Atrevimiento

29 1 0
                                    

No entendía como se podían dar tan mal los deportes. Parecía que todos los astros se conjuraban en mi contra en cuanto intentaba poner las manos en el balón. ¿No podíamos jugar al baseball? Ahí al menos le daba a la pelota.

Habíamos terminado la clase un poco antes y decidí quedarme un rato practicando. Tenía que meter al menos una sola canasta hoy, aunque me llevase toda la mañana.

-Poniendo las manos de esa manera va a ser imposible que encestes, señorita sobresaliente.

Logan se apoyó sobre la canasta con los brazos cruzados, y cuando la pelota quiso llegar hasta donde estaba, la recogió del suelo. Había quedado muy patético que esa tampoco hubiese entrado, ni siquiera se había acercado lo más mínimo. Se colocó un poco por detrás de mí y tiró. El balón se coló por el aro limpiamente.

-Vale, tienes que enseñarme eso.

-Solo si tú me ayudas con otras asignaturas. –había recogido el balón y me miraba de frente. Me hice la pensativa durante unos segundos.

-Una asignatura por otra asignatura...no parece un mal trato. –Y nos dimos la mano, sellando el pacto con una sonrisa.

-¿Te has fijado en cómo he hecho el tiro de antes?

-No he desarrollado aún los ojos en la nuca, asique no.-ambos nos reímos.

-Vale, vale –me dio el balón con suavidad.- si quieres hacer canasta tienes que tener en cuanta dos cosas. La primera es la manera de agarrar el balón.

-¿Qué? ¿Qué hay de malo con mis manos? –me miró y puso los ojos en blanco mientras me las colocaba en una buena posición y elevaba un poco mis brazos. –Uf, esto es muy incómodo. –me quejé.

-Lo segundo –hizo como que no me había oído y se volvió a colocar justo detrás, mientras movía mi cabeza en una dirección –es que apuntes al cuadro. Prueba.

Suspiré, intentando concentrarme, pero era difícil con su respiración en mi cuello, haciéndome cosquillas. Me llevó mis largos segundos apuntar y lancé. Ambos contuvimos la respiración cuando el balón se quedó en el aro, hasta que por casualidad, prefirió caer hacia dentro. Ahogué un grito de emoción y me giré para abrazarle, mientras le daba mil gracias.

-Gracias no, ya sabes que tenemos un trato.

Me guiñó un ojo mientras recogía el balón y fuimos juntos a clase.

El resto de la jornada la verdad es que fue horrible. Como si no tuviese ya bastantes cosas en la cabeza como para que encima me eligiesen delegada. Cuando llegué a casa, mi padre estaba terminando de hacer la comida.

-Papá, mañana voy a tener que salir. Reunión de delegados.

En cuanto mencioné la palabra "delegados" su cara cambió a una de sorpresa y satisfacción. Él siempre había sido delegado de su clase, tanto en el instituto como en la facultad.

-Vaya, veo que por fin te empiezas a implicar más en tus estudios. Ya me dirás mañana la hora a la que tenemos que salir.

Simplemente le sonreí, intentando que no se me viese el disgusto. Terminamos de comer y fui a mi cuarto. Suspiré muy frustrada, hoy todo iba mal, asique le hablé a Carol, contándole todo lo que me había pasado. ¿Me habían elegido a mala fe o solo eran imaginaciones mías? Sus mensajes me aliviaron un poco la tarde, ambas nos pusimos de acuerdo en que parecía cosa de Lexie, pero no tenía que dejar que eso me desanimara, y mucho menos le dejaría ver que me había molestado.

El día siguiente fue más tranquilo, como un día cualquiera. Como función de delegada, tan solo tuve que ir a por un par de tizas. Por ahora no parecía muy difícil, pero ya veríamos las reuniones, y cómo avanzaba el curso.

Llegué a casa y busqué en mi mochila la agenda, donde tenía apuntada la hora de la reunión. Me la había dejado en clase, bajo la mesa. Una bombilla se iluminó en mi cabeza, ¿Erin tendría el móvil a mano? Él había salido subdelegado, tenía que saber la hora, asique decidí mandarle un mensaje

"Hola Ingrid, la reunión es a las 5, te veo allí, ¿no?"

"Sí, por supuestísimo, señor delegado. Se me ha olvidado la agenda

y no tenía ni idea de a qué hora era. Gracias <3"

"No te imaginaba tan despistada, aunque ayer

nos mostraste tu verdadera cara en el baloncesto,

ya me lo creo todo ;)"

"Eh :C"

Seguimos hablando un rato hasta que fue la hora de marcharse. Quedé con mi padre en que le avisaría cuando terminase, porque no sabía cuánto podía alargarse esto. Y la reunión fue aún más rollo de lo que hubiese imaginado. De vez en cuando miraba a Erin y su cara de aburrimiento desmedido me hacía reír. Salimos y cuando me disponía a llamar alguien para que me buscase, unas risas me sonaron conocidas. Eran María y alguna de las chicas que me había presentado el otro día. Me dio una punzada de envidia, asique marqué el teléfono de mi padre para irme ya de allí.

-Eh, Ingrid. Hoolaaa.

María corrió hacia donde estaba, derrapando a mi lado y sujetándose a mí, haciendo que casi cayésemos al suelo.

-Íbamos a dar una vuelta, ¿te quieres venir?

El resto del grupo llegó a nuestro lado, también estaba Erin. Una vocecita en mi interior me decía que era imposible, que tenía que marcharme, le había prometido a mi padre llamar en cuanto terminase, pero sin embargo dije:

-Por supuesto.

Sonreí como una tonta. Era la primera vez que desobedecía así a mis padres. Un coro de chicas me animaron por la decisión y rápidamente me incluyeron en su conversación sobre películas malas que habían visto. Mientras avanzaba la conversación, me enteré de que las chicas que había allí eran Sara, Heidi y Grace. De vez en cuando quedaban en grupo las chicas y elegían una película de serie B aleatoria y hacían "tarde de chicas".

-Si quieres la próxima vez te puedes venir, Ingrid. –me dijo Grace con una sonrisa mientras comía palomitas a dos carrillos.- a mis padres no les suele importar que se vengan amigas, ¡cuantas más mejor!

-Qué suerte, mis padres son...bastante estrictos en ese sentido, pero intentaré invitaros algún día también.

-No te preocupes, en cuanto nos conozcan sabrán que somos...

-Una buena influencia. –atajó María-Haremos nuestro mayor esfuerzo por caerles bien, te lo prometemos.

-¡Sí! –dijeron todas al unísono.

Me lo estaba pasando genial, había sido una tarde increíble de risas e historias malas, pero eran ya las siete y media y la mentira de la reunión no duraría más.

-Yo me voy a tener que ir yendo. Le dije a mi padre que estaría en la reunión. Y ya es bastante tarde.

-María te ha quitado en un santiamén lo de ser buena-dijo entre risas Erin.

-Pero serás...-María se calló, fingiendo que le dolía en el alma su comentario.-Acompáñala hasta allí, al fin y al cabo eres el subdelegado, sería muy feo que te hubieses ido dejándola sola.

-¡Oh! No, tranquilo, no hace falta...

-Será mucho mejor que estar con María.

-Pero que te estoy escuchando, imbécil.

Erin se libró del golpe de milagro, me guiñó un ojo y se giró para sacarle la lengua a María, que lo miraba con cara de desaprobación.

-Hombres.-Dijo María en voz alta.

DestinyWhere stories live. Discover now