Capítulo 62.

6.6K 546 83
                                    

NARRA ALEXA.

Quedo con la boca abierta. Manuel se interpone intentando calmar la situación que de un momento a otro se tensa.

RAÚL: Alexa ¿Qué está diciendo este doctor? -Me pregunta serio, con la vena del cuello apunto de explotar-
YO: Tonterías, nada de lo que dice es cierto.
DOCTOR: Juraría que los vi besándose.
RAÚL: En este momento voy a entrar ahí ¡Déjame pasar o dile a Daniel qué salga en este instante!
YO: No puedes creer lo que dice, Kendall no se fijaría en su doctor ¡Créeme a mi! Soy su mejor amiga y la conozco mejor que nadie.

RAÚL: Porque os conozco a ambas no te creo.

DOCTOR: Ahora es imposible hacerlo pasar, cuando su hija sea trasladada entonces podrás hablar con Daniel lo que quieras.

Él vuelve dentro. Raúl me mira furioso, Marta avanza empujando su silla de ruedas y yo me siento alejada junto a Manuel sin saber que va a pasar ahora.

NARRA DANIEL.

Reviso mil cosas que el suplente que me está reemplazando en mi planta no ha hecho correctamente. Fernández entra en la habitación, riéndose, casi podría decir que burlándose de mi, ahora toca saber porqué.

YO: ¿Qué te hace tanta gracia?
FERNÁNDEZ: Nada, solo que estoy consiguiendo todo lo que me propongo. -Dice en un tono amenazante-
YO: ¿Hablas de mi puesto? Síguelo soñando, ahora lárgate.
FERNÁNDEZ: ¿Sabes qué el chico besó a Kendall? Parecía muy enamorado de ella.

Cierro el puño por debajo de la mesa y lo miro como si no estuviera apunto de explotar.

YO: Fueron novios si no recuerdo mal, tal vez la siga queriendo.
FERNÁNDEZ: Ella parece que también, pero creo que alguien la está confundiendo ¿No sabrás tú quien? -Pregunta con sarcasmo-
YO: No, no tengo ni idea, que resuelvan sus cosas, no quiero cotillas como tú a mi alrededor.

Cojo los papeles y me dispongo a salir para evitar cometer una estupidez que él está buscando.

FERNÁNDEZ: No disimules, sé que eres tú el enamorado de esa adolescente.
YO: Y tú eres él paranoico al que le encanta llevar vidas ajenas, la mía no, lo siento pero en eso no pienso complacerte -Lo encaro- y escucha algo, pero esta vez escúchame bien, la próxima vez que quieras hacer mi trabajo terminaré perdiendo la poca paciencia que estoy teniendo contigo ¿Me oyes? Te romperé la boca, aunque tranquilo, eres doctor, podrás solucionarlo rápido.

Consigo apartarlo y abrir la puerta.

Si lo que él dice es cierto, Kendall no me ha contado nada sobre el beso, me ha ocultado algo que merecía saber.

CLARA: Oviedo.
YO: Llámame Daniel.
CLARA: Kendall quiere verte, ha despertado, no ha dormido ni veinte minutos y ya está preguntando por ti.
YO: Dile que enseguida voy.

Me dispongo a salir fuera pero me detengo debido a un mensaje que llega a mi teléfono.

"Voy a suicidarme, eres un imbécil, ahora vas a tener en tu conciencia la muerte de tu ex novia, solo por un calentón adolescente ¡Te odio!"

Pongo los ojos en blanco, suelto un suspiro y guardo el móvil en mi bolsillo, ni siquiera sé porqué no la he bloqueado.

NARRA JESÚS.

Ana coge el teléfono mientras que yo llamo con mi móvil al chino. Discute, grita, insulta y yo cuelgo la llamada.

