Capítulo 9: Hacer de la primera vez algo especial

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Parte de este capítulo contiene lenguaje para +18 y si eres menor de edad no debes leerlo, pero como tus padres no conocen la plataforma y el tipo de lecturas que aquí tenemos, lo harás. No me hago cargo de lo que esto ocasione. Saludos.

Porque reaccionaba a las caricias de Jade como una mujer que hubiera pasado toda la vida en el desierto y de pronto se tirara de cabeza al lago Erie.

Katherine no había tenido lo que ella necesitaba para sentirse bien; pero las caricias de Jade la llevaban a un nuevo mundo, ella la estaba haciendo sentir mucho más de lo que Katherine la hubiera hecho sentir en sus meses de noviazgo.

Sin pensárselo dos veces sentó en su regazo, deleitándose con la fuerza de sus muslos. Ella empezó a acariciarle la espalda con movimientos tan pausados y eróticos, que Perrie se estremeció.

—Qué manos tienes...—

Jade se echó a reír al tiempo que se acercaba para besarla de nuevo. La acarició por entero muy despacio, como si quisiera conocer cada centímetro de su cuerpo. Fue sorprendente, y Perrie se excitó mucho; los pechos le dolían, y un fuego líquido se concentró entre sus piernas.

Jade dejó de besarla.

—¿Es que no quieres tocarme?—

Perrie quería tocarla; y para demostrarlo, le puso la palma abierta cerca de uno de los pechos. Jade notó el calor de sus dedos traspasándole la camisa.

—Quiero sentir tu piel.—

—Entonces, hazlo. No voy a rechazarte en modo alguno, Perrie.—

Perrie le desabotonó la blusa blanca, digna de una brillante ejecutiva, con manos temblorosas y la acarició. Jamás había sentido nada igual al tocar a Katherine. Exploró sus pechos con total concentración, absorbiendo cada sensación, cada detalle de su complexión, de su piel bronceada por el sol italiano, los pezones erizados. Y además tenía la piel tan cálida que le pareció estar tocando seda caliente.

Le deslizó el índice por el estómago y acabó presionándole el ombligo, para seguir acariciándole por debajo.

Jade gimió:

—Cara, estás jugando con fuego.—

Ella era puro fuego, calor básico. Todo lo que una mujer debía ser.

Volvió a deslizarle las manos por el torso, deteniéndose en los rígidos pezones.

—Eres tan distinta a mí —suspiró ella.

—Lo dices como si fuera la primera vez que tocas a una mujer.—

—Así no lo he hecho nunca.—

Jade, que le estaba subiendo la camiseta para poder mirarla bien, se quedó de repente inmóvil.

—¿Pero qué estás diciendo? ¡No es posible que seas virgen! No me lo creo.— Ella pestañeó, tratando de darle sentido a la sorpresa de Jade.

—¿Y por qué no? Ya te dije que Katherine no fue mi amante.—

—Pero habrá habido otros u otras.—

—Pues no.—

—Las chicas americanas salen con chicos y chicas en el instituto y en la facultad; eso es algo que sabe todo el mundo.—

—Pues yo no —la pasión que le nublaba el pensamiento empezó a diluirse—. No tuve novio, antes de Katherine, además ella no cuenta mucho.—

El secreto de la princesa|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora