Capítulo 12: El dolor de la realidad

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—Fue lo que dijiste la primera vez que hicimos el amor. ¿Te acuerdas? —preguntó la castaña.

—Pues claro que me acuerdo.—

Perrie se colocó el sujetador y la blusa con impaciencia, temerosa de que alguien llamara en ese momento a su despacho.

—He sido tu primer amante y tú lo quisiste, aunque no pude prometerte lo que una virgen querría escuchar de su primer amante —dijo sin mirarla, mientras se colocaba el cuello de su camisa y ocultaba la marca de labial que Perrie había dejado en esta.

—¿Vamos a volver a hablar de ese tema?—

Cosa rara, Jade suspiró cansinamente.

—No hay necesidad —

—Bien.—

Además, promesas o no, Jade le había demostrado repetidamente que ella era especial. Perrie terminó de vestirse y tiró las braguitas a la papelera al ver que habían quedado inservibles.

—¿Te veré esta noche?—

—Esta noche tengo planes.— cortó Jade

—¿De negocios? —

—¿Importa acaso?—

Perrie frunció el ceño.

—¿Tú crees que está bien decirme eso después de la conversación de anoche?—

Jade sacudió la cabeza con impaciencia.

—No voy a salir con otra persona de la forma en la que tu piensas.—

—Entonces la cita es de negocios.—

Por toda respuesta Jade volvió a encogerse de hombros. Perrie estaba a punto de pedirle que fuera más explícita, cuando la castaña se agachó y sacó las braguitas de la papelera.

—¿Qué haces? No me digas que quieres tener un recuerdo.—

—No quiero dejarlas por si las ve la señora de la limpieza. Podrían empezar a comentar.—

—¿Y no crees que lo harán después de llevar aquí diez minutos con la puerta cerrada?—

—La puerta puede estar cerrada por muchas razones; pero salvo el sexo no hay nada que explique la presencia de unas bragas rotas en la papelera.—

—Entiendo. Y por supuesto sería una gran tragedia si alguien se enterara de que has estado haciendo el amor conmigo.— Jade frunció el ceño.

—Ya hemos hablado de esto.—

—Sí.—

Jade la abrazó, pero ella estaba muy tensa.

—Lo creas o no —suspiró—, te estoy protegiendo tanto a ti tanto como a mí. No sabes lo dañina que puede ser la prensa del corazón.—

—Te equivocas. Lo sé. Pero a mí eso no me da tanto miedo como a ti; ésa es la diferencia.

Recordó cómo había respondido Harry cuando la prensa había atacado a Ellie con sus horribles historias. La había apoyado, orgulloso de ser su amante; claro que Harry quería casarse con ella.

Jade parecía muy ofendida.

—Yo no tengo miedo.—

—Como tú quieras.—

—¿Es que quieres discutir? —le preguntó asombrada, seguramente por lo que acababan de hacer.

Ella no quería.

—No.— Jade recogió el informe de la mesa.

—Tengo que irme.—

—Sí.—

—No me gusta verte así —añadió Jade.

—¿Cómo?—

—Te falta ese brillo habitual.— Ella no sabía de qué hablaba.

—Estoy como siempre estoy en el trabajo.—

—No es cierto. El claro de tus ojos azulados ha sido lo que me ha provocado primero.—

—Bueno, las dos sabemos que no fue mi cuerpo —intentó bromear la rubia.

Ella no tenía demasiadas curvas, ni tampoco era muy guapa; por eso aún le sorprendía que Jade la hubiera escogido de amante, secreta o no.

—Tienes un cuerpo perfecto, ¿o acaso no te lo he dejado claro?—

Lo único que tenía claro era que la encontraba irresistible; pero aparte de no entenderlo, no estaba segura de que eso le bastara.

Y si no lograba convencerse de que ella le importaba, al menos un poco, acabaría desesperándose.

—Si no te marchas, van a empezar a criticarme.— La chica castaña asintió mientras la miraba a los ojos, buscando respuestas. Pero en ese momento Perrie no tenía ninguna.

Jade se detuvo un momento a la puerta, antes de salir.

—Podría pasarme más tarde, esta noche.— La sugerencia de Jade le ilusionó.

—Si quieres...—

—Sí que quiero. Me encanta dormir contigo. Y esta noche no habrá barreras —dijo, demostrándole de nuevo que ella tenía los mismos pensamientos.

¿Acaso esa intimidad de pensamientos no significaba nada?

Perrie esperaba que sí; porque si al final sólo era una compañera de cama para la princesa, dudaba mucho que pudiera superar el dolor de esa realidad.


Holaaaaa, volví. 

Ya tengo luz again, digo por si estaban con el pendiente. 

Además de que ahora sé que soy crush de mi crush, kháááá!? Osea esas cosas ¿no sólo pasaban en películas? Pues no, me pasó a mi y soy la más feliz. Volvemos al estudio.

Jaja, ya saben que me encanta leerlos.

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now