Capítulo 1: Jodido CEO chino

4.5K 243 84
                                    

—Angélica una cosa te voy a decir, dos escopetas tengo…—Bibiano me fulminó con la mirada mientras salía del baño mirándolo de arriba abajo.

—Yo tambien te amo… Puto.

—Dijo la zorra… —Contestó cerrando la puerta del baño en mi cara mientras comenzaba a sonar Its raining men por toda la casa.

Me llamo Angélica y tengo 26 años, camino de mis dulces 27 y vivo con mis dos mejores amigos en un modesto departamento de tres habitaciones en Brooklyn, hacia 6 años me había mudado desde Argentina para descubrir que vivir con mi padre americano al que nunca veía no había sido un buen plan.

Pero no todo había sido tan malo, era buena arreglando cosas, y ordenando todo a mi alrededor, asique mi padre me había pagado un curso en una universidad privada con rápida salida laboral, era una secretaria y chica de los mandados explotada con el título de asistente ejecutiva en mi gran trasero. Eso, sumado a las diferencias irrenconciliables con mi padre me obligaron a huir cuál rata mojada y compartir un feo monoambiente con mi mejor amigo Bibi, un recién licenciado en comunicaciones. Ambos teníamos la misma edad, él habia venido como alumno de intercambio desde Italia y nunca más se había vuelto a marchar, ademas era abiertamente gay, MUY abiertamente.

Lo que sería un lunes por la mañana en mi dramática vida si.

Me senté a la mesa mientras observaba a Stephania, mi mejor amiga era hija de los mejores padres del mundo, su madre era doctora y psicóloga de varias celebridades y su padre entrenaba a deportistas de elite. Stefy tenía 22 años pero se había independizado y había viajado por varios países hasta volver a los Estados Unidos y estudiar abogacía. Pronto iba a recibirse pero en su tiempo libre escribía en una columna amorosa cómo Kat… Sobre sus amigos y su propia vida amorosa.

Ella nos había ofrecido mudarnos con ella y salir de ese zulo donde vivíamos… Y vaya si mi bolsillo lo había sentido.

Me gustaria poder decir que esta historia es sobre buenos valores de jóves adultos responsables pero en verdad no lo es. En esta casa hay más alcohol que en todo Harlem, son las 7 de la mañana y ya me masturbé dos veces y tengo 3 hermosos hombres en tinder listos para un pasdo esta noche y bueno...Quizás una romántica cena.

—¿Estas nerviosa? —Stefy me tendió mis tortitas con sirope mientras bebía su licuado detox.

—Por supuesto que no...

Cagada de miedo.

Maldita sea me habían despedido hacía casi 20 días y aún no había encontrado un puto maldito trabajo... Esta era su última esperanza, o tendría que meterse en starbucks a servir café a gente que pagaba por sacarle fotos a su café.

—Hoy voy a acompañar a Bi a una entrevista, ¿quieres venir?

—Paso... Iré a visitar a mi hermanastro, hace tiempo no lo veo.

Miré mis panqueques y suspiré pensando que siempre podría ser la mucama de Stefy y que me pagara con comida casera siempre que lo necesitara...

《Hmmm difícil muy difícil... 》

Me dediqué a recitar mentalmente la famosa frase del sombrero seleccionador de Hogwarts mientras miraba mi armario veinte minutos después. El sol estaba saliendo y el otoño neoyorkino entraba sin contemplaciones por el fino cristal que daba al patio interno del edificio.

Y es que vestirse era una cosa difícil cuando se pesaba 85 kilos. Claramente por muchos outfits hermosos que viera en instagram, nunca, nunca, NUNCA me vería como las chicas de las fotos. Todas ellas eran palos. Se veían bien con ropa enorme, adorables y sexys mientras que si ella se ponía dos tallas más, parecería que el circo se había instalado en Brooklyn.

Skinny love ♡Where stories live. Discover now