Capítulo 31

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En una semana estaríamos en el mes de diciembre. A mi madre le encantaba, pues para ser sinceros ¿a quién no le gustaba? Navidad era una de las épocas favoritas de casi todo el mundo. A ella le gustaba poner el árbol antes de que fuera ocho de diciembre, solía adelantar los detalles y la decoración en la casa. 

—Mía, ve sacando las esferas. —indicó mientras elevaba las luces a la altura de sus hombros. —Iré por un cable más largo.

Con las luces en sus manos, caminó hasta el fondo de la casa y desapareció de mi vista. Solté un suspiro agotador y, sin levantarme, tomé la caja con las esferas, eran de un color plateado y azul combinaba con la sala y el árbol blanco. Algunos adornos con forma de botas yacían colgados sobre los estantes, puesto que no teníamos chimenea. 

Unos pequeños golpes provinieron desde la puerta principal y fruncí el ceño. Mi madre no estaba cerca para abrir, por lo que tendría que ir yo, y eso implicaba ponerme de pie para saber de quién se trataba. Gruñí por lo bajo y con toda la pereza del mundo me levanté de la alfombra. 

—¡Va! —grité cuando volvieron a tocar.

Al momento de abrir, mi piel hizo contacto con el picaporte, la pieza metálica estaba fría por lo cual envió un escalofrío por mi espina dorsal. Automáticamente, mis labios se curvaron y sentí una gran ola de felicidad. 

—Espero que no sea un mal momento para venir. —Luke murmuró con una mueca. —Es solo que... quería verte e invitarte a la cita que mencioné.

—No para nada. —negué y tomé su mano para incitarlo a entrar. —Mi madre está decorando para Navidad, ¿quieres ayudarnos?

—¿Ya? ¿Tan pronto? —preguntó incrédulo. —Falta una semana para que sea diciembre, y yo que sepa recién se arma el ocho. 

—Dile eso a mi mamá. —reí. Luke negó con una sonrisa. 

Él me miró y por inercia me sonrojé dio un paso hasta mí y me envolvió en un fuerte abrazo, aspiré su aroma varias veces y me sentí confundida. Esta vez no olía a marihuana, para nada. Ahora, era un olor a ropa guardada en algún lugar de su armario. 

Enrollé mis brazos alrededor de su torso y el se separó de mí para besar mi frente. Pude sentir como una sonrisa se formó en sus labios. 

—Dime, ¿en qué necesitas ayuda? 

Me alejé de él para ir por las cosas que anteriormente estaba abriendo y las apunté. —Hay que sacar las esferas y quitarles el polvo que tienen. Mi madre ha ido por un cable más largo para poder conectar las luces y ponerlas en el árbol.

—Esta bien. —asintió y cogió una caja para caminar con ella hasta el sillón de la sala. —¿Puedes...—él habló, pero fue interrumpido por el grito de emoción de mi madre. 

—¡Lo encontré! —ambos dos giramos la mirada hacia ella. Su vista se tropezó con la de Luke y le regaló una sonrisa. —Oh, hola.

—Buenas tardes, señora Blake. —saludó él poniéndose de pie. —Perdón por no avisar que vendría, no se enoje con Mía. Fue mi culpa.  

—Tranquilo, cariño. Nadie aquí será regañado. ¿Quieres algo de comer? ¿O de tomar? Estábamos por hacer chocolate caliente, ¿te gusta?

Yo carcajeé sin disimulo. No tenía ninguna duda que a mi madre le agradaba Luke, y, de hecho, lo supe desde el primer día que se conocieron. ¡Qué increíble! Había pasado tanto desde aquella vez, y se me hacía tan cercano. 

—Ah-ha. —balbuceó—, quiero decir, claro que me gusta el chocolate caliente. Pero...—el rubio hizo una mueca rascándose con nerviosismo la nuca. —quería preguntarle a usted si le molestaba que invite a Vogler a comer esta noche... una cita, o algo así. —susurró lo último.

I M A G I N E [LIBRO 1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora