Capítulo 10 | Andrew

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‹‹Andrew››

Termino de ducharme. Tomo una toalla para envolverlo en mi cintura. Salgo de la pequeña estancia.

Busco mi bóxer en los cajones, pero no los encuentro y me distraigo cuando en mi mente aparecen imágenes del miércoles. La sonrisa aparece en mi rostro; cuando recuerdo que de la nada Rebecca se empezó a reír. Estábamos comiendo helados. La gente alrededor nuestra, se nos quedo viendo de manera rara. Pero ella no paraba de reír. Su risa fue contagiosa y también empecé a reírme. Claro que finalmente me dijo que se estaba riendo de mí. Porque me había manchado con el helado en la parte superior del labio. Me dijo que era mi bigote color chocolate.

Hago una negativa con la cabeza. Aún con la sonrisa en mi rostro.

Pero, entonces, el recuerdo de yo diciéndole nuevamente que me gusta, aparece en mi mente. Y con ello, Rebecca diciéndome que le gusto. Y le sigue el "no creo estar lista". 

En ese instante, cuando me dijo eso, lo primero que se vino a la mente. Era que no debería de insistir, porque no tengo una oportunidad con ella. No está lista. Y si supiera que yo tengo una enfermedad. Seguramente no querrá verme.

Lo que si me pareció raro fue su manera de pedirme a que no insistiera en preguntar que, qué era lo que le pasaba. Y haberla escuchado hablar de esa manera me hizo sentir mal. No pude contenerme y la abracé.

Ahora que he salido con ella un par de veces, me he dado cuenta de que aparte de ser hermosa, es divertida, aunque veces suele ser callada. Pero salir a caminar, cenar, conversar con ella me ha hecho olvidarme por un rato de la oficina. También de alguna manera, me ha hecho conocer y hacer cosas nuevas. Por ejemplo: que yo nunca había salido a cenar, y mucho menos había invitado a alguien a cenar conmigo. Y ahora lo hice con ella.

Estar con ella me hace olvidar de lo jodido que estoy. Hasta me siento bien. Estoy bien estando con Rebecca. Ella me hace sentir bien.

No sé cómo manejar esto que siento… nunca me había sentido de esta manera… joder creo que me estoy enamorando de ella.

¿Rebecca, por qué te tenías que aparecer en mi vida y hacerme sentir esto?

¡Mierda, estoy enamorándome de Rebecca! 

Minutos más tarde.

Aun no logro conciliar el sueño. Como siempre. No sé por qué me sorprendo.

Sin darme cuenta ya estoy marcando al número de Rebecca. Miro la hora: 11: 54. P. M. Ya es tarde, seguramente ya está durmiendo. Pero antes de que me pueda arrepentir, el celular ya está timbrando.

—Hola —contesta, Rebecca. Pero noto el tono de su voz.

—Hola, Rebecca, ¿Cómo estás? —le pregunto, recostándome en la cama.

—Bien.

—¿Segura? Te noto… ¿rara? —cuestiono frunciendo el ceño.

—Sí… —hace una risilla—, sí, supongo que también lo soy.

—Vale, entonces, eres la primera chica rara que conozco —digo. Al tiempo que se me alzan las comisuras en una sonrisa.

—¿Es un halago?

—Supongo…

Se hace el silencio. Lo único que oigo es su respiración a través de la línea.

—¿Y, qué haces? —en realidad no sé qué decir. Y me río. De mi propia pregunta estúpida.

—Pues, hablar con alguien —dice, después de haberse reído también de mi comentario.

NO ME DEJES IR © COMPLETA✅Where stories live. Discover now