Capítulo 7: Primeras citas

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Jade la llevó a un pequeño restaurante familiar a las afueras de Palermo. Llegaron a las nueve menos cuarto. Ella sabía que los europeos a menudo cenaban tarde, y al dueño no le importó darles una mesa.

Jade se mostró encantadora y atenta. Perrie le encontraba tan sexy, que no podía dejar de pensar en el deseo que sentía por ella y que nunca había sentido por alguien más.

Jade le sirvió una segunda copa de vino oloroso que había pedido para cenar.

—Y bien, Harry me dijo que estabas dispuesta a hacer un cambio en tu vida y que por eso te viniste a Sicilia.—

Desde que había llegado a Palermo, había notado que los sicilianos diferenciaban entre ellos y otros italianos; como si fueran un estado independiente. Jade hacía lo mismo, aunque técnicamente ella fuera de otro país. Había oído que su madre era siciliana; tal vez ésa fuera la razón.

—Sí, necesitaba un cambio.—

—¿Hubo alguien de por medio?—

Cosa rara, su pregunta no le pareció indiscreta. Inexplicablemente, sentía como si pudiera contarle todo.

—Sí.—

—¿Qué pasó? —le preguntó con una expresión que la invitaba a compartir con ella todos sus secretos.

—¿Cómo lo haces?—

—¿Qué cosa?— preguntó la rubia confundida.

—¿Cómo consigues que me sienta capaz de contarte todo?—

—Ah... la directora de un negocio internacional tiene que saber algo más que contar dinero.—

Perrie se echó a reír.

—Lo sé, pero no sabía que hacer el papel de padre confesor fuera parte de ello.—

—Te sorprenderías. Ahora, háblame de tu novio.—

—Novia, bueno ex— corrigió Perrie —Creí que me quería, pero me utilizó para conseguir unas fotos de Ellie y Harry y así poder entrar en el mundo de las revistas de cotilleo.—

—¿Ella fue la responsable de los escándalos que sobre ellos salieron publicados en uno de esos periódicos el año pasado?—

—Sí. Ellie lo pasó muy mal. La prensa ya se había cebado con ella antes de que los artículos de Katherine le costaran el puesto; mucho antes de que Harry se enterara de lo que había pasado.—

—Odio la prensa rosa.—

—Pero a menudo sales en ella.—

—Como te he dicho, he inventado una fachada para que me dejen vivir en paz la vida de verdad.—

Ella había hecho lo mismo de pequeña y se había creado una imagen de niña simpática y confiada para ocultar lo que sentía y pensaba. Por muy entrometidos que fueran los médicos, o sus propios padres, había siempre una Perrie que le pertenecía sólo a ella.

Saber que compartían esa especie de mecanismo de defensa la hizo sentirse más unida a la rubia de un modo que no habría creído posible.

—Cuéntame más cosas de Katherine —dijo Jade.

—No hay mucho que contar. Ella buscaba una oportunidad y la aprovechó, sin preocuparle demasiado a quién hacía daño. Creo que eso fue lo que más me afectó. Era imposible que ella anticipara que mi mejor amiga fuera a salir con un personaje de interés mediático como lo era Harry Styles.— Al menos eso había sido lo que ella había pensado.

—Nuestra relación empezó como todas, supongo. Mi familia tiene dinero, y tal vez ella imaginara que yo podría meterle en algún círculo desde donde despegar en su carrera profesional; pero sigo pensando que iba en busca de la primera oportunidad que atrapara.—

—¿Y te hizo daño?—

—Mucho, pero ya se me ha pasado.—

Era cierto. Se le había pasado antes de lo que había pensado. Había hecho bien yéndose a vivir a Italia.

—La traición de un amante es la peor de las traiciones.—

—Ella no fue mi amante, menos mal.—

—¿Entonces no estuvisteis mucho tiempo?—

—Eso depende de lo que tú entiendas por mucho tiempo. Estuvimos juntas unos meses.—

—¿Y no te llevó a la cama?—

—Bueno, lo intentó, desde luego que sí —dijo ella, dolida de que Jade pudiera pensar que ella no era atractiva.

—Sin duda. ¿Por qué no te quisiste entregar entonces?—

—No me parecía adecuado. Eso le enfadó, aunque entonces no me di cuenta. Cuando rompimos, dijo cosas muy hirientes.—

—Entiendo.—

—¿Ah, sí? ¿Cómo es eso, signora Thirlwall?—

—En primer lugar, debes llamarme siempre Jade cuando estemos fuera de la empresa.—

Ella sonrió, a pesar de la desazón que sentía al recordar lo que le había pasado.

—De acuerdo.—

—En segundo lugar, ella era una estúpida y estaba claro que no supo seducirte.—

—O que a mí no es fácil seducirme.—

—No te preocupes, a mí me encantan los retos— La implicación de Jade la dejó boquiabierta.

—En este momento, no busco eso.—

—Pero lo has encontrado, y yo me deleitaré enseñándotelo. Te deseo y pienso conseguirte.—

Pero ni siquiera la presionó para que le diera un beso de buenas noches cuando la acompañó a casa. Y en las tres citas siguientes, en el espacio de dos semanas, no pasó nada. Por mucho que ella dijera, parecía totalmente satisfecha con aquella relación platónica; sin embargo Perrie era cada vez más consciente de lo que sentía estando con ella.

Incluso empezó a tener sueños eróticos con ella. Se despertaba avergonzada de lo que sentía y turbada por la intensidad de aquel deseo. Por no mencionar la facilidad con que Jade se había colado tanto en su vida consciente como en su subconsciente.

Jade le había pedido que siguiera trabajando como siempre y que no le hablara a nadie del tiempo que pasaban juntas, y ella había accedido sin titubeos. Nadie podría acusarla de aprovecharse de una relación para ascender en el trabajo. Además, los encuentros secretos con Jade tenían un componente muy atractivo.

A ella le encantaba hablar con la castaña por teléfono, sabiendo que mantenían una conversación a otro nivel sin que nadie a su alrededor supiera nada. Luego Jade tuvo que marcharse de viaje de negocios, y ella le echó de menos. Sólo llamó una vez, pero fue una conversación muy breve porque ella estaba en la oficina.

Habían planeado cenar la noche después de volver, pero cuando Jade llegó a buscarla, ella ya había preparado la cena. Quería estar con la morena a solas y poder mostrarse con naturalidad delante de ella; y eso sólo podría pasar si estaban en su casa.

—Huele muy bien —comentó cuando ella la invitó a pasar—. Huele tan bien que casi te voy a pedir que nos quedemos aquí y cenemos sobras.—

—Vamos a cenar aquí, pero no sobras. He preparado la cena.—


***No alcanzamos los votos para un maratón, pero aquí les dejo el capítulo de la semana. Otra cosa que les quería mencionar es que, los capítulos o las partes que están en cursiva, es porque son recuerdos o sucesos que ocurren en el pasado.

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now