Capítulo 39 | Andrew

956 79 30
                                    

‹‹Andrew››

Tres años después.

Observo una última vez la cama antes de abrir la puerta, y segundos después descender por la escalera, con pies descalzos, pantalón de pijama, una playera desgastada. El cabello largo,  demasiado, que me llega hasta el cuello y no recuerdo cuándo fue la última vez que me lo corté, y la barba que llevó días sin afeitarla.

Finalmente cuando llego, que siento que fueron cómo diez con quince minutos de camino, abro la puerta.

—Hola, Andrew —habla mi papá. Me doy la vuelta y camino hacia el interior, él me sigue después de cerrar la puerta—. Me gustaría preguntarte, ¿cómo estás? Y que me respondas ‹‹Estoy bien, papá››.

Entro en la cocina y me dirijo hasta la barra de desayuno, sentándome detrás de ella. Me sirvo un poco de café. Le ofrezco a papá, él asiente y también le sirvo. Después de un "gracias" de parte de él. Le doy un sorbo al mío.

—Sabes que no estoy bien, se nota que no estoy nada bien. Así que ahórrate esa pregunta para alguien más. Y espera esa respuesta de alguien que no sea yo —sin pretenderlo sueno exasperado. Y me arrepiento al instante. Pero tampoco me disculpo.

—¿Sabes? Me gustaría hacer algo... Ayudar… si al menos hubiese algo que se pueda hacer.

—A mi también, papá. Pero desgraciadamente no hay nada que se pueda hacer… 

De nuevo el timbre de la puerta suena. Pero estoy sin ánimos para levantarme. Supongo que mi papá lo nota, ya que se ofrece para ir a abrirla.

Y un par de minutos después de haber escuchado voces. Jhulie aparece por la puerta de la cocina. Seguida de mi papá.

—Hola. Voy a subir a tu habitación —avisa.

Le doy un asentimiento leve—: Esta bien.

—¿Viene todos los días? —pregunta mi papá, después de que Jhulie salió de la cocina.

—Casi.

—Es buena chica —dice él.

—Sí que lo es —concuerdo.

—¿Ha sido de gran ayuda? —pregunta.

—Mucho.

—¿Aun no piensas regresar a  trabajar? —pregunta después de minutos de silencio.

—No pienso dejarla sola —Le doy otro sorbo más al café.

—Puedes contratar a alguien más —sugiere.

—No —niego rápidamente con la cabeza—. ¡Prefiero ser yo!

—Esta bien —alza las manos—. Yo no dije nada.

Después de hablar de algunas cosas más relacionadas al trabajo, bueno de ponerme al tanto de como van la editorial, el hotel y el bar. Mi papá se va.

Puede que él tenga razón, debería de regresar a trabajar, pero mientras él se encarga de todo y aunque él no lo hiciese, siempre puedo contratar a alguien más para eso. Pero la cuestión, es que no quiero regresar a trabajar. No tengo ánimos para hacerlo.

No quiero dejarla sola y perderme el momento de verla despertar, sí, aún tengo la esperanza de que algún día, no muy lejano, despierte.

Pero esa misma esperanza también se está desvaneciendo poco a poco.

Decido ir a mi habitación y toco la puerta al detenerme en frente de ella.

—Pasa —dice Jhulie—. Ya terminé —dice con una sonrisa en el rostro, orgullosa de lo que hizo. Me da una mirada rápida para volver a posarla en ella—. Está hermosa.

Sí, sin duda está hermosa. Y pareciera como si sólo está dormida.

—Sí, Rebecca siempre está hermosa.

—¿Y tú? Deberías de cortarte el cabello y rasurarte esa barba —me dice—. Vas a espantar a Becca cuando te vea con ese aspecto de vagabundo —Le doy una ligera sonrisa de lado por su comentario—. Bueno, yo ya me voy. Creo que Nick me está esperando —dice, después de checar la hora en su reloj—, ¿necesitas algo más?

—No, ve tranquila.

—¿Seguro?

—Sí.

—Vale. Cualquier cosa me llamas.

Le doy un asentimiento más y sale de mi habitación dejándome solo con Rebecca. Me acerco al borde de la cama. Sentándome en ella. Toco la mejilla de Rebecca con mis nudillos. Observo la trenza que le hizo Jhulie. Y el ligero brillo de labial, y la noto un poco maquillada.

Hace tres años cuando estaba apunto de desactivarla, me arrepentí a último momento. Corrí hacia ella para pedirle perdón por lo que estuve apunto de hacer.

Luego de unos minutos, salí de la habitación, encontrándome con la señora Luisa apunto de entrar. Apenas me vio, me pidió por favor, que no haya desactivado a su hija. 

Al decirle que no. Su gesto horrorizado, preocupado, cambió a una tranquila, aliviada. Y me dijo un "gracias" y me abrazó. Yo le devolví el abrazo.

Los demás también llegaron y les dije que no pude hacerlo, que no tuve el valor.

Ellos no me reprocharon nada, al contrario, me dijeron que fue la mejor decisión. Y después de eso, la saqué del hospital y decidí traerla aquí y cuidarla yo mismo.

Los papá de Rebecca se mudaron a unas cuadras de aquí. La señora Luisa viene todos los días a ver a su hija. El señor Antonio y Gabo vienen pero no todos los días por asuntos de trabajo.

—Amor, ¿te acuerdas cuándo fuimos a comer al restaurante, nos estábamos besando y después nos dimos cuenta de que una niña nos miraba con cara de asco? —la observo, pero no puede siquiera mirarme o decir nada. No te escucha, dice una voz en mi cabeza—. Te amo —murmuro con el gesto triste.

Y pido que escuche eso, por favor.

———

¡Holi!

¡¡No la desconectó!!

¿Creen que despierte? 😕 :(

¡Pude actualizar! Tenía pensado hacerlo la otra semana, pero  aménme, que ya hay nuevo cap! 😉😂😂😅









NO ME DEJES IR © COMPLETA✅Where stories live. Discover now