26. |𝑩𝒖𝒄𝒌𝒚 𝑩𝒂𝒓𝒏𝒆𝒔|

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- Por favor

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- Por favor. Basta. No puedo soportarlo más. - Suplicaba entre sollozos.

El Soldado paró sus golpes.

- Debes aprender a soportar el dolor, tener resistencia a los golpes. Pueden vencerte en dos segundos y ni siquiera sabrás que te golpeó. - Explicó con voz neutra y sin ninguna expresión en su rostro.

La chica bajó su cabeza con lágrimas rodando por sus mejillas todavía. El Soldado Del Invierno había estado golpeando su abdomen durante quince minutos, ya no podía soportar más el dolor que sentía en ese momento.

Con cuidado, el Soldado desató su muñecas y ella cayó al suelo boca abajo. Sin fuerzas, no podía levantarse.

- Arriba. - Ordenó.

- N-no... Pue-edo levanta-tarme. - Su voz temblaba al igual que el resto de su cuerpo.

El Soldado la levantó bruscamente.

- Dije arriba. - Gruñó mirándola con enojo.

+++

La chica soltó un gemido de dolor al sentir el golpe de su espalda contra el suelo por cuarta vez.

- Debes ser rápida, aprende a tener reflejos. - La castaña se levantó con dificultad con lágrimas en los ojos, le dio la espalda a su entrenador por un momento y respiró hondo.

- Probemos de nuevo. - Dijo girando sobre sus talones y colocándose en posición.

El Soldado del Invierno se sorprendió pero no lo demostró, no emitió palabra alguna y lanzó un golpe que la chica lo esquivó, lanzó una patada en su estómago haciéndolo retroceder.

Siguieron combatiendo durante cinco minutos que parecieron eternos, hasta que la espalda de la chica resonó con fuerza en el suelo por sexta vez.

- Bien hecho.- Musitó el Soldado mirándola en el suelo.

Su respiración estaba completamente agitada, y cerró los ojos calmando su respiración.

+++

- ¿Está lista?

- Sí, señor. - Respondió con seguridad el Soldado.

- Hazla venir.

El Soldado llegó a la habitación de la chica y abrió la puerta. La encontró junto a su cama, de rodillas y con ambos codos encima del colchón.

- ¿Qué estás haciendo? - Lo último que la escuchó decir fue "Amén".

- ¿Viniste a buscarme? - Se levantó y giró para observarlo de frente.

El hombre asintió frenéticamente y salió de la habitación, con ella pisandole los talones.

- ¿Cómo te llamas? - El Soldado se tensó ante aquella pregunta, y se detuvo a la mitad del pasillo.

BUCKY BARNES-ONE SHOTS. |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now