Capítulo 8 | Andrew

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‹‹Andrew››

Estoy en mi departamento,  recargado junto a la puerta de mi habitación. Observo mi cama, por unos minutos. En donde estuvo ella. Rebecca. Me acerco y me siento en el borde. Tomo la sabana y la acerco a mi nariz. Para olerlo.

Maldita sea.

Y en cuestión de segundos. Tomo una almohada y lo lanzo contra la pared. Y con mi puño golpeo el colchón. Lo hago unas veces más de manera rápida. Descargando mi miedo, la frustración, el enojo, las inseguridades... Todo al mismo tiempo.

Mi respiración se agita. Así que me detengo.

El pecho me sube y baja, de manera violenta, a causa del movimiento brusco que hice hace unos segundos.

¿Qué es lo que me pasa?

¿Qué es lo que quiero?

¿Qué es lo que siento?

Me pasa, que ya estoy harto. Harto de esta mierda.

Quiero ya no sentirme así.

Y siento rabia. Frustración. Impotencia. Siento, siento...

Bajo de la cama, camino en la habitación de un lado a otro. Tiro de mi cabello con ambas manos en un gesto de frustración. Enojo. Me acerco a la pared, pongo las manos en él, y descanso mi frente en la fría pared.

Trato de relajarme pero, no lo consigo.

Al contrario, me deslizo contra la pared. Quedándome en el suelo.

Se me viene a la mente la primera noche que no pude dormir. Esa noche en que apareció el maldito y terrible dolor de cabeza. Esa noche sentí que me explotaba la cabeza. Lo sentí pesado. Sentí que me moría.  Esa noche grité, pataleé, lloré, lloré y lloré como nunca lo había hecho.

A las 2. A. M. Mi papá me estaba llevando al hospital. Y solo con la administración de medicamentos el dolor cesó y logré dormir. Dormí todo el día.

Pero desde esa noche mi vida cambió. Cambié de ser un niño de 12 años que reía, jugaba, se divertía con sus amigos. A uno, que se volvió solitario y silencioso.

Hasta que hace tres años traté de cambiar, en mi último año de preparatoria. Y fue un completo error. Pensar que podía ser un chico normal. Cuando no lo soy, ni podré serlo. Meghan me lo dejó muy en claro.

Me acuesto en la cama. Entrelazo mis manos detrás de mi nuca. E invoco a Rebecca en mi mente, para que aparezca y me ayude a alejar esta inseguridad que abunda en mí, estos momentos.

Este sentimiento de miedo a ser rechazado nuevamente.

Que ella misma ha provocado. No de manera intencional, pero lo ha hecho. Pensar que ella también pueda rechazarme me hacer sentir un miserable idiota, que no puede ser querido o amado ni un poco. Pero también es ella, la que me ayuda a calmarme. Al pensar que ella pueda quererme tal y como soy, nace una pequeña esperanza en mi.

Soy un patético. Lo sé.

Recuerdo la primera vez que la vi, cuando la llevé a su departamento. Cuando fuimos a la cafetería del bosque. Cuando la tenía en mis brazos, justo aquí, en mi cama. Cuando desayunamos y, cuando se fue.

Quiero hablar con ella, busco mi teléfono celular en el buró, pero al tenerlo en mis manos recuerdo que no tengo su número.

¿Cómo no se me ocurrió pedírselo?

Minutos después.

Marco el número de Nick. Pero no me contesta. Me manda directo al buzón.

Maldita sea.

NO ME DEJES IR © COMPLETA✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora