Impaciencia

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P.o.V Ingrid

Supuse que mi cara tenía que ser un cuadro y di gracias a que ninguno me había mirado aún. El único que se permitió quejarse en voz alta fue Logan.

-Qué caradura... -le dije en un susurro.

Tras los primeros minutos de desconcierto que reinó en toda la clase, el orden se empezó a apoderar de la sala y decidimos vernos en casa de Erin este mismo viernes, aún quedaban tres días para empezar a sufrir como unos desgraciados por culpa de Sean.

El resto del día fue bastante agobiante, parecía que todos los cambios de aula se acumulaban hoy y recorrerme el instituto de arriba abajo no me hacía nada de gracia, sobre todo después de un mes sin hacer absolutamente nada más que intentar no quemarme en la playa.

Cuando por fin tocó el timbre que anunciaba el final de la jornada, solté un suspiro de alivio. Es cierto que conocía a la mayoría de la clase, pero no había hablado nunca con ellos, o bien habían coincidido en otras aulas o no hablábamos. Había entablado cierta "amistad" con mi compañero de pupitre, pero no iba a más de un par de frases graciosas durante las clases. Y ya.

Me despedí de la gente que había a mi alrededor y me fui a casa a paso tranquilo. Realmente lo del quedar este viernes para el trabajo me hacía un poco de ilusión, significaría salir de casa para algo más que ir al instituto. Quizá, y con un poco de suerte, me acabaría haciendo amiga de alguno de mis compañeros.

Las jornadas hasta ese día se me hicieron interminables, me iba a dormir temprano con la esperanza de que llegase ese día. No solo era por tener una excusa para salir, en realidad, también quería empezar cuanto antes el maldito trabajo de historia.

Ese día ni le di tiempo al despertar a que sonase, los nervios no me habían dejado descansar nada en toda la noche. Me vestí como siempre, unos vaqueros, hoy de color oscuro, y una camiseta fina de tirantes. El día de hoy amenazaba con calores extremos.

-Hoy he quedado para hacer un trabajo de historia, espero que no os importe.

Rompí el pacto de silencio que reinaba siempre en los desayunos, a lo que me respondieron con un aluvión de preguntas y quejas. Les expliqué rápidamente sobre el trabajo de historia y sobre la decisión de quedar en casa de Erin. Al final suspiraron resignados, contra un trabajo escolar, mandado por ese profesor, no podían hacer nada.

-Está bien, no podré llevarte a su casa, pero me avisas para que te recoja, ¿me has entendido?

-Sí, mamá, lo que tú digas.

Y con eso me despedí y salí del coche para entrar en clases. Libertad, sí, pero la justa y necesaria. Suspiré resignada.

Cuando llegué a clase, el resto de mi grupo de trabajo ya estaba en sus sitios. Hablaban animadamente sobre algo que, a la distancia que estaba, no llegaba a oír. Erin, sentado en mi mesa girado hacia Logan, le dio un codazo a este cuando me acercaba, a lo que este me miró con cara de sorpresa me dejó pasar.

-Vaya, es la primera vez que me dejas pasar sin que tenga que estar media hora esperando a que te percates de mi presencia, Logan. –le dije apoyando una mano en su cabeza mientras pasaba por detrás.- Como sigas así tendré que darte un premio.

-Muy graciosa-decía mientras me sacaba la lengua. –Por cierto, estábamos hablando sobre quedar sobre las seis en su casa.

-Pero...eso ya lo sabíamos, ¿no?

-Sí-respondió Erin-lo único que no sabíamos es si Kenzo y tú sabéis la dirección de mi casa.

Ambos nos quedamos callados. La verdad es que ninguno de los dos nos habíamos percatado de que no teníamos ni idea de dónde vivía Erin. Su risa solo alta.

-Me lo imaginaba. Logan, crea un grupo, así nos mantendremos en contacto si tenéis dudas, si es que las decís, claro.

Se volvió a reír y Logan le acompañó, cómo se divertían a nuestra costa.

DestinyWhere stories live. Discover now