El gran golpe

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PoV Ingrid

Aquel día estaba muy nerviosa. Mi padre me dejó ante el portal oscuro. Las piernas me temblaban ligeramente, pero todo ese nerviosismo fue aumentando mientras subía las escaleras. "2º C" rezaba la placa encima de la puerta. Un solo timbrazo fue suficiente para que me abriesen la puerta. La sonrisa de Magdalena no había cambiado nada desde que la conocía. Me invitó a pasar mientras volvía a alguna estancia de la casa. Cerré la puerta tras de mí, intentando no dar un portazo.

-Has llegado justo a tiempo, Ingrid. Deja que tome tu abrigo.

Le di todas mis cosas, mientras curioseaba su nueva casa. La cocina estaba impecable, a pesar de que se encontraba cocinando. Magdalena siempre había sido muy tiquismiquis para la limpieza.

-Puedes esperarla en su cuarto- miró su reloj.-tiene que estar al llegar.

Me guió a través de los pasillos a una habitación bien iluminada, de colores claros y buenas vistas de la ciudad. Posters de series ocupaban gran parte de las paredes. El chasquido de unas llaves en la puerta me hizo saltar en el sitio, y miré nerviosa hacia todas partes. Cerré un poco la puerta y me senté en la silla del escritorio, haciéndola quedar de espaldas a la puerta.

-Mamá, ya estoy en casa-sonó a lo lejos.

-Vale, cielo, deja tus cosas en tu cuarto, y luego ven-se oyó a su madre. Mi nerviosismo estaba a niveles exagerados.

La puerta chirrió un poco cuando se abrió del todo. Hice rodar la silla lentamente, dando dramatismo a la situación.

-Te estaba esperando-dije con voz grave.

Las bolsas que tenía en la mano cayeron al suelo.

-Ingrid...-musitó.

Me levanté y abracé a Carol con fuerza. Hacía muchísimo que no la veía, y con todo el lío que cruzaba mi cabeza y mi vida últimamente casi no habíamos hablado.

-Feliz cumpleaños-le dije mientras le daba un pequeño tirón de orejas.

-Ouch, eso duele-se quejó.

-Es lo malo de ser cumpleañera-me encogí de hombros.

-Dios Ingrid, hacía tanto que no te veía... ¿estás más alta?

-Son las botas-dije señalando mis pies.

Nos reímos como hacíamos antes, de cualquier tontería, pegándonos la risa mutuamente.

-Tengo tanto que contarte, Carol, que cuando empiece vas a desear que nunca hubiese venido.

Me cogió del brazo, rodeándolo con el suyo.

-Sabes que los chismes siempre son bienvenidos.-sonrió mientras nos dirigíamos a la cocina. Desde su cuarto ya se podía oler el dulce aroma del postre que estaba preparando su madre.

Tras una leve charla con su madre, esta se despidió de nosotras, dejándonos solas en el piso.

-Bueno, ¿qué era eso que querías contarme?

Apreté ligeramente el vaso con chocolate que me había dado minutos antes, nerviosa.

-Yo...quiero salir con alguien-dije al fin, roja hasta las orejas.

Carol se rió, casi escupiendo el trozo de tarta que tenía en la boca.

-¿Pero quieres salir con alguien en general o ya has puesto la vista en alguien?-dijo tras limpiarse.

-En...alguien-dije en voz baja.

Desplazó su silla hasta sentarse a mi lado.

-Dime, ¿quién es el chico que te está poniendo así de colorada?-inmediatamente me llevé las manos a las mejillas, que ardían.

DestinyWhere stories live. Discover now