Capítulo 30 | Andrew

1.1K 80 20
                                    


‹‹Andrew››

Siento algo pesado encima de mí. Trato de moverme, pero no puedo.

En un movimiento por acomodarme mejor, siento como mi mano choca contra algo duro. 

Es entonces, que ese algo pesado desparece. Hago un intento de abrir los ojos abruptamente, pero solo consigo cerrarlos rápidamente a causa de la luz, parpadeo un par de veces, hasta que finalmente, logro enfocar bien la vista en un punto fijo, giro el rostro hacia la izquierda al percatarme de que hay una ventana con la cortina abierta. Frunzo el ceño, porque sé que ésta no es mi habitación.

—Andrew, despertaste. ¿Cómo te sientes? —giro el rostro hacia el otro lado y, la veo. ¿Rebecca? ¿que hace aquí? Vuelvo a observar toda la habitación, ¿en dónde estoy?— Andrew, dime ¿cómo te sientes? ¿Quieres que llame al doctor?

¿Dijo doctor? ¿Qué me pasó? Pero en lugar de saber qué fue lo que me pasó, le cuestiono su presencia.

—¿Qué haces aquí? —inquiero, molesto.

—T-tu papá me llamó —explica—. Thomas me dijo que no reaccionabas, ¿cómo se te ocurrió beber alcohol si sabes que no debes hacerlo porque tomas píldoras? Me preocupé muchísimo por ti, por eso vine —trata de tocarme la mejilla, pero yo alejo el rostro de su toque.

—Ya puedes irte —le digo sin mirarla—. No tienes nada que hacer aquí.

—Andrew —se inclina y desvío la vista hacia la pared—, Andrew, ¡mírame! —me toma del rostro.

Pero yo tomo sus muñecas para que me suelte.

—Que te vayas, ¿Acaso no entiendes que no te quiero ver?

Tener su rostro cerca, me deja ver que tiene el semblante mal, cómo si no hubiese dormido en toda la noche. ¿No pudo hacerlo? Siento una preocupación, pero no le preguntó y hago como que no me importa. 

Sus ojos están llenos de lágrimas, y se deslizan por sus mejillas. Siento una opresión en el pecho, al verla llorar. Pero ella se buscó todo.

—Amor… —murmura.

—Rebecca, vete —Ella solloza—, déjame solo.

—Por favor, Andrew, ¡escúchame!

—¿Qué es lo que tengo que escuchar? —bramo—. No quiero, ¿sabes? Ya me harté de escuchar tus mentiras!

—¡No lo son!

—Te creí diferente, pero eres como todas las demás.

—¡Basta, Andrew! Eso no es verdad.

—¡Vete, carajo! Vete… —la suelto.

Aun con lágrimas en los ojos, Rebecca se aleja unos pasos, y desvío la vista de ella.

Y finalmente abandona la habitación, sollozando.

—¡Maldita sea! —grito, golpeando la camilla.

La decepción hacia Rebecca vuelve. Nuevamente, los recuerdos me inundan.

¡No quiero llorar! ¡Joder!

Pero es inevitable no hacerlo, cuando la amo demasiado y todo esto me afecta en lo más profundo.

Pero un par de minutos después, mi papá aparece en la habitación.

—Hijo, ¿estas bien?

—¡No, no lo estoy!

—¿Quieres que llame al doctor?

NO ME DEJES IR © COMPLETA✅Where stories live. Discover now