4. |𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏 𝑺𝒕𝒂𝒏|

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Sebastian

Toqué el timbre tres veces y me dispuse a esperar que mi jefe se dignara a abrir la puerta.

Minutos después abrió la puerta un adormilado Sebastian. Rodé los ojos y entré a su hogar.

—Luces fatal, ¿Se te pegaron las sábanas? —Enarqué una ceja volteando a mirarlo.

—Buenos días, yo estoy bien, gracias. Me alegro que estés bien también. — Dijo sarcástico.

Sonreí de lado y leí el itinerario de Seb.

—Tienes una agenda muy apretada ésta semana, Stan.

—Ya lo sé, ni lo menciones. —Me respondió pasándose las manos por la cara y rumbandose en su sillón.

—Levanta tu hermoso trasero de ahí, debemos irnos. —Le dije con voz seria y el ceño fruncido.

—¿Así que mi trasero te parece hermoso? —Me miró con una sonrisa coqueta

—Cállate, no fastidies. —caminé a la cocina y abrí el refrigerador para servirme un vaso de agua.

—¿Puedes recordarme que debemos realizar hoy? —Apoyó los codos en el mesón de su cocina y me miró.

—A las 1:00pm debes reunirte con Jack, me dijo que necesitaba conversar unas cosas contigo. Y... —Leí en mi celular las anotaciones.—A las 4pm tienes una sesión de fotos para la revista Comics Universal. — Terminé de explicar para llevarme el vaso a la boca y acabarlo en 5 segundos.

—¿Trajiste el brazo?

—¿Qué clase de estilista sería si no llevara conmigo todo el tiempo el brazo metálico de Bucky Barnes? Puff... —Rodé los ojos.

—Sólo decía, nena. —Se encogió de hombros.

—Tienes 30 min para arreglarte. Iré por un café. —Le ordené colocando el vaso en su lugar y dirigiéndome a la puerta.

—¡Qué sean dos! —Exclamó subiendo las escaleras de dos en dos.

+++

—Listo. —Sonreí orgullosa de mi trabajo.

—La peluca luce muy real, _______. Eres la mejor. —Halagó Sebastián mirándose al espejo.

Luego de que terminaron de grabar Infinity War, Sebastián decidió cortarse el cabello sin pensar en las sesiones de fotos que vendrían más adelante y ya no tendría el look del Soldado del Invierno. Así que compré una peluca, por si acaso, y lucía fantástica.

—Lo sé, nene, lo sé. Pero te advierto una cosa, no intentes tocarla, le pones un dedo encima y renuncio. —Le amenacé.

—Hey, tranquila. No lo haré. —Asintió y salió del camerino para dirigirse al espacio donde se iba a realizar la sesión fotográfica.

—Luces muy bien, Bucky Barnes. — Sonrió la fotógrafa.

—Gracias, Katty. —Se limitó a responder con una sonrisa.

—Bien. Comencemos, colócate al frente de la cámara, Seb. —Le ordenó la rubia y Sebastian obedeció.

Me dediqué a observar de lejos, y puse notar que la chica suspiraba por Sebastian, no podía culparla, Sebastian parecía un Dios Griego.

—Voy a mover esto un poco... —Noté que dirigía sus manos directo a la peluca.

Me moví rápidamente de mi sitio y llegué hasta ellos.

—Katty, yo puedo hacerlo. ¿Qué necesitas? —Le pregunté a la chica amablemente.

-Necesito hacer mi trabajo, y me serviría mucho que no interrumpieras y esperaras por allá. — Respondió de mala gana.

Mi mandíbula casi toca el suelo, miré a Sebastian y éste tenía el ceño fruncido. Me di la vuelta y caminé hacia el camerino.

—No voy a permitir que le hables así a mi estilista. Lo lamento, me retiro. — Escuché a Sebastian decirle a la rubia y luego sentí sus pasos atrás de mi.

Katty comenzó a disculparse mientras seguía a Sebastian pero él la detuvo y le repitió que no haría ninguna sesión con alguien tan irrespetuosa.

La rubia estaba asustada, había perdido una sesión con Sebastian Stan, iban a despedirla.

Dentro del camerino comencé a recoger mis cosas, maquillaje, lociones y todo eso.

Escuché la puerta cerrarse detrás de mi.

—______, lamento que hayas tenido que pasar por eso... —Comenzó a hablar pero lo interrumpí.

-¡¿Cómo se atreve a...?! -Iba a exclamar una barbaridad pero Sebastián colocó su mano en mi boca.

—Necesito que te calmes, ¿Sí? —Dijo aún con su mano en mi boca y mirándome a los ojos. Retiró lentamente su mano de mi boca y yo suspiré.

—Maldición, me sentí humillada, Seb. —Solté un gruñido y le hice un ademán de que se sentara para retirarle el traje, maquilla y brazo de utilería.

—No te preocupes, ya se acabó. —Trató de tranquilizarme.

No respondí y proseguí a quitar el brazo de utilería. El estuche de éste estaba en el suelo, me agaché y lo tomé.

—Lindas bragas color celeste. —Abrí la boca sorprendida y le pegué con el estuche en la cabeza.

—Pervertido. —Reí y él luego se unió a mi.

Me incliné y acerqué mi rostro al suyo para retirar con cuidado el cabello artificial. Sebastian observaba en silencio mis acciones.

—Te ves linda cuando estás concentrada. —Coloqué la peluca en su lugar y me giré.

—¿Estás coqueteandome para calmar mi enojo? —Levanté una ceja.

—¿Está funcionando? —Cuestionó tomando mi cintura y haciendo que me sentara en su regazo.

Mordí mi labio inferior y rodeé mis brazos en su cuello.

—Mmm, puede ser... —Respondí en voz baja con mis labios cerca de los suyos.

Cortó con el espacio que nos separaba y me besó dulcemente, posé mis manos en su cuello y cerré los ojos disfrutando el momento. Acarició mi cintura suavemente haciéndome estremecer.

—Definitivamente está funcionando.
—Le respondí después de separarnos.

—Vámonos de aquí. —Musitó mirándome con intensidad.

Sonreí y comencé a tomar mis cosas para irnos.

BUCKY BARNES-ONE SHOTS. |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora