Capítulo diecisiete 2/2: un corazón con fallas

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La miró una última vez antes de dejarla ir.

Hayden había estado siguiendo los pasos de Angélica en los últimos días, había estado observándola para ver cómo había perdido algo de peso, no demasiado a simple vista pero Hayden era una persona muy detallista y había notado que ya no comía a la hora de su almuerzo, se dedicaba a tomar café frío  o dormir en el sofá. Por curiosidad había entrado a los registros de su tarjeta de la empresa para ver que la mayoría de gastos eran en clubs, y locales de comida rápida.

Y según su Instagram se mantenía de fiesta en fiesta los fines de semana. Y aunque su trabajo seguía siendo bueno salvo algunas ocasiones donde se había equivocado, él no tendría porqué entrometerse en la extravagante vida que llevaba... También había inventado lo de que la fiesta era obligatoria. Pero siempre todos solían asistir por respeto.

Ella tenía razón, no podía llamarla asistente si básicamente la tenía preparando su agenda y contestando su teléfono... Pero creía que un poco de distancia entre ambos estaría bien, razón por la que Lisoo había viajado desde Corea del Sur para atenderlo.

Se había acostumbrado a ciertas comodidades estando en Corea que extrañaba una vez instalado nuevamente en Nueva York... Tener una asistente personal le solucionaba muchos aspectos de su vida pública y personal.  Su estadía había sido mucho más  tranquila gracias a Lisoo.

Sin embargo se había mantenido pensando en Angélica casi a diario. Eso lo había confundido y alterado por partes iguales.

Sus padres habían cenado con él y sólo para pedirle que considerara volver al país y establecerse en la empresa familiar. Además de presentarle a actrices y modelos coreanas en una carpeta con fotos, datos personales y gustos varios casi cómo si pudiera encargar una esposa a la carta.

Escalofriante.

Pero aquellos tres meses, le habían servido para oxigenarse de sus sentimientos confusos y al volver a ver a Angélica pudo notar lo distintos que eran desde un primer momento. Su cuerpo, sus personalidades y su forma de hablar incluso eran contrarios, donde ella era despistada y amigable, Hayden era  silencioso y detallista. Ella era risueña y él serio, ella tenía un estilo demasiado provocativo... Alto.

Tendía a analizar todo, ¿entonces por qué la había contratado en un primer momento?

Angélica no era interesada, esa había sido su principal virtud para contratarla. No había tenido buenas experiencias con sus secretarias y asistentes en el pasado. Las mujeres coreanas consumían demasiados doramas de amoríos con sus jefes... Pero si era cierto que una buena asistente incluso era más eficiente que una esposa. Pero las mujeres tendían a confundirlo todo.

Lisoo era una excelente asistente, siempre silenciosa y casi cómo un fantasma a su alrededor. Pero ahora ella estaba embarazada y se acaba de enterar, y él necesitaba a alguien de entera confianza para manejar sus tiempos y asistir a las reuniones que estarían comenzando antes de la primavera y que lo tendría con dolor de cabeza durante semanas... Y no podía permitirse eso.

Además debería volar a Corea para asistir a la boda de Lisoo, y cerrar por fin el proyecto.

Necesitaba nuevos trajes, recoger sus cosas, ir a sus chequeos rutinarios... Ese pequeño gran detalle.

Cómo un balde de agua fría el médico en Corea le había comunicado que su falta de aire en las noches y al hacer ejercicio no era por disnea sino por una falla cardíaca. Su corazón no era capaz de bombear la cantidad necesaria de sangre para oxigenar su cuerpo debido a una de sus arterias coronarias. Tenía angina de pecho, y necesitaba un cambio drástico en su vida o si se agravara la situación necesitaría una cirugía y en un futuro drástico un marcapasos.

Había necesitado cambiar su  actividad física, su dieta y había empezado a tomar pastillas.

Razón por la que ahora necesitaba ayuda, había días en donde su pecho dolía tanto que no podía levantarse de la cama... O sus pastillas eran tan fuertes que le costaba levantarse. Aunque eso apenas sucedía aún seguía necesitando ayuda para hacer cosas ya que una cuota alta de estrés podría originar consecuencias cardíacas.

Básicamente estaba jodidamente jodido.

Salió de la oficina viendo el cielo gris sobre su cabeza, ahora tampoco era recomendable que conduciera en horarios pico, ya que había sufrido de taquicardia al volver al bullicioso Nueva York. Y tampoco exponerse a climas fríos porque una neumonía era lo último que necesitaba.

Pudo verla, pasar entre los coches con su vestido negro y su abrigo celeste.

Llevó una mano a su pecho de manera inconsciente, ella sonrió de manera agradable a un tipo debajo de un paraguas.

Ella le había sonreído así meses atrás...

Cerró sus ojos apretando sus manos.
 
No lo vió venir, hasta que su cabeza chocó contra el asiento de cuero. En la neblina de su mente labios rojos le sonreían.

 En la neblina de su mente labios rojos le sonreían

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Canciones que inspiraron este capítulo:

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