Capítulo 37.

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Nunca imaginé que estar embarazada iba a ser uno de los momentos más felices de mi vida, todos me cuidan y me miman de más en especial mi esposo y mi padre, que después de enterarse que sería abuelo decidió instalarse en Chicago para acompañarnos en ese espléndido momento que estaba viviendo.
Solo faltaban días para la llegada de nuestro primer hijo y dejenme decirles que estaba súper ansiosa por conocerlo, sería madre de un niño y vaya que había soñado estos meses con una mini versión de Dante, tan parecido a su padre que sabía que me daría dolores de cabeza y nos sacaría canas verdes por su rebeldía. Mi suegra me había contado que Dante fue un bebé tranquilo, que solo comía y dormía pero que todo eso cambió cuando empezó a caminar ahí sí fue una gran revolución en la casa porque hacía las cosas más insólitas del mundo y en verdad ya imaginaba que nuestro hijo sería un total caos, ya me iba preparando para ello.

- ¿Preciosa? - dice Dante al entrar a la habitación con una bandeja.

- Me leíste la mente - acoto sonriendo al ver el gran desayuno nutritivo que preparó.

Estos meses él se había puesto a investigar un poco más sobre las fases del embarazo y que sucedía dentro mío o como crecía el bebé día a día, siempre sabía más cosas que yo y me encantaba que cuando llegaramos de trabajar me contaba lo que había averiguado, será un gran padre.

- Siempre tienen hambre - comenta al ponerse a mi lado.

- Gran parte de esto - le marco mi enorme panza - es tuya - agrego divertida.

- Acepto la culpa - responde robándome un beso.

- ¡Oye! - me quejo al notar que me roba una frutilla, una total debilidad que tengo desde que me enteré del embarazo.

- Yo también estoy embarazado - contraataca robándome otro frutilla.

- Tonto - suelto una risita ante su comentario.

No se que sería de mí sin este hombre porque es lo mejor que pasó en la vida, lo más maravilloso y siempre estaré agradecida a qué nuestros caminos se cruzarán el momento justo.

- Te amo - dice él y siento como nuestro hijo me da una fuerte patada que me hace quejar. - Engendro - se agacha a la altura de mi panza para hablarle.

- ¡No le digas así! - lo regaño.

- Él sabe que es con cariño así que ahora deja de interrumpir la charla de padre e hijo - comenta riendo y él bebé vuelve a dar una patada que me hace quejarme. - Mira engendro te voy a decir que tendremos que compartir a tu madre porque ella es mía antes que tu estes ahí - agrega dejando un beso que le responde con otra patada.

- Creo que no le gustó - comento acariciando mi vientre para que se quede quieto.

- Es un Salvatore y somos un poco celosos -

- ¿Un poco? - inquiero con diversión.

- Preciosa, déjame decirte que de los dos tú eres la más celosa - afirma convencido.

- ¡Eso es mentira, Dante! - exclamo indignada.

Él suelta una carcajada al verme enojada y yo más me cruzo de brazos molesta, trata de robarme un beso pero me niego a recibirlo y en ese momento que me muevo siento como un líquido comienza a bajar por mis piernas.

- Abby - murmura al darse cuenta que rompí bolsa.

- Debemos ir al hospital - musito asustada.

- Cariño - dice parándose enfrente mío. - Escúchame, tranquila. Todo saldrá bien y si quieres golpearme por tu dolor hazlo - agrega tomando mis manos.

Completamente Imperfectos (9°SAI)Where stories live. Discover now