Capítulo 3: el bestia y el gilipollas

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Stephany suspiró mirando las vistas mientras su amigo preparaba todo, era una entrevista con un deportista de élite de judo... Ella había esperado algún actor famoso. Hizo un puchero al revisar por décima vez su celular Fabrizzio no le había escrito, ¿qué hora era en Italia?
Suspiró comiendo más galletitas del catering mientras hablaba con Ann cuándo se giró lista para irse y chocó con un cuerpo musculoso de golpe. Ella y sus 48 kilos fueron a parar al suelo.

¿Que demonios?

El hombre desde arriba la miró, tenía su cabello corto y oscuro, ojos verdes fríos y una manga completa en uno de sus brazos. Ella esperaba una disculpa pero no la obtuvo.

—Maleducado —murmuró ella levantándose alisando su vestido y mirándolo de mala manera.

El hombre no le expresó sus disculpas y eso la molestó más. Se giró saliendo del salón y yendo hacia la sala donde su amigo estaba preparando todo. Algunos hombres simplemente eran bestias.

Se sentó frenta a la puesta en escena de su amigo quien lucía cómo siempre nervioso mientras todo el equipo de producción preparaban los últimos detalles. Entonces lo vió entrar nuevamente, por sus ropas debía ser algún ayudante y suspiró mirando a otro lado.

—Señor Antonovna, un placer —dijo nervioso Bibi luciendo profesional mientras tendía su mano radiante.

El hombre de al lado de la bestia, le dijo algo y esté asintio hablándole con un fuerte acento ruso y una voz rasgada.

Stefy alzó una ceja.

—Disculpar, mi inglés ser malo...Por eso yo necesitar... Traductor.

—No hay problema.

En cuánto se sentó sus miradas se cruzaron y ella rápidamente volvió su visión a su teléfono completamente apenada.

Además de maleducado famoso y ruso... Menudo hombre.

Buscó su apellido por mero desinterés, y descubrió que se llamaba Aris, era un deportista de élite en judo y que tenía 33 años y media casi 2 metros. Estaba ya retirado pero había sido varias veces campeón del mundo en medalla de oro, y ahora se dedicaba a entrenar a futuros judokas... (Hablando de Freud y su edipo mal resuelto) Y entonces vio su foto.

Rodó sus ojos y volvió a mirarlo, era torpe y bruto al hablar, no se expresaba de manera desenvuelta y no sonreía

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Rodó sus ojos y volvió a mirarlo, era torpe y bruto al hablar, no se expresaba de manera desenvuelta y no sonreía. Un neardental en toda regla. Cruzó sus piernas observando sus tatuajes y su musculoso cuerpo, una bestia.

Y ella odiaba a las bestias.

⛩⛩⛩

Odiaba los lunes, mi supervisora me dijo que esa tarde debía limpiar los dos últimos pisos ya que andaban cortos de personal, el cambio de estación y la gripe no eran buena combinación.

Limpié a fondo junto a mi compañera la sala de conferencias, la de reuniones y los baños que parecían nunca utilizados. Luego me dirigí hacia la diminuta cocina y el pequeño comedor. En aquella planta no había empleados ya que solo era utilizado para cuando se suscitaban reuniones entre los directivos. Decidí ir al último piso así aligerar el trabajo y poder salir antes, ya que sabía que estaba ocupada únicamente por las oficinas del CEO y su secretaria personal. Aunque mi compañera me había dicho que estaban vacías ya que a esa hora todos se estaban retirando, excepto yo que era la cenicienta del lugar.

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