8. |𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏 𝑺𝒕𝒂𝒏|

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Sebastian

-¡Levantate! ¡Arriba! - Sebastián se montó encima de mi y estaba saltando

-¡Vete a la mierda, Stan! - Grité lanzando patadas

-Estoy hambriento, Charlotte. Debes hacerme desayuno - Dijo mientras me quitaba las sábanas me hacía cosquillas.

-¡Basta, basta! ¡Lo haré! - accedí

-Por eso te amo. -Sonrió

- Eres un idiota. - Le jale los pelitos de su barba e hizo una mueca de dolor

Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me duché, cepillé mis dientes y salí envuelta en una toalla. Encontré a Stan acomodando un vestido color turquesa en la cama

- ¿Es para mi? - Me acerqué a observar el vestido detalladamente

- No, para mi. ¿Crees que me luzca? - Respondió sarcástico para luego sentarse en la cama. Rodé los ojos y solté una risita

- Es hermoso, Seb. - Me senté en sus piernas y besé sus labios.

- Mmm, sigo teniendo hambre pero tengo otros métodos de saciar mi hambre. - Dijo en mis labios tratando de quitarme la toalla

- ¿No tuviste suficiente anoche? ¡Por Dios! -Me levanté de su regazo pero me tomó de la cintura y me acostó en la cama.

- Contigo jamás tendría suficiente. - Dijo en mi oído y luego sentí sus labios por mi cuello. Me reí al sentir su barba haciéndome cosquillas.

- Llegaremos tarde al trabajo, amor. Podemos terminar esto en otro momento. - Sugerí con los ojos cerrados disfrutando de sus besos

-Voy a acceder porque en serio tengo hambre. -Se levantó y salió de la habitación.

Me cambié de ropa y me coloqué un vestido vinotinto sencillo y con un pequeño cinturón dorado en la cintura. Me coloqué unos zapatos de tacón negros

- ¡Charlotte, date prisa, cariño! - Rodé los ojos fastidiada y no me molesté en apresurarme, era la prometida del jefe de la empresa, podemos llegar a la hora que nos diese la gana

Terminé de arreglarme, salí de la habitación y bajé las escaleras para ir a la cocina.

-Debí levantarte más temprano. - Estaba sentado en el sofá de la sala de estar con su teléfono en la mano.

No le respondí y caminé a la cocina para prepararle algo al gruñón de mi prometido.

Luego de 20 minutos tenía las tostadas, huevo, tocino y café listo.

-Huele muy bien, bebé. Por eso me voy a casar contigo - Me abrazó por la cintura y besó mi cabeza

- Imbécil. - Carcajee y sonreí complacida de sus palabras. A pesar de todo, Sebastian era el hombre más caballeroso que había conocido, nunca faltaban sus halagos, su sonrisa que me hacía derretir, amaba todo de él.

- ¿Qué tanto me miras? -Me miró curioso al darse cuenta que llevaba mucho rato mirándolo

- Nada, es que tienes un moco grande y asqueroso en tu nariz. - Bromeé levantándome de la mesa y llevando los platos al fregadero. Se levantó de la mesa y corrió al baño.

Solté una carcajada al mirarlo regresar con el ceño fruncido.

- Mentirosa. - Me ayudó a recoger la mesa y colocó las cosas en su lugar

- ¿Todo listo?

- Sí, vámonos. - Tomó las llaves de su auto y caminó a la entrada de la casa. Me abrió la puerta y al salir le di una nalgada y caminé como si nada. Lo escuché reír y cerrar la puerta.

BUCKY BARNES-ONE SHOTS. |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now