Capítulo 21: Un embarazo NO planeado

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—Supongo que habrá sido una sorpresa agradable.—

La rubia volvió la cabeza, sintiendo que regresaban los miedos de antaño. ¿Cómo responderle? Estaba encantada de estar embarazada y más de ella, pero las dudas de antes estaban ahí de nuevo. Parecía que no las había superado como ella había creído.

—¿No quieres tener a mi bebé? —le preguntó Jade, cada vez más enfadada.

Perrie negó con la cabeza, pero no quiso mirarla. Necesitaba pensar, y cuando la miraba, se le iban las ideas.

—No es eso.—

—¿Entonces qué es?—

—Quedarme embarazada no entraba en mis planes.—

—¿Ahora, o nunca?—

—Nunca.—

—Yo sé que es una sorpresa para ambas, pero eso es un milagro, Pez.—

—Lo sé —respondió Perrie.

Perrie había soñado; pero a veces, cuando los sueños se hacían realidad, se convertían en pesadillas.

—¿Por qué tienes miedo? ¿Por tu trabajo?— Jade se sentó otra vez en la cama; entonces empezó a acariciarle en la sien con suavidad.

—Tengo miedo por mis genes.—

—¿Y eso qué tiene que ver con tener un hijo?

—Jade —empezó a decir, buscando las palabras adecuadas—, tengo algo que decirte.—

—Dímelo ya; sea lo que sea, no puede justificar tu angustia.—

—Lo siento —ella tragó saliva—. No quería montar todo esto para decírtelo. Es que me cuesta mucho hablar de esto; pero a los quince años decidí no tener hijos nunca.—

—¿Y eso por qué? —preguntó Jade con mirada indulgente.

—Porque llevaba nueve años llevando un corsé ortopédico de torso completo para corregir una deformación congénita en la espalda; y sabía que me quedaba más tiempo de tratamiento. Cuando me ponía a pensarlo, me decía que nunca querría que un hijo mío pasara por lo mismo.—

—¿Por qué?—

—A los seis años me diagnosticaron un caso grave de escoliosis idiopática infantil*. Es una enfermedad muy rara en los niños. Mis médicos esperaban poder evitar la cirugía para corregir la enfermedad.—

—¿Y dices que es hereditaria?—

—Bueno, no exactamente. Mi madre la padeció y yo también. ¿Y si nuestro hijo o hija nace con ello? Lo siento; creo que debería habértelo dicho antes, pero me había convencido a mí misma de que si concebía era porque todo saldría bien y nuestro hijo no sufriría la enfermedad. Pero ahora que estoy embarazada, no dejo de pensar en esa posibilidad. Tengo tanto miedo, Jade.— Ella la abrazó con fuerza.

—¿Y tú estás bien ahora? ¿El embarazo no es un riesgo para tu salud?—

—No, ninguno. La curvatura de la espalda se me corrigió en un ochenta por ciento. Fue un milagro, en realidad, y ahora puedo llevar una vida perfectamente normal; no me han quedado secuelas.—

—¿Entonces tus miedos son sólo por el niño?—Perrie asintió, sin apartarse de ella.

—Lo siento —dijo con voz ahogada.

—Deja de disculparte, este hijo es un regalo, créeme.—La rubia levantó la cara y la miró.

—Pero...—

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now