Capi

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Pov Ingrid

La cabeza me dolía horrores de tanto llorar aquel día. Tras haberme calmado, Erin me había arrastrado al calor del bar para que pudiese beber algo y terminar de relajarme. La mancha de mis lágrimas sobre su camiseta oscura resaltaba y no podía mirar otra cosa mientras me servía un vaso de agua. Se acercó con él a la mesa. Una vez lo hube tomado entre mis manos, acercó la suya a mi brazo, para volver a repetirme que todo estaba bien. Le sonreí un poco, sin apartar la vista del vaso de agua.

-Dame unos minutos que hable con mi padre y te acompaño a casa, ¿sí?

-¿Qué? No,-negué con la cabeza-no hace falta, de veras.

Mi última frase había sonado más débil de lo que pretendía, y Erin se levantó igualmente de la mesa, dispuesto a hablar con su padre. Me giré para ver cómo se iba. Vestía todo de negro, igual que el resto de los camareros, y llevaba el pelo recogido en un moño alto, del que se le salían algunos cabellos rebeldes. La charla con su padre duró poco, le vi coger el abrigo y hacerme una seña hacia la calle. Suspiré. Erin ya se había puesto el abrigo cuando salí fuera, y guardaba las manos en sus bolsillos.

-Siento haberte soltado eso de sopetón, pero quería que supieses que tienes mi apoyo, que no estás sola, Ingrid.

Bajé de nuevo la cabeza, las lágrimas otra vez a punto de salir.

-Eh, eh- Erin se acercó corriendo, poniendo una mano sobre mi hombro y la otra alzando mi barbilla, haciendo que le mirase directamente a la cara.-tranquila, todo está bien.

Nuestros rostros estaban a centímetros, sus labios ligeramente entreabiertos tras haber terminado de hablar. Por un momento deseé que me besase, y el solo pensarlo hizo que se me subiese la sangre a la cara, avergonzada. Seguramente él prefería a Irina. Además, estaba muy feo besar al chico al que también le gustaba tu amiga. Asique simplemente le di las gracias y me aparté un poco.

-Si me estás evitando porque piensas que voy a dejarte de lado o hacerle caso a los comentarios que hacen de ti, estás muy equivocada. Quiero ayudarte y estar a tu lado, pero si no me dejas, es más complicado.

-Lo siento.

-No es culpa tuya, cuando nos pasan estas cosas, nos sentimos más inseguros.

-No, siento haberte estado evitando, Erin.-le miré a los ojos por primera vez en toda la conversación. No se merecía eso porque yo me sintiese mal por los sentimientos de Irina. –Gracias por tu apoyo, solo que...-titubeé, la excusa que le iba a dar no era del todo mentira.-no quería meterte más presión de la que tenías, y sabía que si seguía normal contigo, iba a contártelo, ya que somos amigos- hice un amago de sonrisa. –Perdón.

Su abrazo me pilló por sorpresa. Incluso teniendo el cabello recogido, el aroma a manzanas inundaba mis fosas nasales. Los ojos se me humedecieron por décima vez ese día.

-¿Has podido arreglar las cosas con Logan?- pregunté tras el abrazo.

Se encogió de hombros.-Le he dado un tiempo. Parece que ahora prefiere llevarse con otra gente. Qué le voy a hacer.

-Lo siento-murmuré.

-Tranquila, no es tu culpa.

A pesar de todo lo que le estaba pasando, Erin seguía con una sonrisa en la cara. Me arriesgué y tomé su mano.

-Tú también me tienes aquí para todo- apreté un poco el agarre para luego soltarlo.

El camino a casa se había hecho cortísimo estando a su lado. Nos despedimos y subí por las escaleras, cansada, hasta tumbarme en la cama. Tras unos minutos en completo silencio entre las almohadas, el sonido de un mensaje me asustó. "Mañana, tú, yo, casa de Erin, un buenorro en la pantalla, ¿te hace?" Sonreí un poco. La idea de estar en casa de Erin era tentadora a la vez que aterradora, pero si estaba María implicaba que todo iría bien. "¿Hora?" "7" Me fui a la cama con el corazón a mil.

DestinyWhere stories live. Discover now