Comienza la partida

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PoV Ingrid:

El maldito sonido chirriante del despertador se colaba por mis oídos. Son las siete y un minuto. Abrí sin ganas el gran armario que estaba al lado de mi cama y enganché lo primero que vi, unos pantalones vaqueros claros de tiro alto y una camiseta que resbalaba ligeramente sobre mi hombro, de un bonito color borgoña. Me até las zapatillas y bajé a desayunar.

El sonido tintineante de los platos y tazas era lo único que se escuchaba en la cocina, así que engullí rápidamente mis cereales y volví a mi cuarto, mientras esperaba a mi madre. Que se empeñase en llevarme al instituto porque le caía de paso a los juzgados me ponía más de los nervios de lo que quería admitir.

Llevaba una semana de retraso en el curso, debido a unas horrendas vacaciones familiares en las que había tenido la mala suerte de coincidir con mi hermana mayor, y aunque no me apetecía nada volver a la rutina del estudio y el levantarse temprano, todo era preferible a pasarse las 24 horas del día en casa. La voz autoritaria de mi madre me sacó de mis ensoñaciones y con rapidez cogí la mochila y me dirigí a la salida.

Había llegado diez minutos antes de que sonase la campana. Por suerte, las clases ya estaban abiertas y pude entrar sin problemas al centro. Después de deambular durante unos minutos, decidí ir a jefatura, ellos me dirían más rápido en qué clase me había tocado, ya que me había perdido hasta eso.

Llegué a clase, saludé a varios de mis compañeros y pregunté si había algún hueco para mí. Esta vez me había tocado al lado de la ventana.

Poco rato más tarde, un chico se sentó justo delante. Si no recordaba mal, se llamaba Erin y era uno de los mejores alumnos de nuestro curso. Solo me dio tiempo a responderle un tímido "hola" antes de que un fuerte golpe me asustara.

- Tío, tienes que ayudarme con inglés. Voy a suspender -dijo el que había aporreado la mesa segundos antes.

- Sólo llevamos una semana de curso, Logan.-respondió Erin.

Logan. Ya le conocía de antes. Atlético, guapo a rabiar, todas las chicas habían estado coladas por él alguna vez, y la verdad es que no me extrañaba, su cabello rubio y sus ojos azules le hacían parecer sacado de una película.

- Es una premonición –dijo simplemente mientras se sentaba a mi lado.

- Más que una premonición, parece la sucesión de la ristra de ceros del año pasado.

No pude evitar soltar una risa por lo bajo, sobre todo cuanto otra chica se les unió y lo dejaron por los suelos con su poco dominio sobre los idiomas. Poco más tarde entró el profesor y las cosas se relajaron. Tenía que estar atenta para pillar por dónde íbamos, por lo que el primer día se me hizo completamente agotador y cuando llegué a casa, el sentir la mullida colcha bajo mi peso fue como una bendición.

Eran ya las nueve menos cuarto cuando terminé de ponerme al día. Encendí mi móvil y vi una cantidad inmensa de mensajes. Ya me habían metido en un grupo de clase. Lo silencié y le mandé un mensaje a Carol, contándole mi día. La echaba de menos. Hace ya un año que se había mudado al extranjero y ya solo nos quedaban largas conversaciones a través de internet.

La mañana siguiente fue más de lo mismo, el maldito despertador estridente, elegir la ropa, comer en silencio, esperar para irnos, hasta que por fin entré en clases.

Mi compañero estaba sentado ya en su sitio, su cara demostraba claramente que estaba en babia.

-Eh, muévete, yo también quiero sentarme –le dije por tercera vez. Movió sus manos torpemente, como si estuviese chapoteando en el agua. –Me da a mí que alguien no ha descasado mucho hoy.

-Tienes más razón que un Santo, Ingrid. Ayer estuve toda la tarde entrenando y claro, cuando llegué a casa habían sacado capítulos de una serie nueva, no me quedó más remedio que verlos. –Cruzó sus brazos en un gesto teatral, provocándome la risa.

Siendo así de descuidado me extrañaba que hubiese llegado a donde estaba. La clase se fue llenando y un golpe en la puerta nos hizo callar a todos.

-Menudas caras tenéis puestas, ¿habéis visto un fantasma y me lo he perdido?

Había controversia de opiniones con respecto a este profesor. O bien era el ojito derecho de los alumnos o bien era la encarnación del demonio.

-Bueno, antes de empezar nada, y de que me empecéis a rechistar, he decidido cambiar la evaluación de este primer trimestre. En vez de un examen, tendréis que hacer un bonito trabajo de investigación...por grupos.

Las quejas y las preguntas comenzaron a resonar hasta en el pasillo, hasta que Sean nos chistó y el murmullo paró.

-Los grupos serán de cuatro y los haré yo, que nos conocemos.

Señaló a mi mesa y la de delante, seguido de un "vosotros cuatro". Las otras dos mesas de detrás harían el segundo grupo. Siguió con la fila del centro, haciendo los grupos. Genial. Me había tocado hacer un trabajo del que dependía mi nota con: un chico que no conocía de nada; Erin, con el que nunca había trabajado; y con Logan.

DestinyWhere stories live. Discover now