Capítulo ocho: ¿y qué piensa el ceo chino?

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Aún sentía la vergüenza mientras anudaba su corbata, Nueva York había amenecido lloviznando y eso suponía gente estúpida en el volante.

Hayden era un hombre con mucha paciencia, realmente él nunca había terminado de ver a Nueva York como su hogar, Seúl no era mucho mejor, pero al menos allí había un mínimo de respeto, los americanos eran hombres brutos e irrespetuosos...

Además era un hombre de rutinas, y desde luego no había estado en su rutina el terminar en el hospital el jueves pasado, sus mejillas se tiñero de rojo mientras recordaba el horrendo episodio que había vivido en el baño junto a su asistente.

La chica caramelo.

A pesar de estar teniendo un ataque, su fragancia lo golpeó con fuerza rodeándolo y devolviéndole un poco de cordura para explicarle lo que debía hacer. Y ella había sido tan fuerte, no había dudado en clavarle la aguja sobre el pecho.

Ninguna de las mujeres que había conocido eran capaces de hacer algo así. Todas estaban tan metidas en su papel de mujeres impecables, inútiles y débiles, tal y como su familia había predispuesto que fueran que posiblemente nunca hubiesen visto más allá de sus pequeñas y operadas narices.

Angélica sin embargo era una mujer fuerte, de un carácter que nunca antes hubiese conocido, su expresión siempre delataba lo que estaba sintiendo. En Corea era algo impensable mostrar desconcierto o disconformidad con algo, eran demasiado respetuosos para ello. Mucho menos alzar su voz.

Angélica lo había hecho más veces de lo que había visto en su vida a su padre levantar la voz.

Era gritona, además de una mujer que parecía no tener problemas con no saber vestir acorde a su cuerpo.

Sin embargo, lo había cuidado, acompañándolo hasta su departamento, y vigilando que estuviese bien... ¿Por qué? ¿Qué quería a cambio?

Se había críado en un ambiente en dónde la gente nunca era de fiar y siempre hacían las cosas por propia conveniencia, no es que fuese rico pero su familia vivía cómodamente y se habían podido permitir mandar a sus hijos a colegios privados haciendo que tuvieran un nivel de vida superior al de ellos. Su hermano mayor vivía en Australia y sólo se reunía con él en las épocas navideñas, debido a que padre nunca había aceptado a su esposa-
extranjera.

Niara era una chica australiana que su hermano, Taeyang, había conocido en su último año de carrera. Ella había llegado a la empresa de intercambio para hacer su pasantía y mejorar su coreano, ambos se habían enamorado, pero ella había vuelto a Australia luego de acabar su año. Hayden no recordaba demasiado de esa época porque había estado estudiando para su último año de carrera, pero su padre y Tae habían tenido grandes discusiones debido a que Niara era africana nacida en Australia.

A pesar de que su madre era estadounidense, era coreana y se había ido a Seúl para casarse con su padre. Hayden había tenido ambas culturas, ya que su madre intentaba demostrarle la mente estadounidense pero su padre siempre había sido una persona demasiado autoritaria respecto a la cultura coreana a pesar de que su abuela, había sido japonesa y se había casado con su abuelo coreano. Después de un año, Taeyang se había marchado a Australia a trabajar y nunca más había vuelto a Seúl, y siguiendo el consejo de su hermano mayor, él había huído también años después.

Taeyang y Niara se habían casado el año pasado y él había asistido a la boda como único familiar de parte del novio, eso había sido algo incómodo para ambos. Y ahora sus padres habían decidido adoptar a aquella niña de tan corta edad, realmente ellos podrían ser sus abuelos, sería un dolor en el trasero para cúando ellos murieran.

Skinny love ♡Where stories live. Discover now