Capítulo 54 - "Confianza"

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N/A: ¿Creyeron que no iban a tener actualización? Nu, nu, nu, espero dejar esos tiempos oscuros atrás juju. Perdón si hay errores de ortografía, es que me emocioné y escribí rápido.

"How long have you been smiling?

It seems like it's been too long.

Somedays I don't feel like trying 

so what the f*ck are you on?"

- all the kids are depressed by Jeremy Zucker.

Al principio, en mi cabeza, pensé que la gente iba a hacer un drama porque Nate y yo estábamos saliendo... luego recordé que ya "habíamos salido antes", así que para los demás era que volvíamos. Eso era bueno, muy bueno, ya que el drama no me gustaba tanto y, además, no pensaba volver a pasar por los comentarios sobre Nate adiestrándose por mí; como si fuera un perro. ¡Un perro! Bien, sabía que Nate jugaba con las chicas y eso, pero, en realidad, se pasaban con los comentarios. Lo que me era más irónico era que la mayoría de las chicas que decían eso, se derretían con solo una palabra dicha por Nate hacia ellas.

Nunca voy a entender eso.

-Tengo hambre – dije recostada en el pasto.

Mis ojos se estaban cegando por el sol que iba justo hacia ellos, más porque era mediodía. El sol siempre fue muy picante en esas horas, o por lo menos eso era lo que mi abuela me recordaba a cada rato.

- ¿De Nate? – dijo Mac, mi amigo nuevo, a mi lado.

Cogí pasto del suelo y se lo eché, solo para que se quejara. Él rió y yo me levanté.

-No, Mac. De comida real, tonto – dije.

- ¿Por qué no te comes el sánduche que trajiste, Becka? – me sugirió Hayley.

Su melena recién pintada brillaba con el sol, sus ojos estaban cerrados recibiendo la luz y bronceándose. Sus labios decían algo inaceptable.

-Porque tiene tomate – dije – y odio el tomate, de verdad.

-A mi me gusta el tomate – añadió Mac viendo algo en su celular.

Hayley abrió los ojos y el color café brillo dando visos amarillos.

Me miró como si fuera la persona más loca y despreciable del universo.

- ¡Es delicioso! Por Dios, Becka, si hubiese sabido eso no te hubiera hablado el primer día de clases – dijo haciéndome recordar mi primer día.

Traté de no reírme porque había recordado que Hayley conocía a los Anderson y yo le había contado mi experiencia.

Hayley de verdad pensaba que yo estaba de broma o algo, pero, la verdad, era que detestaba con mi vida el tomate. ¡Era horrible! Ni su sabor ni su textura era agradable, además, no le daba un rico sabor a cualquier cosa.

-Vale, te lo cambiaré por mi sánduche de pollo – dijo. Sonreí hacia ella porque por fin iba a matar mi hambre – oh, no, no me mires así como si no fueras culpable de odiar el tomate.

Agarré con mucha emoción su sánduche y empecé a comérmelo. El sol ya me estaba bronceando – más bien quemándome – la piel y ya estaba haciendo mucho calor. En Chicago la temperatura era normalmente caliente y no de mi agrado. ¿San Diego, qué pasa contigo hoy?

Este calentamiento global.

Disfruté de mi rico sánduche – sin tomate – antes de que empezaran las clases. Ya estaba harta de tener clases y solo quería llegar a vacaciones de verano y poder viajar a visitar a mi familia. Extrañaba a mis primos y primas en Chicago, ah, y, además, también a mis amigos de allá. Ellos me recibirían con los brazos abiertos y eso era lo que esperaba, así también los actualizaría con todo lo que estaba pasando en ese entonces.

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