda.


"He calls me the devil, I make him wanna sin

Everytime I knock,

he can't help but let me in" - Hotter tan hell, Dua Lipa.


Lo primero que hice fue apoyarme contra el borde de la puerta. Siempre hacia eso como una insinuación indiscreta de "No pases". Me crucé de brazos y miré al hombre de ojos verdes.

-No ahora, estoy cocinando Brownies.

Nate se encogió de hombros con sus manos metidas en sus bolsillos.

Decidí darle una repasada, un poco no-notoria. Llevaba su ropa normal. La ropa de Nate era la típica vestimenta de Hijo de mami y papi, tal cuál, unos pantalones tan caros de 150 dólares y una camisa aún más cara que combinaban con sus zapatos de la marca más sobrevalorada de la ciudad. ¿Acaso él lo sabía? ¿Él iba a comprar su ropa o se la traían?

Sus manos metidas en sus bolsillos le daban una apariencia relajada y tranquilo. Su cabello, para mi desgracia, se revolcó debido al viento – dándole un toque demasiado atractivo, ha decir verdad.

Frunció el ceño.

- ¿Brownies? – repitió incrédulo.

Asentí – Brownies de reconciliación.

Un gesto de confusión cruzó su cara; sus rasgos se fruncieron y una pequeña arruga se formó en su frente.

Me acomodé en mi puerta porque mi equilibrio se desestabilizó. Sin ninguna razón aparente, claro.

Nate negó con la cabeza y dio un paso. Me crucé en su camino.

-Déjame pasar.

Crucé mis brazos y lo miré directo a los ojos. Era inevitable comparar la diferencia de alturas. Yo era alta, normal; pero Nate me sobrepasaba por mucho, además, debía añadir que sus pequeños músculos le dan una apariencia sobre encima de la mía.

- ¿Por qué te dejaría pasar? – dije mirándolo.

Me quise dar una cachetada yo misma en ese momento. Esa frase había sonado tan coqueta, era como si yo lo hubiera incentivado a entrar y darme duro contra el muro. Mi tono de voz no ayudo en lo absoluto, fue sumisa, delicada y suave. Odiaba sonar así. Entre amos y sumisos yo sería la ama... vale, eso no sonó tan lindo como en mi mente, pero ese era mi punto.

Yo sería la puta ama.

Me aclaré la garganta y me reacomodé. Sin notarlo antes, Nate estaba mirándome. Movió la cabeza – ni negando, ni asintiendo – fue extraño, parecía un extraterrestre. Yo y mis comparaciones. Eso fue jodidamente sexy y tierno, de todos modos. A veces me provocaba espicharlo como un juguete, y a veces me provocaba agarrarlo de la camisa tan negra, luego...

-Porque tenemos que hablar.

Y luego...

- ¿Sobre qué? – contraataqué.

-Sobre el por que te estas sonrojando – dijo.

Me atragante con mi saliva que ni sabía de donde había salido. Me agarré del cuello tosiendo. ¿Me estaba sonrojando? ¿Kien io? Lo peor de todo era que Nate lo había notado. Mi cara se torno aún más roja al recordar que estaba pensando momentos atrás. ¿Cómo estaba pensando eso? ¡Sobre todo yo! Vale, tal vez esos pensamientos habían estado almacenados desde hacía semanas en mi cabeza.

¿Coincidencia?Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora