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Algo dentro de James Barnes se rompió al escucharte aceptar aquella propuesta de matrimonio, en ese instante supo que te había perdido para siempre. Reconoció ser un imbécil contigo, debido a que le confesaste tus sentimientos por él, pero debido a su pasado prefirió alejarse de ti, dejándote sola en aquella oscura y fría habitación.
Esa noche... Él había cometido el peor error de su vida, ahora le dolía en el alma verte con alguien más, saber que ya no te tendría en sus brazos... Lo mataba cada día lentamente.
— Dios mío, no puedo. ¡Este vestido está asfixiandome! — lágrimas caían de tu rostro, mientras pasabas las manos por tu pecho.
— ¡Debes relajarte, por amor de Dios! — Pepper te tomó por los hombros agitandote con brusquedad.
— No me toques, me... Estoy... —
— ¿¡Cuál es el alboroto...!? — Natasha entró corriendo a la habitación y su mandíbula casi toca el suelo al verte con el maquillaje corrido y el peinado deshecho.
— Gracias al cielo llegaste, está teniendo otro ataque de ansiedad. — Natasha te observó con el ceño fruncido mientras tú trabajas de regular tu respiración con las manos en las rodillas.
La maquilladora había tirado la toalla, te habías quejado toda la mañana, que si te dolían los ojos, que si tenías frío, que si el labial, esto y lo otro.
— N-no no estoy preparada para esto, Dios Santo... — susurraste para ti misma.
— ¿Que has dicho? — cuestiona Pepper inclinándose hacia ti, acción que Natasha imitó.
— no puedo casarme, no puedo, no quiero.— hablaste rápidamente tomando una botella de agua y bebiendo el contenido tan rápido que te estabas ahogando, y comenzaste a toser
— Esto no puede estar pasando. — Natasha se cubrió el rostro con las manos mientras Pepper te daba golpes en la espalda.
Luego Natasha cayó en cuenta que la chica vestida de novia, no estaba enamorada de quién sería su futuro esposo.
Natasha se acercó a tu oído, aún estabas inquieta, tus piernas se movían sin cesar, y tus ojos se movían rápidamente observando cada rincón de la habitación. Además, de estar mordisqueando tus uñas.
— ¿Esto... Es por Bucky? — te susurró observandote fijamente a los ojos.
Al Natasha nombrar a aquél personaje, tu inquietud paró en seco. Tus piernas se detuvieron, sentiste tu respiración normalizarse, tus ojos se quedaron estancados en los ojos de Nat.
Pepper miraba la escena con confusión, luego parpadeó un par de veces y salió de la habitación con rapidez.
Pepper bajó con rapidez las escaleras de la casa de tus padres y se encontró con Tony y el Capitán hablando amistosamente.
