Capítulo 17: Amante secreta

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—Soy tan incompatible con tu vida, tan poco importante para ti, que ni siquiera tienes miedo de un futuro juntas, porque no lo has pensado y porque supones que no puedes. No soy más que un cuerpo en tu cama... una prescindible amante secreta.—

—Eso no es verdad.—

—Los hechos hablan por sí solos, Jade. Ojalá hubiera sabido todo esto antes. Ojalá.—

Se apartó más de ella, pues necesitaba poner más distancia entre ellas.

—Vete.— Jade le tendió las manos con gesto suplicante.

—Perrie...—

—Lo digo en serio, Jade. Sal de mi casa. No quiero que vuelvas por aquí.—

—¿Pero qué es lo que ha cambiado entre nosotras? ¡Nada! Soy la misma persona a la que dejaste que te hiciera el amor esta tarde.—

—De nuevo sin cuidado.—

—Te lo he dicho, no puedo dejarte embarazada es imposible entre nosotras.—

—Te equivocas, Jade. Te equivocas en eso y en muchas cosas más. Todo ha cambiado. Por fin he visto lo poco que te importo.—

—No es verdad, ya te he dicho que cambiaré mi imagen pública.—

—¿Y te parece una concesión muy grande?—

—Es más de lo que le he ofrecido a ninguna persona desde la muerte de mi esposo.—

—¡Qué detalle por tu parte!—

—Maldita sea, amore mio...—

—No me llames así. No sientes amor por mí; tú misma lo has dicho.—

—¿Tú no crees que te amaría si pudiera? No te haré a ti lo que mi padre le hizo a mi madre.—

—¿Divorciarte de mí?—

—Él no se divorció de ella; fue ella de él —suspiró—. Se casaron porque ella estaba embarazada, pero él ya había amado, y sus sentimientos hacia ella no le impidieron verse con otras mujeres. Cuando ella se enteró de que tenía una aventura, lo dejó.—

—Una mujer inteligente.—

—Sí, y yo soy también lo bastante inteligente como para conocer mis limitaciones.

No la amaba y nunca la amaría. Ni siquiera la deseaba lo suficiente como para pensar que pudiera seguir siéndole fiel después de casarse. Claro que él nunca había tomado en consideración compartir su vida con ella.—

—Ojalá yo fuera más lista; pero fui lo bastante estúpida como para liarme contigo y seguir con una relación que tú insististe en mantener en secreto, convencida de que lo hacías porque yo te importaba. Alex tiene razón; vives en otro mundo distinto al de los meros mortales. Fui una boba de primera categoría cuando pensé que podrías llegar a quererme; claro que, teniendo en cuenta mi experiencia con... bueno, tampoco es difícil ver por qué he metido la pata.—

—No me compares con esa serpiente.—

—Tranquila. Ustedes dos no tienen nada que ver, son de dos planetas distintos.—

—Estoy de acuerdo.—

—Ella sólo me tocó el corazón. Tú me lo has destrozado. Ella me utilizó para subir en su profesión; tú me has utilizado, punto final. Eres una de esas personas a quien no le importa hacerle daño a otra.—

—Claro que me importa si te hago daño o no. ¿Acaso no te lo he dicho ya? Siempre he sido sincera contigo; y esta noche te he contado mi dolorosa historia para que entiendas la verdad de nuestra relación.—

—Todo eso sólo demuestra que yo me he dejado utilizar, no que tú no lo hayas hecho. Pero no voy a permitir que lo hagas más.—

—Yo no te utilizo. Lo que tenemos es mutuo.—

—Ya no tenemos nada, Jade.—

Cara, no digas eso, no es verdad. Lo nuestro es muy especial.—

—Tan especial que no quieres que nadie más sepa de ello; tan especial que no sólo nunca me amarás, sino que tampoco quieres mi amor. Es peor... es ridículo.—

Perrie veía que Jade estaba frustrada, pero no podía hacer nada. Además, a ella le pasaba lo mismo. Jade apretó los puños.

—No quiero perderte.— Perrie negó con la cabeza, tan ahogada en su dolor que apenas podía hablar.

—Ya me has perdido.—

—No te voy a rogar.—

—Ni yo lo esperaría. Lo que espero es que me respetes lo suficiente como para salir de mi casa cuando te lo pido.— Jade se puso recta como si al fin lo entendiera.

—Pues así lo haré. Hablaremos cuando te hayas calmado.—

—No tenemos nada más que hablar.—

Ella la abrazó y la besó con una ternura a la que Perrie no pudo resistirse. Cuando Jade se apartó de ella, Perrie la abrazaba.

—Creo que te equivocas. Creo que aún queda mucho entre las dos.—

—El sexo no es suficiente, Jade. Para mí nunca podría serlo.—

Pero la castaña no respondió. Se limitó a apartarse de ella y salió de su casa.

Perrie se dejó caer hasta el suelo y lloró durante horas; y tanto lloró, que se quedó afónica. A la mañana siguiente llamó al trabajo para decir que no iba. Jade la llamó a media mañana, pero colgó al reconocer su voz y desenchufó el teléfono. También sonó el móvil, pero Perrie no respondió, y enseguida lo apagó.

Por la tarde enchufó el teléfono y llamó a su amiga Ellie. Le contó todo, y a los diez minutos, su amiga amenazaba ya con pegar a Jade.

—Entiendo tu dolor, de verdad, pero Jade tiene razón en una sola cosa. Duele menos cuando no tienes que compartir el dolor y la humillación de la ruptura con el gran público.—

—Entonces por lo menos me alegro de haberlo mantenido todo en secreto; porque si me doliera más, me moriría de dolor.—

—Ay, cariño, cuánto lo siento —dijo Ellie—. Se te pasará poco a poco. Vive el día a día, es la única manera. Estoy aquí para lo que me necesites, no lo olvides.—

—No me olvido, Ellie. Gracias.—


Lamento no haber actualizado antes pero esta semana la tengo atiborrada de exámenes.

 Gracias por haber participado en mi Q&A. 

Nos estamos leyendo.

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang