Capítulo 12

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La historia se repetía como hace una semana atrás; era tercer día que Luke no me hablaba y nuevamente el sentimiento de necesidad invadía todo mi cuerpo. 

Otra vez había estado evitando todo tipo de contacto conmigo, y hacía exactamente lo de días atrás; llegar más tarde de los usual a las clases que coincidía conmigo, para sentarse en el fondo del salón, no lo veía en la cafetería, ni tampoco en las gradas fumando como el cerdo que era. 

Aunque estos días me la pasaba encerrada en mi habitación haciendo tarea, mientras escuchaba los discos que me dijo que hiciera por mi propia cuenta. Había descubierto que al final, algunas canciones eran muy buenas. Elegí de entre todas las canciones las que más me gustaron, postulándolas como mis favoritas e hice una lista. Pennyroyal Tea de Nirvana no podía sacarla de mi cabeza. La voz del cantante era tan relajante. 

Apoyé mi frente en el cristal de la ventanilla del auto para suspirar haciendo que éste se empañara, tracé dos puntitos y una curva debajo y esbocé una sonrisa como el dibujo que había realizado. Estaba en camino al instituto con mamá, quién se quejaba de que no tenía tiempo para pasar conmigo y que se le estaba yendo mi vida por el trabajo. Me comentó que estos días no trabajaría porque los demás médicos harían un paro por la falta de higiene y otros en el hospital, ella iría a algunas marchas y los demás días se quedaría conmigo. También, que los viernes y sábados, por más paro que haya tendría que ir de todas maneras porque los adolescentes rebeldes, como solía decirles, venían con un coma alcohólico u otras sustancias. De repente vino el chico rubio a mi mente. 

—Debes amar mucho tu trabajo para pasar la mayoría del tiempo en un hospital. —declaré con un gesto de disgusto. Odiaba los hospitales, su olor a muerte y enfermedad, gente llorando. Los pasillos desolados de internación. Diu. 

—Lo sé, pero créeme, es lo que más amo en el mundo. Salvar vidas. —sonrió y golpeó con sus dedos el volante. 

—Eso es raro, ¿cómo es posible amar y odiar al mismo tiempo tu profesión? —vacilé soltando una risa.

—Ve bajando querida porque esta futura médica necesita llegar temprano al trabajo. —indicó sacándole el seguro al auto. Ya habíamos llegado al instituto. 

—¿Futura médica? —pregunté atónita. Mi madre había estado esperando durante años que la ascendieran en su trabajo. 

—Sí. Quería esperar a la cena para decírtelo, pero hay un noventa y nueve por ciento que me asciendan. —me sonrió de oreja a oreja aplaudiendo como una niña pequeña. 

—No puedo creerlo. Felicitaciones mamá. —el timbre del instituto sonó, besé su mejilla. —Nos vemos en la cena, te quiero. —me despedí, antes de cerrar la puerta ella me respondió un cálido yo igual.

Caminé a la primera clase que era Literatura con mi queridísimo profesor Lombard. Recordé el poema que había que hacer para la clase de hoy; el profesor tenía la costumbre de humillar a sus alumnos haciéndolos leer delante de toda la clase cada cosa que él mandaba a escribir. Este hombre era un sádico. Y podía percibir el odio que tenía hacia mí, porque a pesar de que la inicial de mi apellido estaba casi al final, fui la primera mencionada para comenzar con este humillante momento. Rebusqué entre mis cuadernos el papel que contenía el poema y me paré en frente de la clase, iba a comenzar a leerlo, pero la puerta se abrió revelando a un Luke con ojeras la ceja cortada y la nariz un poco roja. Lo que me hizo pensar en qué podría haberle pasado, hace ya varios días que venía en ese estado. Él se sentó al fondo y clavó sus ojos en los míos y yo comencé a leer con voz temblorosa.

"Cuando tomaste mi mano y corrimos a la tienda de discos entendí que nos acoplábamos,

cuando me mostraste el interior de tu alma con aquel álbum de tu banda favorita supe que tan asfixiado estabas y todo lo que ocultabas.

I M A G I N E [LIBRO 1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora