Capítulo 55 - "¿Están saliendo?"

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N/A: Iba a actualizar ayer, lunes, pero tuve que salir. Pero aquí está <3 Este es un capítulo un poquito más largo que los normales.


"Entonces me sonrió y supe que me rompería el alma el día que decida irse de mi vida" - Eric Martínez, 96


¿Qué podía llevar al viaje? ¡Dios, siempre odié estar en estas situaciones! Bueno, solo nos íbamos a quedar unos días y era para averiguar sobre el caso... y para la competencia en Chicago. Claramente, según lo que el director nos había dicho antes, nosotros no íbamos a participar, solo a hacer nuestro trabajo. Más valía empacar ropa común ya que, en esta época, el clima de Chicago era muy templado.

Salí del colegio para poder llegar a mi casa y empezar a empacar, iba a ser uno poco más complicado ya que había más gente en mi casa y más preguntas van a caer sobre el viaje. ¿Mi madre sabría? Del viaje sí – porque ella lo pagó – pero sobre la razón real... no, lo creía.

- ¡Becka! – escuché que me llamaban mientras buscaba a mis amigos.

Me volteé con el ceño fruncido hasta que vi a Dalia. Parecía años que no la veía, aunque siempre la saludaba en clase y por los pasillos. Su cabello rojo estaba hermoso y brillante, un poco más crespo en las puntas que en el nacimiento, sin embargo, estaba un poco dañado tal vez por la plancha.

Se hizo al frente de mí con una sonrisa de lado.

-Hola, Dalia – dije, saludándola.

-Dios, Becka, pareces alguien de verdad ocupado. Te he buscado todo el día – dijo.

Me encogí de hombros con una sonrisa porque la verdad no sabía a que se refería de verdad; solo había estado en clase prestando atención porque los exámenes llegarían pronto.

-Bueno, encontraste tu objetivo – dije. Ella sonrió más amplio, aunque con timidez - ¿me necesitas para algo?

Dalia se empezó a tambalear un poco en su sitio, aunque parecía emocionada.

-Bueno, sabes que, lastimosamente, tengo un hermanastro... - empezó Dalia.

Asentí.

-Zend Clarkson – afirmé.

Dalia tomó un suspiro – sí, debes odiarlo un poco por lo de tu amiga, pero, solo para que sepas, ya ha madurado un poco – asentí – no es tan mala gente, de verdad.

-Bien – dije, simplemente.

Había hablado con Zend unas veces y aún no lo conocía tan bien como para saber de él, pero, a pesar de todo, en esta época de adolescentes es cuando la gente hace malas cosas; yo no era una santa paloma, tampoco. Tal vez iba a dejar de criticarlo tanto, al fin y al cabo, era una persona.

Algunas personas a nuestro alrededor seguían saliendo del colegio para, probablemente, irse a sus casas.

-Zend y yo cumplimos a 3 días de diferencia, un año de diferencia, también, pero sí, cumplimos cerquita – empezó a decir – por eso vamos a hacer una pequeña fiesta para festejar que cumplo 18...

-Espera, ¿Cumples 18? – pregunté, interrumpiéndola, con mucha duda. Dalia soltó una carcajada, pero asintió – Dios, no quería sonar tan imprudente. Pe-perdón.

Mis mejillas tomaron un color rojo rápidamente mientras que la cara de Dalia mostraba

En serio odiaba sonar imprudente y la gente que lo era, siempre había tratado de mantenerme a raya. Esta vez de verdad me había impresionado saber que Dalia cumplía 18 y por fin iba a ser legal.

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now