Capítulo 26.

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Parecía que vivía en un sueño.

En tan solo recordar esa tarde con Dante y todo lo que después vivimos en esta intensa semana me hace sonrojar, nunca pensé que una sola caricia podía desatar un fuego interno que costaba mucho ser apagado, eran horas y horas de puro sexo. De ser una chica completamente vírgen pasé a ser una ninfómana que quería sexo a cada rato, acosaba a mi pobre novio aunque seamos sinceros a él le encantaba mi nueva faceta.

Ahora estaba más desestresada que nunca.

Una nueva Abby había nacido esa tarde.

Volviendo a la realidad no sabía que ponerme para la fiesta que se llevaría acabo en la casa de los abuelos de Dante, casi imposible imaginar que una pareja cumpla cincuenta años de casados y en verdad tenía muchas ganas de conocerlos, él me había hablado maravillas de ellos, no hay nada más lindo que tener hermosos recuerdos con tus abuelos y todo eso me hacía sentir un poco de añoranza por mi abuela, mi única familia y la que me da fuerzas a seguir, aunque ella no quiera siempre iba a dejar mi vida para que por lo menos sus últimos años de vida sean los mejores.

- ¿Quentin? - pregunto al marcar su número.

- Disculpa, ¿quién habla? - inquiere confundido.

- Abigaíl - respondo suspirando.

Escucho que maldice entre dientes y como pide disculpas. - Mierda Abby - gruñe. - Acá todo es un caos, cambiaste tu número, nadie puede ubicarte y para completar no estás hospedada en la zona que te habían indicado - bufa - está todo jodido, Abigaíl - culmina histérico.

- Son unos exagerados - pongo los ojos en blanco. - Hice mi promesa de estar el día de mi condena, después no quiero que se metan en mi vida - agrego con contundencia.

- Tienen miedo que no vengas a la boda - asegura mi amigo.

- Ojalá pudiera hacer eso pero no dejaría nunca sufrir a mi abuela - suspiro. - Solo diles que iré que mientras tanto deben dejarme en paz - sentencio con seguridad.

- Ella últimamente no ha estado muy bien - me cuenta Quentin.

- El Alzheimer avanzó - aseguro con tristeza.

- Mucho Abby y cada vez son más horas desconectada con la realidad - acota también suspirando.

- Me encantaría estar a su lado - murmuro pensando que soy un poco egoísta, tendría que estar ahí a su lado pero también tengo que cumplir con mi promesa de estudiar porque eso es lo que ella más quería.

- No puedes volver todavía Abby, seguro está vez sí te dejen encerrada - comenta él.

- Lo sé por eso quiero que me prometas que la cuidaras - le pido con lágrimas en mis ojos.

- Esa promesa nunca se rompe y siempre la estoy cuidando - afirma generando una pequeña sonrisa de alivio.

- Gracias Quentin - musito con melancolía.

- Disfruta tu vida Abby que aquí mantendré todo en orden - sentencia con firmeza.

Aunque sea una mala amiga y no me comunique mucho con él por miedo a que descubran la ubicación en donde estoy sabía que mi mejor amigo es de esos que están en todos, ambos nos hicimos promesas antes de volver a Chicago y estaba segura que ninguno la iba a romper.
Aunque mi abuela no me recuerde yo iba a cumplir mi promesa porque quería que se sienta orgullosa de mí cuando termine mi carrera como arquitecta.

Sentí dos toques en la puerta que me hicieron volver a la realidad y sobre todo darme cuenta que estaba atrasada porque Dante ya estaba acá para buscarme e irnos a la fiesta de sus abuelos.

Completamente Imperfectos (9°SAI)Where stories live. Discover now