Capítulo 6:Me gustas, me gustas mucho

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—Me interesa todo lo de la empresa en la que trabajo.— Jade entró al fin en el pequeño despacho.

—¿Y la mujer para quien trabajas, te interesa? Tengo curiosidad.—

—Creo que estoy empezando a imaginar cosas... ¿Has dicho lo que me ha parecido que has dicho? —preguntó la ojiazul, tuteándola.

La castaña sonrió.

—Deja que primero conteste a tu otra pregunta. Aunque no suelo emplear a muchos paisanos míos, la mitad de los beneficios netos de todas las empresas Thirlwall va a parar a la Tesorería Nacional. Se destinan a mantener y mejorar la infraestructura del país.—

—¿Te refieres a cosas como construir hospitales? —le preguntó ella con fascinación.

No se le había ocurrido nunca que la familia real aportará unos beneficios tan grandes a un país.

—Hospitales, carreteras, colegios, comisarías de policía, parques de bomberos... Esas cosas que los ciudadanos de países más grandes dan por hecho que subvencionan con el dinero de los impuestos.—

—Caramba.—

—El dinero debe salir de algún sitio.—

—¿Y es de Naviera Thirlwall?—

—Y de los impuestos que recibimos de las rentas públicas y de otras empresas de nuestro país. Mi hermano mayor, Karl, ha supervisado recientemente el descubrimiento de unas minas de litio, y ha llevado Minería y Joyería Thirlwall a un nivel sin precedentes.— Jade hablaba con orgullo del logro de su hermano.

—Qué curioso; eso es lo que me contó Harry Styles que habías hecho con la división italiana de Naviera Thirlwall.—

—Mi padre y mi hermano mayor están encantados con mis esfuerzos.—

—Deberían.— Perrie se ruborizó ante la vehemencia de sus propias palabras.

Pero Jade sonrió, aparentemente encantada con lo que ella le decía.

—Hace poco mi hermana mayor, Monse, me dijo que, cuando suba al trono, Karl y ella tienen pensado que yo me haga cargo de toda la compañía naviera, mientras Karl dirige Minería y Monse la Joyería Thirlwall.—

—¿Y eso te ha sorprendido?— Ella asintió y se acercó a Perrie. Su presencia aturdía sus sentidos.

—Normalmente pasaría al segundo hijo, en este caso Karl al ser el único hombre de los tres, y yo me quedaría como estoy u ocuparía el puesto de Karl en la empresa; pero como él ha tenido tanto éxito con ese capital familiar, y como mis hermanos y mi padre están contentos con que yo esté aquí, me van a hacer ese honor.—

—¡Qué maravilla! Supongo que lo habrás celebrado haciendo un par de jornadas extra de veinte horas —se burló la rubia, sabiendo por los rumores en la empresa que eso era lo que estaba haciendo últimamente.

Jade dio la vuelta a la mesa y se apoyó sobre ella, muy cerca de Perrie.

—¿Quieres decir como haces tú?—

—Está bien... —suspiró Perrie—. No quiero que mi jefa se arrepienta de haberme dado un ascenso —añadió, para disimular su nerviosismo.

—Yo también siento esta necesidad... en relación a la confianza que mi familia ha depositado en mí.—

Su aroma le despertaba los sentidos, y deseó poder acercarse un poco más; lo cual, dadas las circunstancias, era una auténtica locura.

—Supongo que... tenemos algo en común.—Jade acercó la mano y le rozó la mejilla apenas; pero lo que sintió la dejó paralizada.

—Tal vez más; incluso algo más que eso —sugirió la rubia.

Sintió un cosquilleo en la piel donde ella la había rozado.

—No sé qué más podríamos tener en común. Nuestras vidas son muy distintas.—

—A lo mejor, pero creo que estás equivocada. ¿Quieres cenar conmigo esta noche para que puedas averiguarlo?—

—¿Qué? —ella sacudió un poco la cabeza para despejarse.

¿La presidenta de Naviera Thirlwall le había pedido que saliera a cenar con ella?

—Me gustaría cenar contigo.—

—Pero...—

—Me gustas, Perrie, y espero gustarte también.—

Sin embargo, la sonrisa confiada de Jade le dio a entender que no tenía duda del efecto que ella le causaba a Perrie.

—Por supuesto que me gustas, pero me has pedido que salga contigo. Yo no soy tu tipo.—

—¿Y en qué te basas para decir eso?—

—Todo el mundo sabe que sales con hombres guapísimos y mujeres preciosas.—

—Tú eres preciosa.— Ella soltó una carcajada.

—Tengo espejo en casa. No me parezco en nada a las mujeres con las que sales en las fotos.—

—Eso no es más que fachada... una fachada que presento para llevar luego una vida privada sin que me molesten.— Parecía sincera, pero no podía decirlo en serio.

—Pero...—

—Ve a cenar conmigo y verás la clase de mujer que soy cuando los paparazzis no están encima con sus molestas cámaras.—

—Es que mi trabajo... —dijo ella con incertidumbre.

—Te voy a prometer una cosa, Perrie. Tu trabajo no se verá influenciado en modo alguno, ni para bien ni para mal, pase algo o no entre nosotras.—

—¿Y si rechazo tu invitación para salir a cenar contigo? —preguntó ella.

—Me sentiré decepcionada, pero nada de eso repercutirá en tu empleo, ni en los ascensos u oportunidades que puedas tener en Navieras Thirlwall. Para ser justas, tengo que decirte que, si fueras mi amante, eso tampoco te haría ganar puntos en el plano laboral.—

—Jamás lo habría esperado.—

—Eres muy ingenua.—

—No tiene nada de ingenuo pensar que una persona debe ganarse un ascenso por méritos propios.—

Jade sonrió, pero su mirada era seria.

—Eso me gusta de ti, y además estoy de acuerdo.—

—Bien.—

—Entonces, ¿me permites que te invite a cenar?—

La lógica le decía que rechazara su invitación; no quería iniciar una relación, pero ir a cenar tampoco era una promesa de futuro. A lo mejor, aunque hubiera mencionado lo de ser amantes, ella sólo pretendiera una amistad.

Cosa rara, la idea de ser amante de esa mujer la tentaba. Había salido con tan pocas personas en su vida... y estaba segura de que Jade era la persona más interesante de las que había conocido. Salvo tal vez Harry Styles. Pero aparte de ser de su amiga, Harry no le atraía sexualmente y Jade sí.

Se dijo que Jade no le estaba proponiendo pasar la vida juntas, sino experimentar cosas que ella llevaba demasiado tiempo negándose.

—De acuerdo. Cenaré contigo.—


***19 votos y hago maratón.

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now