Al rojo vivo.

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PoV Ingrid

Antes de que pudiese preguntarle siquiera a Ash si le importaba acercar a Erin a casa, este ya había iniciado la caminata de regreso. Suspiré. Al final María tendría razón, hombres. Tras un rato en un cómodo silencio, hablamos sobre el día de hoy, tras yo contarle mis intentos de canasta inútiles, me contó que aprovecharía sus últimos días de vacaciones para estar con nosotros. Supongo que a veces echará de menos el estar en familia.

-Oye, ¿tú conoces al hermano de Erin, Kirian?

-Por supuesto que sí, hasta fuimos novios.-comentó como si nada.

-¿¡Qué!?

-Fuimos novios en el colegio, tonta –se rió.- En el instituto nos separaron en clases distintas y casi que rompimos todo lazo.

Su voz sonaba a nostalgia. Por lo poco que había escuchado de sus labios, la relación con su novio no iba viento en popa, estaba claro que echaba de menos el no tener que complicarse, como cuando era una niña. Llegamos a casa y con la tonta excusa de que había tomado algo por ahí, me recluí en mi cuarto sin cenar. Me puse con el portátil a ver alguna de las mil series que tenía empezadas. Decidí seguir con Peaky Blinders, si Erin también la estaba siguiendo, podríamos hablar de ella, sin tener que mandarle callar todo el rato.

No recordaba cuando me quedé dormida hasta que el despertador sonó a las diez y del susto casi tiro el portátil al suelo. El cuerpo me dolía horrores debido a la mala postura de toda la noche. Con este dolor, hoy iba a ser un día de estudio muy largo.

A mitad de la tarde, cuando ya las derivadas me salían por las orejas, encendí el móvil un rato. Quitando los mensajes de molestos grupos en los que nunca decían nada de interés, tenía pocos mensajes. Carol contenta de haber aprobado el último examen que hizo, Logan pidiéndome ayuda con inglés, María preguntándome si al final hice algo este finde. Tras contestar a todos, abrí la conversación con Erin. Quería decirle que me lo había pasado genial, pero tampoco quería resultar molesta, por lo que decidí mejor no hablarle. Suspiré. El día se estaba haciendo muy largo. Pero el día de después no fue mucho mejor.

Al llegar a clase me esperaba María con una sonrisa pícara en su rostro, mientras palmeaba el asiento vacío a su lado.

-Con que Erin, ¿eh? Que callado lo tenías.

-¿Qué?-la cara se me puso roja cuando averigüé por dónde iban los tiros, mientras ella me sonreía.-No es lo que piensas, tan solo quedamos para jugar al baloncesto, ninguno de los demás hacíais nada.

-Ya, ya. Erin es un buen partido, guapo, trabajador, divertido...¿he dicho guapo?- puse los ojos en blanco, intentando no reírme. –Además, sabe artes marciales, puede partirle la cara a quien quieras.

Hizo un gesto rápido como de karateka con una cara de concentración súper seria, y no pude retener más la risa.

-Cuando quiera tener a ese chico tan guapo entre mis brazos, te aviso, ¿vale?

-Ja, ni que él quisiese estar contigo, perdedora.

Su voz estridente sonó detrás de nosotras. Últimamente esta chica estaba hasta en la sopa, siempre en los peores momentos.

-¿Nunca te han dicho que meterte en conversaciones ajenas es de mala educación?-le solté.

-Dios, por qué siempre te metes donde no te llaman, Lexie. Déjanos un rato en paz, ¿quieres?-apostilló María.

-¿Qué yo me meto donde no me llaman? Al menos yo no voy detrás de las causas perdidas. ¿Quieres empezar a madurar ya? No estamos en el colegio.

-¿De qué coño vas?-María se levantó de la silla, la furia resaltando en sus ojos. Una mano masculina se posó en su hombro. Con el caos ni me había fijado en que Logan había llegado. Le dirigí una mirada suplicante, esto se escapaba de mi control.

-Tengamos la fiesta en paz, ¿vale?-su voz no sonaba dura, pero había detrás cierto matiz de advertencia velada.

-Eso díselo a la fracasada de tu amiguita.

Me giré hacia María y apoyé yo también mi mano en su hombro.

-Déjala, es mejor no hacerle ni caso, que luego se crece.

Dijo un simple "ya" con los labios apretados, pero su vista seguía fija en Lexie y en su sonrisa de suficiencia. Segundos más tarde entró el profesor, seguido de unos cuantos rezagados, aliviando un poco la tensión del momento y separando a las dos chicas.

Este recreo decidí pasarlo con María, que tenía pensado aislarse en la biblioteca a seguir mascando su furia. Lo único que conseguí sacar de sus labios fue "es una imbécil" y un "antes no era así".

-Eh, ¿qué te parece si nos apuntamos a artes marciales y le hacemos una rinoplastia gratis?

-No sería mala idea, seguro que le favorece el cambio.

-Ey, chicas.

Logan y Erin se acercaban por el pasillo a toda prisa.

-¿Qué me he perdido?-preguntó sorprendido Erin.

Sus ojos estaban fijos en María, que tan solo miraba al suelo. Estaba claro que no iba a contar lo que había pasado estando yo presente. De repente me di cuenta de que todo había empezado por hablar de él y la vergüenza me subió los colores. No lo digas, por favor.

-Estaban peleando por mi cuerpo serrano- dijo Logan sacando músculo.

-No quería decirlo para no poner celoso a Erin, estarás contento- decía María entre risas. Su enfado se iba pasando progresivamente.

Este tan solo subió los hombros y puso los ojos en blanco.

-Siempre igual.

DestinyWhere stories live. Discover now