Empiezan los problemas

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PoV Erin:

Aquel día me había dormido con una gran sonrisa. Me lo había pasado muy bien con Ingrid, lo cierto es que era una chica realmente divertida y teníamos mucho en común.

A la mañana siguiente me di prisa en llegar al instituto para contarle a Logan algunas cosas que podrían serle de utilidad para impresionarla. Dejé la mochila encima de la mesa y me senté al lado de Kenzo. Logan tenía su material en el asiento, pero no se encontraba por ninguna parte. Kenzo y yo nos pusimos a hablar sobre el partido que se jugaría esa noche. Ambos éramos seguidores de equipos de la NBA y solíamos comentarlos después de verlos a través de internet.

María llegó con su característica cara de dormida. Se dejó caer en el sitio de Ingrid, quien no había llegado todavía.

− ¿Cómo podéis darle al palique de esa manera a primera hora de la mañana? –se quejó.

Kenzo le sonrió.

− Es la mejor forma de despertarse.

María le devolvió el gesto antes de que su cabeza cayera, inerte, entre sus brazos. Me giré de nuevo hacia Kenzo para continuar con nuestra conversación, cuando mis ojos captaron la figura de Logan. Estaba entrando en la clase, al lado de Lexie. Ella me saludó con la mano, tras esto, le dijo algo a Logan y fue a sentarse. Mi amigo vino hacia nosotros. María se incorporó y se echó hacia adelante para que pudiera pasar.

− Tengo algunas cosas que contarte –le dije con un guiño.

Él clavó sus ojos en mí, con enfado, antes de soltar:

− Eres un cabrón.

Kenzo, María y yo nos miramos son entender a qué venía aquello. Por un momento pensé que había oído mal.

− ¿Perdona?

Logan parecía muy cabreado.

− ¿Te vas a hacer el tonto? −espetó−. No me puedo creer que seas tan rastrero.

− Logan, en serio que no tengo ni idea de qué cojones hablas.

Él dio un golpe en la mesa, provocando que varios de nuestros compañeros se giraran.

− Te cree muy listo, ¿verdad? Eres un amigo de mierda.

Aquellas palabras me dolieron. Estaba a punto de responder, pero María se me adelantó.

− Logan, ¿no ves que de verdad que no sabe de qué le hablas? Y creo que te has sobrado un poco...

Logan se puso a la defensiva.

− ¿Tú también lo sabías?

− ¿El qué?

Logan puso los ojos en blanco. Estaba haciendo ademán de levantarse cuando una voz sonó tras nosotros.

− ¿Os pasa algo? –a Ingrid debía haberle sorprendido vernos tan tensos. Yal hubiera escuchado parte de la conversación.

− Nada –contestó Logan de forma seca, sin atreverse a mirarla.

Parecía que nuestro amigo no quería darnos ninguna explicación por su enfado repentino, pero María y yo no teníamos intención de dejarlo pasar. Desde que nos conocíamos habíamos solucionado nuestros problemas hablando y siendo sinceros los unos con los otros.

− Sentaos cada uno en vuestro sitio.

Los cinco nos giramos hacia el profesor que acababa de entrar. Nos miraba con el semblante serio y el ceño ligeramente fruncido, estaba claro que no tenía intención alguna de aguantar, lo que para él serían, tonterías de adolescentes. Se nos había olvidado por completo que, ese día, teníamos Filosofía a primera hora. Nos sentamos cada uno en nuestro asiento y guardamos silencio.

− Bien, ¿por dónde nos habíamos quedado el otro día? –dijo, al tiempo que abría sus notas−. Ah sí, el Mito de la Caverna. Como bien expliqué ayer...

No fui capaz de prestarle atención. En aquel momento, no podía importarme menos lo que contaba el profesor. Quería solucionar las cosas con Logan de inmediato. Intenté recordar alguna acción que hubiera hecho y que pudiera haber enfadado a mi amigo. No se me ocurrió nada. Nos conocíamos desde hacía muchos años y nunca habíamos tenido una pelea como esta. No me atreví a girarme en toda la clase, pero no pensaba dejar las cosas así, y estaba seguro de que María tampoco.

DestinyWhere stories live. Discover now