Capítulo 2: Antes de dormir

2.3K 182 14
                                    


Perrie la abrazó también. Al retirarse se acordó de todas las veces que había animado a su amiga Ellie a que saliera con Harry. Sin embargo, sabía que no conocía a nadie que pudiera competir con Jade; ni siquiera el sexy y encantador Alex.

—Que lo pasen bien esta noche.—

—Lo haremos —Jesy se volvió para marcharse.

—Te dejas tu periódico.—

—Quédatelo —Jesy volvió la cabeza cuando salía de la habitación—, así tienes algo para leer antes de dormir.—

La puerta se cerró antes de que Perrie pudiera responder.

No quería leer el periódico, no quería mirarlo, ni tampoco tenerlo en su casa. Pero cuando fue a tirarlo, empezó a leer el artículo sobre la fiesta de cumpleaños del rey James, y no lo dejó hasta que terminó. Ocupaba cuatro páginas enteras, y había un montón de fotos, unos cuantos comentarios a pie de foto y muchas insinuaciones.

Estaba mirando una foto de Karl bailando con una mujer cuando alguien llamó a la puerta con los nudillos.

Ella vivía en lo que en su día había sido la casita del guarda en una enorme finca a las afueras de Palermo. La familia seguía ocupando la casa principal, y el sistema de seguridad era de primera categoría. Harry y Ellie la habían ayudado a encontrar casa, y ella les estaba muy agradecida. Harry le había buscado el trabajo, pero a partir de ese momento había querido buscarse la vida ella sola en Italia. Así que había rechazado la oferta de sus padres para ayudarla a comprarse otro apartamento como el que había tenido en Portland.

La antigua casita del guardés con servicios de seguridad a cargo de la casa principal había sido un acuerdo que sus padres habían aceptado.

Y como la casita estaba bastante alejada de la carretera principal y la seguridad era tan completa, Perrie no tenía miedo de recibir visitas inesperadas. Pero como Jade siempre le pedía que mirara antes de abrir la puerta, fue lo que hizo entonces.

Era ella.

No debería sorprenderse de verla allí, pero se sorprendió. Después de leer el artículo, le parecía como si ella ya no le perteneciera... eso si alguna vez le había pertenecido.

Pero Jade estaba allí; la perfecta siciliana en persona. Desde el cabello castaño claro, un poco despeinado, hasta las puntas de sus zapatos de Gucci, Jade exudaba feminidad y sex-appeal. También parecía cansada, y notó su fatiga en el contorno de sus ojos color café-dorado.

Perrie pensó que no habría podido dormir con tanto festejo; pero al instante trató de rechazar aquel pensamiento tan desagradable.

Ella sabía muy bien que, una semana antes de la fiesta de su padre, se había ido de viaje de negocios y había estado toda la semana trabajando. Habían hablado por teléfono todas las noches, y la rubia le había explicado repetidamente que no había dejado de presionar a todos para terminar el trabajo lo antes posible.

Sólo que, al ver la foto, Perrie había pensado que no iría a verla directamente desde el aeropuerto. ¿Para qué hacerlo teniendo a preciosas y sofisticadas mujeres y hombres como el de la foto con los que pasar el tiempo?

A lo mejor era una bobada pensar de ese modo, pero sabía que no estaba en su momento más lógico. Jade volvió a llamar a la puerta, esa vez con más ímpetu; su expresión ceñuda denotaba su creciente impaciencia.

Perrie abrió la puerta rápidamente, y se quedó mirándola en silencio, como embobada. Al verla, Jade esbozó una sonrisa sensual que borró su ceño al instante.

—Buenas noches, tesoro mío. ¿Me vas a dejar pasar?—

—¿Pero qué haces aquí? —le preguntó ella.

Jade entrecerró los ojos, y la magnífica sonrisa desapareció igual que había aparecido.

—¿Qué clase de pregunta es ésa? Hace más de una semana que no te veo. Mi avión aterrizó hace menos de una hora... ¿dónde si no iba a estar?—

Seis meses atrás, cuando habían iniciado su aventura, la pregunta habría sido absurda. Habían empezado a verse un par de noches a la semana; pero a medida que habían pasado las semanas, el número de noches que pasaban juntas había ido en aumento, hasta que prácticamente estaban viviendo juntas... Aunque fuera en secreto.

—A lo mejor pasando el rato con tu nuevo novio...—

Ella avanzó para entrar, y Perrie se retiró para que no la tocara. No quería. Al menos en ese momento; tal vez nunca...

—¿Qué otro novio? —preguntó Jade, enunciando cada palabra con callada precisión mientras cerraba la puerta y la seguía.

Ella le pasó el periódico.

—Éste.—

Jade le echó una ojeada, y enseguida se lo quitó de la mano para verlo mejor. Momentos después, lo tiró en la mesa con desdén.

—Esto no es más que un periódico sensacionalista. ¿Por qué lo estabas leyendo?—

—Me lo ha traído Jesy. A ella le pareció muy divertido leer un artículo de la gran jefa. ¿Qué más da cómo haya llegado a mis manos? Que sea un periódico sensacionalista no quita que las fotos o el comportamiento de los fotografiados no sea real.—

—Esas fotos no muestran nada malo.—

—¿No te parece?—

—Bailé con unas cuantas personas en la fiesta de cumpleaños de mi padre, sonreí a algunas, charlamos. No creo que sea un delito.—

—Si no estuvieras unida sentimentalmente a alguien, no.—

Ella frunció el ceño un poco más y la miró con expresión gélida.

—Sabes que no voy a tolerar una escena de celos, Perrie.—

Ella estuvo a punto de echarse a reír. Lo dijo con tanta arrogancia que no resultaba difícil creer que era una princesa; pero siendo la pequeña de la familia, podría dejar esa presunción para el heredero de la corona.

—Bien. Márchate y no la tendremos.—

Ella reaccionó como si ella le hubiera dado una bofetada.

—¿Quieres que me marche? —se quejó—. Pero si acabo de llegar.—

—Bueno, como parece que sólo me quieres para el sexo y no estoy de humor después de ver esas fotos, sería lo mejor.—

—Yo nunca he dicho eso —Jade maldijo en italiano—. ¿De dónde te sacas eso? Yo no te veo como un cuerpo sin cerebro.—

—Bien, porque lo tengo, y mi cerebro me dice que, si yo fuera algo más que un cuerpo con el que pasar el rato en la cama, habría estado a tu lado en la fiesta de cumpleaños de tu padre, no leyendo cosas de la fiesta en un periodicucho dos días después y teniendo que ver fotos tuyas coqueteando con otras y OTROS.—

—Sabes bien por qué no estabas a mi lado.—

—¡Porque no quieres que nadie sepa nada de mí! Está claro que te avergüenzas de estar conmigo —replicó Perrie, cayendo por una pendiente de irracionalidad de la que no parecía poder apartarse.

Eso le daba más miedo que el dolor que provocaba esa irracionalidad. Siempre había sido capaz de controlar sus emociones, por muy tremendas que fueran; pero lo que sentía por él era demasiado importante.


Ahora me he estado dejando guiar en ponerles capítulos largos ya que a mi como lectora también me desesperan los capítulos cortos, ¿qué les va pareciendo la historia? Los leo. <3

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now