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Capítulo 3 | Rebecca

‹‹Rebecca››

No quería beber alcohol, pero Jhulie me había insistido tanto. Y aquí estaba yo, bebiendo el contenido del segundo vaso de vodka. Al principio, el primer trago que le di me salió horrible que arrugue la nariz y me provocó una quemazón terrible.

—Voy al baño. ¿Vienes? —Pregunta Jhulie.

—No —contesto, y se fue.

Decidí pedirle otro vaso de vodka a Nick. Él es el chico del que Jhulie me había hablado, es alto, pelo rubio, ojos azules, tez blanca demasiado diría yo, hasta parece pálido. Y sí, aquí trabaja como barman. Justo ahora está uniformado de un jean, una camisa blanca con un moño. Es agradable, simpático y muy divertido.

Él dejó nuevamente el vaso en la barra. Lo contemplé por un momento. Y sonreí por estar bebiendo y dije mentalmente que Jhulie es una idiota por haberme instigado a beber.

Rebecca Didier, la chica que nunca había bebido en su vida, ahora lo está haciendo por primera vez. ¿Quién lo habría imaginado? ¿Y quién se habría imaginado también que yo vendría a un lugar como éste?

La sonrisa que tengo en mi rostro se desvanece, al mismo tiempo que mi cuerpo se tensa.

Cuando siento que un brazo me rodea la cintura y la palma se posa en mi vientre. El torso de la persona —que está detrás de mi—, se apega a mi espalda. De reojo veo que la otra mano se apoya en la barra. Siento su respiración golpear mi oreja. Abro demasiado los ojos a causa de eso. Quiero moverme y alejarme pero, estoy estupefacta. Y no sé qué hacer.

—Hola, hermosa —dice la voz ronca, cerca, muy cerca de mi oído.

Las dos palabras salen de una persona masculina. Eso hace que me provoque escalofrío en todo el cuerpo. No sé por qué... Por miedo quizá...

Pero eso no es todo, si no que la persona detrás de mi, sopla justo en mi oído, de una manera lenta y suave.

Es entonces cuando mi cuerpo reacciona de manera inmediata. Bajo del taburete y mi mano derecha toma el vaso que está en frente de mi, me volteo y vacío el contenido en la cara de la persona que me estaba tocando sin mi consentimiento.

Observo a la persona que se encuentra justo en frente de mi. Parpadea un par de veces, se lleva la mano a la cara para quitar el exceso del líquido y después se seca con la manga de su camisa.

Entonces cuando me observa, siento que mi mundo se detiene en cuestión de segundos. Y todo desparece a mi alrededor. La música, las personas, los murmullos, todo.

Solo somos la persona desconocida y yo.

Me concentro en un par ojos color cafés claro. Que están un poco llorosos pero que no se despegaron de los míos. Los observo fascinada. Quiero desviar mi atención hacia otro lado, sin embargo lo único que hago es bajar la vista a su nariz respingada, su boca rosada entreabierta. Me quedo a observarle unos segundos. Entonces se hace visible su lengua, mojando su labio inferior. Siento mis mejillas arder al darme cuenta de que tal vez me ha visto observarle sus labios. Pero de nuevo mis ojos se conectan con los suyos.

De pronto me siento demasiado expuesta por la manera en que sus ojos me miran. Es como si el pudiera ver más en mí. Es como si con solo mirarme él puede saber lo que escondo debajo del vestido. Eso hace que me estremezca de pies a cabeza. 

Parpadeo. Abro la boca en un intento de pronunciar una palabra pero nada sale y la cierro abruptamente.

El vaso que sostengo se desliza entre mis dedos y cae al piso, haciéndose pedazos seguramente. Vislumbro a Jhulie por el rabillo del ojo. Al cabo de unos pasos más se detiene junto a mi.