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— ¿Qué te parecería tener un niño?
— Otra vez con el asunto del bebé. Bucky, ya lo hemos hablado, es mucha responsabilidad... ¿En qué tiempo lo cuidaremos? No tenemos tiempo ni siquiera para nosotros.— Rodaste los ojos cansada del tema.
— Piénsalo, no estaremos aquí toda la vida. Debemos alejarnos y formar nuestra familia. — terminaste de arreglar la cama y te tumbaste en ella.
— Dios, esto es lo máximo. — dices cerrando los ojos disfrutando del placer que te brinda tu querida cama.
— _______. — Bucky se sentó a tu lado. Bufaste y abriste los ojos con pesadez.
— ¿Qué? — gruñiste
— Quiero un bebé. — Dijo serio.
— Yo no. — dices de la misma forma y le das la espalda.
Escuchaste que soltó un suspiro y se levantó de la cama. Escuchaste como revisaba algo en el clóset y luego la puerta de la habitación abriéndose y cerrándose. Te diste la vuelta y encontraste la habitación vacía.
Soltaste un largo y sonoro suspiro de tristeza. ¿Cómo podrías decirle a Bucky la verdad?
A la mañana siguiente, te levantaste y Bucky no estaba a tu lado. Suponías que seguía molesto por lo de la noche anterior. No podías culparlo, tenía derecho a una familia.
Haces tú rutina de todas las mañanas y sales de tu habitación en busca de tu novio.
Se encontraba en la sala hablando con Sam normalmente, lucía relajado quería decir que ya no estaba tan molesto.
— Buenos días. — saludas
— Buenos días, _____. — Responde el moreno.
— Buenos días. — Buck alzó la mirada para observarte y te acercaste a besar sus labios.
— ¿Por qué no dormiste en la habitación? — murmuras en su oído y luego te sientas a su lado.
Te ignoró y siguió hablando con Sam.
Sam recibió un mensaje, y tuvo que retirarse. Bucky se levantó del sillón dispuesto a irse a quien sabe donde.
— ¿Cielo? — Tomaste su brazo deteniendolo.
— ¿Qué sucede? — su tono frío te impresionó, James Barnes era contigo la fruta más dulce que puede existir.
— no, ¿que te sucede? — frunces el ceño.
— nada, _____. Estoy cansado. — se zafa de tu agarre y camina se va hacia la habitación.
Sin embargo, eras una persona muy terca y lo seguiste, ambos entraron en la habitación y siguió el alboroto.
— Bucky. — le llamaste
— no quiero hablar, _____. — te dió la espalda y caminó hasta la ventana.
— ¿De verdad estarás así sólo porque no quiero tener un bebé? — elevas la voz.
— Pero, ¿Por qué no quieres tenerlo? — gira y eleva la voz también.
— ¡Es mucha responsabilidad! — elevas los hombros
— ¡Solo son excusas! — bufa y deja de mirarte. Ambos se quedan en absoluto silencio hasta que decides romperlo.
— No puedo tener hijos, Buck. — dices con voz rota, las lágrimas se acumularon en tus ojos y tus piernas comienzan a temblar.
Bucky elevó la mirada y te observó en silencio.
— ¿P-por qué no me lo dijiste? — preguntó en voz baja
—¡no sabía como! Estaba tan aterrada de... Perderte. — susurraste con la cabeza agachada
Se acercó a ti y te tomó de la mano, se sentó en la orilla de la cama y te hizo sentarte en su regazo.
— Lo siento tanto, Buck... — un sollozo salió de tu boca y sin contenerte comenzaste a llorar con fuerza, sentías un gran dolor en tu pecho.
— No... No te disculpes, mi amor.— acarició tu pelo y besó su cabeza.
— Siempre deseé tenerlos, siempre... Desde que tengo uso de razón quería crecer para ser madre... Pero en la KGB me... Esterilizaron. — te aferras al cuerpo de Bucky con fuerza recordando el dolor que te hicieron pasar.
Quedaron unos minutos en esa misma posición, sin decir nada, sólo escuchando sus respiraciones y los latidos de sus corazones.
— Podemos adoptar... — balbucea Bucky
— ¿mhm? — elevas la cabeza y lo miras a los ojos.
— podemos adoptar, ______. Es una opción... — murmura inseguro
— ¿estás seguro?
— por supuesto... — sonríe de lado y besas sus labios.
— Te amo tanto, James. No quiero perderte.
— No lo harás, cielo. Te amo más que a nada en este mundo, y eso no cambiará nunca. — finalizó con una hermosa sonrisa en su rostro.
