El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️

Capítulo 22: Historial clínico

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—Lo pensaré. Ahora mismo, no puedo decir más. Estoy totalmente aturdida y siento como si tuviera la gripe; creo que no podría ni levantarme.—

—Pues mejor que estés acostada. Voy a prepararte un té y te traeré unas galletas saladas; la directora de marketing me dijo que era lo mejor para calmar las náuseas.—

Después de tomarse el té y las galletas que le llevó Jade, Perrie se quedó dormida, sintiéndose segura porque Jade estaba allí para protegerla.

Cuando se despertó un par de horas después, notó el calor de Jade a su lado. Se sintió tan bien, que no quiso moverse y disipar aquella sensación de paz.

—¿Estás despierta? —le preguntó la pequeña castaña.

—¿Cómo lo sabes?—

—Respiras de otra manera.—

—Ah.—

—Mi madre nos ha invitado a cenar esta noche. Está contentísima por lo del bebé, y feliz por que le he dicho que me voy a volver a casar. Pero antes deberíamos ir al ginecólogo para ver que todo esté en orden.—

—¿Le has dicho lo del bebé? ¿Y que nos íbamos a casar?—

A Perrie se le quitó el sueño de momento.

—Le dolería si no se lo contara.—

—Pero yo no he dicho que vaya a casarme contigo.—

—Lo harás. Entonces, dime, ¿iremos al ginecólogo y después vendrás a la cena para agradar a mi madre?—

—No sé si la agradaré o no, pero me gustaría conocerla.—

Perrie movía con avidez sus manos, estaba absolutamente nerviosa, ir al ginecólogo y que en efecto confirmara que estaba embarazada ya no había vuelta atrás.

Jade tomó las manos de Perrie entre las suyas para darle fortaleza y hacerle saber que no estaba sola, Perrie sonrió y le dio un pequeño apretón de manos.

—Señorita Edwards, el doctor la espera— dijo de pronto la asistente desde recepción, ambas se levantaron y por intuición se tomaron de las manos.

Habían decidido ir con el Doctor Sheppard que había sido muy recomendado por la mamá de Jade, ya que a pesar de ser un poco mayor, nunca fallaba en ningún diagnostico y llevaba los embarazos de sus pacientes de maravilla.

—Por aquí por favor— les indicó la joven con una amable sonrisa y ambas la siguieron.

Ambas quedaron sorprendidas al ver el enorme consultorio que era, con al menos tres puertas en su interior, y con diversos diplomas y reconocimientos colgados adornando todas las paredes. El doctor levantó la vista del archivo clínico que había llenado Perrie y les sonrió con amabilidad.

—Adelante, sientense— las invitó. —Muy bien, que es lo que esta pasando aquí— las observó a ambas esperando que alguna de las dos hablara. —Okay, empecemos por una pregunta un poco más fácil, ¿quién es la señorita Edwards y que es lo que ocurre?—

—Soy yo, creo que... creo que estoy embarazada— dijo Perrie sin creer en sus palabras.

—Maravillosa noticia— celebró el doctor aplaudiendo, pero dejó de hacerlo cuando las vió a ambas serias —Oh, y eso no es lo que quieres—