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Lunes, ocho de la mañana. El cielo de la ciudad de México está ligeramente despejado y el calor de los rayos del sol comienza a sentirse.

Después de dejar a su hija en el colegio, Santiago se dirige a la clínica para iniciar una semana más de trabajo.

Al llegar a su clínica, la cual está impecable como siempre, Santiago saluda con alegría a Hortensia, su secretaria:

-Hortensia, ¡buenos días! -exclama sonriendo.
-¡Buenos días, doctor! ¿Qué tal el fin de semana? -responde gentilmente ella.
-¡Muy bien, gracias! ¿Tengo pendientes? -pregunta él.
-No, doctor, ninguno. Sólo que hoy viene el primer paciente de los que le mandó el doctor Fuentes... por cierto, me parece que es una chica. Comenta la secretaria
-Ok. ¡Me parece perfecto! ¿Algo más? -dice Santiago.
-No, doctor, es todo -responde Hortensia.
-Ok. ¿Ya llegó Alex? -pregunta él, sirviéndose un café.
-Sí, está en su consultorio -le indica la señorita.
-Ok. Cuando llegue el primer paciente me avisas -ordena y se retira el médico.

Santiago entra a su consultorio, abre las cortinas y ventanas para que el lugar se ventile y entre un poco de luz. Después se pone su bata blanca y se sienta en su escritorio para empezar a revisar los expedientes de las personas que atenderá ese día.

Mientras tanto... Mariela se encuentra en su casa arreglándose con la ayuda de su hermana Cecy.

-Ay, Maya, yo no sé por qué el doctor Fuentes se fue a vivir a otro lado -dice Cecy, mientras ayuda a vestir a su hermana.
-Ay, yo tampoco, pero pues ni modo... pero, la verdad, Fuentes es muy buen médico -responde Mariela.
-Pues sí, pero, según nos dijo, el doctor que nos recomendó también es muy bueno. Ya ves que a cada rato sale en las revistas y hablan maravillas de él -comenta Cecilia.
-¿Maravillas? ¡No me hagas reír! Lo que dicen esas revistas es que ese doctor es un mujeriego, ¡y que todos los días sale con una vieja diferente! ... Bueno... Aunque también he leído que es un gran médico -exclama incrédulamente Maya.
-Bueno y si es mujeriego, ¿a ti qué? -cuestiona la Morena.
-¿Qué de qué? ¡A mí me da igual! Nada más te estoy diciendo lo que dicen las revistas de él -asegura la joven escritora.
-Si tú lo dices... bueno ya, vamos abajo a desayunar... -indica la hermana mayor.

Cecy ayuda a su hermana a dirigirse al elevador que instalaron en la casa para que Maya se desplazara con mayor facilidad en su silla de ruedas.

Luego acomoda a Maya en el desayunador que se encuentra en el jardín, pues a la familia le encanta desayunar al aire libre para poder disfrutar la belleza de la naturaleza.

Mientras tanto, su madre sirve el desayuno.

-Buenos días, hija, ¿cómo amaneciste? -Sara saluda a Maya.
-Bien, má, ¿y tú? -contesta sonriendo Mayita.
-Bien, mi amor... ¿Lista para ver al nuevo médico? -pregunta la madre.
-Sí -responde la joven.
-Uy, má, ¡está más que lista! ¡Ya hasta se sabe toda la historia
del doctor!... ¿Verdad? -dice Cecy, molestando a su hermana.
-Ay nada que ver, Cecilia -aclara de inmediato la escritora.
-Bueno, ya desayunen que se hace tarde -les ordena la mamá.

Sara ayuda a su hija a tomar los alimentos, ya que Maya no puede hacerlo sola.

Después Cecilia y Maya salen de su casa para ir a la clínica y tener la primera consulta con el nuevo ortopedista que el doctor Fuentes les recomendó: Santiago López Carmona.

Y es que, a pesar de que el problema que presenta Mariela en su cuerpo es irreversible, está siendo constantemente atendida por médicos para evitar que por el poco movimiento que tiene sus huesos y músculos pierdan la movilidad que han tenido durante estos años.

Aunque a veces llega un momento en que Mariela se harta de ver y escuchar a tantos médicos; pues ella sabe perfectamente que ningún médico y ningún tratamiento podrá hacer que deje de tener esa discapacidad.


 "El sueño de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora