Capítulo 42 "Sabe-lo-todo"

6.2K 323 31
                                    

N/A= Les dije que a más tardar actualizaba el lunes juju. Disfruten. Estoy feliz.

"Baby, let me be your man,

so I can love you."

-ZYAN - let me.

¿Les ha pasado que entran a alguna parte, donde el Bluetooth de su celular esta conectado, y empieza a sonar la última canción que pusieron? ¿No? Pues a mi tampoco, hasta ahora. Bueno, mi precioso y malévolo celular no se había conectado a mi auto cuando salí, pero eso sí, se le antojó conectarse justamente cuando Nate estaba allí conmigo.

Una melodida con rap y letra que narraba como la gente se... procreaba, empezó a sonar por los parlantes de mi auto. ¡Oh, vamos! ¿En que momento se le había subido el volumen?

Hice una mueca tan rápido como la música empezó a sonar. Siempre había sido una persona muy amplia para la música, ya saben, siempre hay una canción para todo momento. Aunque no solo había sido eso, sino que yo tenía guardada música para mi estado de animo: si me sentía triste, feliz, nostálgica...o simplemente con ganas de bailar.

-Eres salvaje, Rebecka – comentó Nate sin que yo terminara de procesar lo que estaba pasando.

-No... - dije alargando la "O" mientras le bajaba el volumen al auto. Mis mejillas estaban rojas – tal vez Bella descargó esa canción sin que yo supiera.

Mentía. Agh, obvio que estaba mintiendo. Esa canción había salido hacía unas semanas y me gustaba escucharla a veces.

-¿Desde tu celular? – cuestionó Nate. De reojo podía notar que él sabía que yo mentía.

-Compartimos cuenta de Spotify – dije atropelladamente.

¿Alcanzó a escucharme si quiera?

Vale, eso no era mentira. Mi familia y yo siempre fuimos amantes de la música, hasta a veces mi padre la ponía desde el piso de abajo, y yo la podía escuchar desde mi habitación. Sin embargo, ninguno de nosotros compartíamos el gusto por el mismo tipo de música. Tal vez mi hermana y yo nos parecíamos un poco, ya que la diferencia de edad no era tan grande.

Arranqué el auto. Ya quería salir de esa zona de bares y restaurante. Ya me imaginaba yo en mi rica cama, acostada durmiendo. Algo que era casi mi hobbie.

Siempre dormía como si nunca fuera suficiente.

Fantastico. Ya tenía más sueño.

-Eres muy tierna cuando mientes – dijo Nate. Yo ya sospechaba que él sabía que yo estaba mintiendo, claro.

-No estoy mintiendo – renegué.

Típico de mí ir hasta el final de una pequeña mentirilla.

Giré a la derecha para entrar en una avenida; esta estaba casi despejada.

-¿Acaso sabes que tus mejillas se sonrojan y sonríes cada vez que mientes? – acertó Nate.

Lo volteé a mirar ligeramente desde el asiento piloto hasta el copiloto. Nate tenía esa estúpida y maravillosa sonrisa de siempre. ¿Acaso él sabía que podía derretir a cualquiera con esa sonrisa? Claro que lo sabía, muchas chicas le caían a diario llenando su ego.

Miré de nuevo al frente.

-¿No deberías estar durmiendo, vomitando o llamando a alguien en tu supuesto estado de agonía? – se supone que seguía borracho. Yo ya empezaba a creer que estaba más sobrio cada vez.

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now