Capítulo 26

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La escasa lluvia se hacía cada vez más densa, tenía la impresión de que en cualquier momento se iría la luz, aunque en ese instante nada me preocupaba, aún el sol estaba, escondido entre las nubes grises, pero seguía allí. 

Esnifé para pasar el dorso de la manga de mi sudadera por mi nariz, la brecha de la ventana estaba abierta aportando un poco del aire fresco que había afuera hacia adentro de la casa, mis pies descalzos tocaban el suelo frío, debía preocuparme que podía enfermarme, sin embargo, no lo hacía. Mi mente seguía en los vagos recuerdos que no querían alejarse, me seguían torturando. 

Mi madre no llegaría hasta muy tarde, había tenido un problema con una de sus compañeros de trabajo, debía quedarse a des hora porque él no podía basto con los pacientes de ese momento, no eran asuntos de ella, pero aún así siendo ella la jefa y por tener una gran equidad decidió aportar su ayuda. No me quejaba en absoluto, estaba viene estando sola, no quería que me viera en tal estado, ojos rojos, hinchados, voz ronca y sacudidas contantes de nariz. Una imagen demasiado fatal y preocupante para una madre.

Era sábado, ya había pasado más de una semana de lo ocurrido con esa maldita fotografía y se sentía como el mismísimo infierno porque aún no lo pasaban por alto, aunque hoy, podía descansar de las miradas y susurros por todo el instituto, no sabía nada de Luke.

El día que vino a dejar solo me bajé y le pedí que me dejara sola, lo hizo sin chistar, tuco mucho tiempo para pensar con tranquilidad, sin que nadie me estropeara mis pensamientos, analicé las cosas y llegué a la conclusión de alejarme de Luke, mientras se calmaban las cosas, seguir a su lado me traían demasiados problemas, y él ya tenía demasiados como para sumarle otro, y yo, era lo demasiado débil ante todos ellos. 

Algo me decía que Luke sabía sobre aquella fotografía, puesto que la noche anterior me había pedido que terminara con Nathaniel, aunque no quería sacar conclusiones, no quería echarle la culpa a él, porque era de ambos. 

Pero sobre todo era mi culpa. 

No tenía ganas de siquiera que se me acercara, y sí, repetía, él no tenía toda la culpa, pero mayormente las ofensas iban dirigidas a mí, ya que había dañado al indefenso y tan querido capitán de rugby, y eso era no era lo peor, Isaak estaba con él, y eso equivalía a todas las chicas del instituto en contra mía. 

No entré a las clases con la profesora Dekker, no me acercaba a las gradas, —cabe mencionar que por Isaak, Nathaniel y Luke. —, ni siquiera comía en la cafetería, trataba de llegar tarde a clases e irme lo más temprano posible. Y aunque Luke intentó acercarse a mí, le pedí que se alejara por ahora.

Me dolía, ardía. Pero era por el bien de los dos. Lo era. Maldecía al profesor Lombard, porque si no fuese por él, el día que me había dejado afuera de la clase, yo no sabría de la existencia de Luke Reinhard. Y estaría bien con eso. 

De las personas que no me habían dejado, era solamente Alexa, la cual había vuelto al instituto para recursar las materias como alumno libre; se había enterado de lo sucedido y desde ese entonces permanecía a mi lado y seguía hablándome. Ella juraba creerme, realmente podía ser una chica muy comprensiva, aunque probablemente la Alexa del pasado estaría del otro lado. Había discutido con Nathaniel sobre el tema, no le tenía miedo aún fuera dos cabezas más grandes que ella, y problemas de ira, realmente valoraba mucho eso por parte de ella, por ahora era mi único hombro con el cual llorar. Alexa había llegado en el momento justo. 

Unos toques en la puerta principal hicieron que mi concentración disparase hacia ello. Con duda entre mis pensamientos y mi propio cuerpo, avancé. Mi mano hizo contacto con el frío picaporte de la puerta haciendo que diera un respingo, cuando la abrí pude ver de quien a la persona del otro lado. Mis sentidos se despertaron alarmándose de una manera abrupta. 

I M A G I N E [LIBRO 1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora