Capítulo 10.

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¿Bipolar?

Tranquilamente esa palabra puede describir con exactitud mi vida, estos tres meses que estuve en París fueron la peor tortura del mundo, mis padres, el idiota de mi prometido y su detestable familia me volvían loca. Cada día que pasaba a su lado los odiaba más y más a todos, dentro mío siempre me recordaba que todo eso lo hacía para darle los mejores días de su vida a mi abuela, todo lo hacía por ella por eso me había planteado volver a Chicago solo a estudiar mejor dicho a terminar mis dos carreras universitarias sin distracciones solo enfocarme y ser la mejor alumna del semestre pero eso de no tener ninguna distracción se fue al carajo cuando lo ví a él, Dante Salvatore. Mi mayor karma.

No se porque cuando lo observé bajar del auto mi corazón empezó a latir con más fuerza de lo normal, su actitud tan relajada solo me enojaba más pero no podía quitar mis ojos del él ni por un segundo, estos meses he pensado mucho en Dante y como lograba desestabilizar en un simple segundo con su forma tan chocante de ser, no se que me pasaba pero todo lo que me había replanteado hace unos días lo mandé al carajo cuando mis labios tocaron los suyos.

¿Han experimentado alguna vez esa sensación de satisfacción?

Bueno yo sí, en el preciso momento en que Dante tomó el control de nuestro beso sentí que estaba otra vez en el lugar exacto en que debía estar, capas me arrepiento luego pero ahora tenía la total necesidad de estar así en sus brazos olvidarme que estaba comprometida.

Literalmente quería olvidarme de todo, en Chicago tenía la ventaja que nadie conocía de mi vida así que podía hacer lo que quería. Me lo había planteado luego de separarnos de nuestro beso y observar sus ojos, si ya mi vida estaba condenada a casarme con Nathaniel porque no podía disfrutar hasta ese momento y por eso quería pasar ese tiempo con Dante.

- ¿Por qué esa sonrisa? - la voz de Olivia me hace cambiar mi expresión por completo.

- Es un lindo día - acoto recuperando mi sonrisa recordando que ahora me sentía en casa.

Exactamente ayer había llegado nuevamente al país, no me importaba el jet lag y hoy había vuelto a retomar mi vida, donde todo es diferente a estos meses que pasé sufriendo en Francia. Los peores de la historia mi estúpido prometido me satura por completo pero debía darla las gracias que me haya dajado volver acá para terminar mis estudios porque si era por mis padres todavía me tendrían encerrada en mi habitación encontrá de mi voluntad sufriendo esa tortura. Nathaniel entendió mi postura y logró persuadir a todos, la idea era comportarme pero con Dante a mi lado eso era casi imposible porque cuanto más impedía algo más estábamos cerca de todo el caos.

¿Acaso no podía hacer de estos años los mejores de toda mi vida?

Definitivamente sí lo sería me encargaría de hacer todo lo posible para disfrutar total nadie se enterará.

- ¿Veo que volviste más feliz de Francia? - inquiere divertida.

- Soy feliz porque nuevamente estoy en este país - contesto suspirando.

- Me alegro Abby, me encanta verte feliz y radiante - agrega con una gran sonrisa.

Observando la hora ambas nos fuimos a nuestra clase que debíamos pasar con la clara consigna que luego nos juntaríamos a tomar un café para conversar de todo lo que pasó el verano, según ella lo llamaba ponerse al día. No podía quejarme me gustaba escuchar la locura vida de Olivia o mejor dicho las anécdotas de su padre, ese hombre si que era una caja de sorpresas aparte sentía una profunda admiración a su trabajo porque es una eminencia en el mundo de la arquitectura.

- Preciosa - su voz me detiene.

- ¡No me digas así! - contraataco para mirar su cara de divertido, sabe muy bien que me molesta que me diga de esa forma.

Completamente Imperfectos (9°SAI)Where stories live. Discover now