YO: ¿Qué pasa?
ANA: Voy a matar a esa loca.
YO: ¿Cuál loca? ¿De qué demonios estás hablando?
ANA: Rosanna, sigue intentando manipular a Dani pero lo peor es que ahora lo está intentando contigo ¡Pero no lo voy a permitir!
YO: Olvídate de ella, solo quiere atención, mi hermano ha dejado de ir a visitarla y está bastante alterada, no es capaz de hacerse daño.

Resopla, cruza los brazos y yo la abrazo para calmar su enojo.

YO: No le des importancia -Le beso el cuello- préstame atención a mi.
ANA: No te tengo desatendido.
YO: Si, si que me tienes -Ríe- bésame.

Lo hace, nos besamos pero el timbre nos interrumpe.

YO: Ag, odio esta casa.
ANA: El próximo día rentamos una habitación de hotel.
YO: Te cojo la palabra.

Abro la puerta. Una señora rubia, refinada y con mal carácter me sorprende detrás de la puerta.

YO: ¿Usted quién es?
(...): Francesca, la tía de Rosanna, vengo a saber sobre ella, me tiene preocupada, no sé nada desde hace un mes.
YO: Oh dios. -Suspiro- lo que me faltaba ya.
FRANCESCA: Responde, dime dónde está mi sobrina.
YO: Claro señora.

Cojo un papel, apunto la dirección del hospital y  el número de habitación.

YO: Su sobrina ha tratado de suicidarse dos veces, nos ha engañado fingiendo que había perdido el trabajo y ahora se ha quedado totalmente sola por actuar como loca, pero usted puede ir y hacerle compañía.
FRANCESCA: ¿¡Cómo dices!?
YO: Ve, allí te enterarás de todo.
FRANCESCA: Por supuesto que voy.

Cierro la puerta, suelto un gruñido y miro a Ana que ríe a carcajadas.

ANA: No hay duda, son familia.
YO: Maldito Daniel -Me rio- se metió en una familia de locas.

ANA: ¿Por dónde íbamos?
YO: Besito.

Reímos, nos besamos apasionadamente, olvidamos el chino y todo lo que nos rodea.

NARRA KENDALL.

Daniel no me visita. Vienen a cambiarme de habitación y él no está, no entiendo nada, aunque tal vez está ocupado.

RAÚL: Tenemos que hablar. -Me dice-

Alexa mueve la mano avisándome de algo pero no entiendo qué. Me llevan en camilla hasta mi habitación, preparan todo para mi estancia y por fin puedo respirar tranquila.

ALEXA: No sabes todo lo que ha pasado.
YO: ¿Qué?
ALEXA: Un doctor ha informado a tu padre sobre tu relación con Daniel.

Entro en pánico.

YO: ¿Qué?

NARRA DANIEL.

Termino todo lo que he estado haciendo en estas horas y me dirijo a la habitación de Kendall para verla, saber cómo está y volver a mi trabajo normal.

MARTA: Daniel, no es buena idea, vete.
YO: ¿Cómo?
MARTA: Enserio, vete.

RAÚL: Contigo quería hablar.

Marta niega con la cabeza.

YO: Dígame.
RAÚL: ¿Qué significa todo lo qué me han contado?
YO: No sé que le han contado.
RAÚL: Me han contado que usted es mi yerno y que se besa con mi hija ¡Menor de edad!

Marta lleva la mano a su cabeza.

YO: ¿Perdona? No sé de qué me estás hablando.

Entro en la habitación, Kendall tiene la misma expresión de pánico que yo debo tener.

RAÚL: Un doctor me lo ha contado y ahora que pienso todo cuadra, todo se ve con claridad, sus lágrimas cuando mi hija estuvo al borde de la muerte, las atenciones, la preocupación, los juegos con ella ¡Se un hombre para admitirlo!

Miro a Kendall. Cierro los ojos, trago saliva y vuelvo a mirarlo a él.

YO: Si, estoy profundamente enamorado de su hija y antes que diga, prohiba o exija, déjeme decirle que no pienso renunciar a ella.

Hasta el último suspiro. ®Where stories live. Discover now